México
profundo
Por Raúl Hernández Viveros
En la lucha por
Hay que destacar, por
ejemplo los consecutivos motivos: “Desde el feliz momento en que la valerosa
nación americana tomó las armas para sacudir el pesado yugo que por espacio de
tres siglos la tenía oprimida, uno de sus principales objetos fue exterminar
tantas gabelas con que no podía adelantar su fortuna; mas como en las críticas
circunstancias del día no se pueden dictar las providencias adecuadas a aquel
fin, por la necesidad de reales que tiene el reino para los costos de la
guerra, se atiende por ahora a poner remedio en lo más urgente por las
declaraciones siguientes:
“Que todos los dueños de
esclavos deberán darles la libertad, dentro del término de diez días, so pena
de muerte, la que se le aplicará por trasgresión de este artículo. Que cese
para lo sucesivo la contribución de tributos respecto de las castas que lo
pagaban y toda exacción que a los indios se les exija.” La convocatoria y el
mandato hacia las autoridades: “Por el presente, mando a los jueces y justicias
del distrito de esta capital que inmediatamente… se entreguen a los referidos
naturales las tierras para su cultivo, sin que para lo sucesivo puedan
arrendarse, pues es mi voluntad que su goce sea únicamente de los naturales en
sus respectivos pueblos”.
El
origen principal de la guerra de Independencia estuvo centrado en el asunto de
las tierras, que estudió Lucio Mendieta y Núñez.[1]
“Los indios y las castas consideraban a los españoles como la causa de su
miseria; por eso la guerra de Independencia encontró en la población rural su
mayor contingente; esa guerra fue hecha por los indios
labriegos, guerra de odio en la que lucharon dos elementos: el de españoles
opresores y el indios oprimidos”.
Octavio Paz confirmó que: “Nuestra Revolución de Independencia es
menos brillante, menos rica en ideas y frases universales y más determinada por
las circunstancias locales. Nuestros caudillos, sacerdotes humildes y oscuros
capitanes, no tienen una noción tan clara de su obra. En cambio, poseen un sentido más profundo de
la realidad y escuchan mejor lo que, a media voz y en cifra, les dice el
pueblo”.[2]
Esta deliberación fue cimentada por las ideas sobre la abolición de la esclavitud y del tributo, y
lo más valioso la restitución de las tierras a los indios, como máximas
exigencias de Miguel Hidalgo y Costilla.
Con la aparición de la
novela Los pasos de López, [3] de Jorge Ibargüengoitia, se logró
recrear en forma extraordinaria y fascinante la figura de Miguel Hidalgo y
Costilla. Se trató de abrir el rico
manejo de la ironía, a través del protagonista, de esta pieza narrativa. Es
decir, volver a escribir la historia, desde el punto de vista de un escritor
contemporáneo nuestro. Con la figura del padre Periñón, el cual representó al
cura Hidalgo, quien por causas del destino encabezó la independencia
independiente y los ideales de una nación soberana, en manos de los criollos.
Este término fue
utilizado en el pasado colonial bajo
En la historia de México:
la muchedumbre, populacho, los bárbaros, los salvajes, los pelados, o los de
abajo correspondía a los grupos étnicos, que continúan marginados y sometidos
al abandono social en sus zonas de refugio. Jorge Ibargüengoitia inventó al
personaje de Matías Chandón, quien apareció en Cañada, actualmente Morelia, en
el lugar de origen del autor. Llegó con la finalidad de hacerse de la plaza de
teniente de artilleros. De inmediato se involucró con los miembros de
Matías Chandón obtuvo la
plaza de teniente de artilleros, y casi sin pensarlo ingresó a la conspiración.
Al mismo tiempo que se transformó en un
admirador y enamorado de Carmen, la corregidora; pudo advertir el papel de la
traición en varios participantes; una de las características del ser mexicano,
puede advertirse en la crónica de traiciones y asesinatos entre la clase
política.
Matías Chandón también
fue testigo del levantamiento de armas en el estado de Plan de Abajo, en lo que es Guanajuato. Todas estas acciones
fueron, casualmente, dirigidas por el padre Periñón, con la toma de Cuévano, ciudad de Guanajuato. Hasta
el arresto de Periñón y los demás jefes de la insurrección. La desobediencia
mezclada con la deslealtad, mantuvieron la actitud de cambiar para desconfiar
de los poderosos y repudiar la impunidad de los políticos.
De esta manera, y en forma
sarcástica, Jorge Ibargüengoitia narró este episodio nacional mexicano que
marcó definitivamente el nacimiento y el rumbo de una nación. Aunque la versión oficial se permitió ofrecer
datos institucionales sobre el cura Hidalgo, considerado como el padre de la
patria mexicana, quien inició la lucha por la independencia. Hombre muy culto y
profundo conocedor de las ideas de
Para
José Emilio Pacheco: “El pecado original de la independencia mexicana fue que
los criollos consumaron la revolución política por medio a la revolución
social. No hicieron la ruptura para obtener la libertad de las mayorías sino
para conservar sus privilegios aristocráticos. La precaria coalición entre
mestizos insurgentes y criollos realistas no tardó en polarizarse en la lucha
de liberales y conservadores que se tradujo en medio siglo de guerra civil,
invasiones extranjeras, despojos territoriales, miseria y anarquía”[4].
Bajo dicho escenario
político y social, el cura Hidalgo experto en las artes culinarias y valioso
catador, enseñó a los naturales, nativos y originarios de estas tierras, a
cultivar viñedos, criar abejas y dirigir pequeñas industrias, lo que le valió
el apoyo incondicional de sus feligreses. En 1809 Hidalgo se unió a una de esas
sociedades secretas, formada en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso
para gobernar el Virreinato de Nueva España en nombre del rey Fernando VII, que
en ese momento se encontraba preso de Napoleón, y en último caso lograr
Los conjurados planearon
alzarse en armas contra el virrey de Nueva España el primero de octubre de
1810, pero fueron descubiertos a mediados de septiembre. Hidalgo y otros conspiradores se protegieron gracias al
aviso de Josefa Ortiz de Domínguez y se trasladaron a Querétaro, donde Hidalgo
se reunió con Ignacio Allende. El 16 de septiembre de 1810, Hidalgo enarboló un
estandarte con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México, en
el que se podía leer: "Viva la religión. Viva nuestra madre Santísima de
Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva
Roger Bartra señaló que:
“
“formóse esta imagen
santa de Guadalupe, a semejanza de los gentiles naturales de esta tierra;
dícelo su rostro que muerta un color apagado, moreno semejante al que tienen
ellos y púsose así mismo en su traje vistióse las ropas de su usanza para que viéndola los gentiles formada a su
semejanza y vestida a su traje, se enamorasen y convirtiesen”
Del mismo modo, Octavio Paz señaló que: “la
aparición de
Con lo cual inició la
revuelta; junto con Allende, y consiguieron reunir un ejército formado por más
de 40.000 miembros. El 21 de septiembre, el ejército de Hidalgo y Allende
capturó Celaya, por lo que Hidalgo fue nombrado capitán general del Ejército
Libertador e Ignacio Allende fue ascendido a teniente general. El obispo electo
de Michoacán publicó un edicto el 24 de septiembre en el que eran excomulgados
Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo.
En
una investigación que realizó
Dichas recomendaciones
permiten repetir las informaciones de Lucio Mendieta y Núñez: “La propiedad
eclesiástica favoreció también en gran parte la decadencia de la pequeña
propiedad agraria de los indios, por cuanto amortizaba fuertes capitales y
sustraía del comercio grandes extensiones de tierra. Además de los despojos de
que fueron víctimas, se deshicieron voluntariamente de muchas de sus
propiedades a favor de la iglesia mediante donaciones y testamentos. La iglesia
era, en
Después de tomar las
ciudades de Salamanca, Irapuato y Silao, hasta llegar a Guanajuato, el 17 de
noviembre Hidalgo se encaminó hacia Valladolid con siete mil hombres de
caballería y doscientos cuarenta infantes, todos mal armados, entrando el 26 en
Guadalajara, pero no logró llegar a la ciudad de México. En Guadalajara,
Hidalgo expidió una declaración de independencia y formó un gobierno
provisional; además decretó la abolición de la esclavitud, la supresión de los
tributos pagados por los indígenas a
El 11 de enero de 1811
fue derrotado cerca de Guadalajara por un contingente de soldados realistas.
Hidalgo huyó hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención de huir a
Estados Unidos para buscar apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio
Elizondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján el 21 de mayo de 1811.
Conducido a Chihuahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de guerra y condenado a
muerte. Lo degradaron como sacerdote y lo fusilaron en la mañana del 30 de
julio de 1811.
Su cabeza, junto con la
de Allende y otros insurgentes, se exhibió como castigo en la alhóndiga de
Granaditas de Guanajuato. El gobierno virreinal estaba convencido de que con la
muerte de los caudillos, fusilados en Chihuahua, acabaría el movimiento
insurgente, pero no fue así; con la ayuda del pueblo, Ignacio López Rayón,
lugarteniente de Hidalgo, retomó la lucha desde su refugio en Saltillo, al
tiempo que en el sur del virreinato se había producido la sublevación de José
María Morelos, seguidor de las ideas de Hidalgo. En 1821, el levantamiento
obtuvo sus frutos y México logró su independencia de España. Tras el
establecimiento de
La reflexión crítica
sobre
De tal modo, resulta
fundamental volver a la lectura de nuestros episodios históricos de la vida
nacional. Pero además, solicitar otra vez la recreación narrada por Jorge
Ibargüengoitia para comprender el verdadero papel de la improvisación, el
relajo y la ausencia de una visión de Estado. Dentro de esta simulación se
involucró el proyecto transformador que nunca aceptó la esencia y el
reconocimiento de las raíces profundas del ser mexicano.
Hasta nuestros días
continúa el enfrentamiento entre el México profundo y el México imaginario,
perfectamente estudiado por Guillermo Bonfil Batalla[9].
“Una característica sustantiva de toda sociedad colonial es que el grupo
invasor, que pertenece a una cultura
distinta de la de los pueblos sobre los que ejerce su dominio, afirma
ideológicamente su superioridad inmanente en todos los órdenes de la vida y, niega y excluye a la cultura de colonizado. La
descolonización de México fue incompleta: se obtuvo la independencia frente a
España, pero no se eliminó la estructura colonial interna…”[10]
Con la lucha de
Independencia brotaron las semillas del nacionalismo, que
impuso Hernán Cortés al crear la nación basada en la estructura del imperio
azteca. También con el cruzamiento de sangre con Malintzin. Se formalizaron las
fuentes religiosas desprendidas de la cosmogonía y los mitos prehispánicos
mezclados en la imagen de la virgen de Guadalupe, como imaginario símbolo de la
unidad que iluminó la esperanza de
aceptar una vida digna y el reconocimiento de los indios de México. Un ejemplo
magistral de esta simulación, fue cuando el ejército realista, fusiló varias
veces a los estandartes con el retrato venerado de la deidad morena.
Estos
sentimientos religiosos acompañaron las aspiraciones de cambios económicos y
sociales que pudieron sacar de la pobreza y miseria a la mayoría de las clases
bajas. La cual hizo a Hidalgo señalar que: “se me acusa de que niego la
existencia del Infierno”[11],
porque logró percibirlo realmente en la mayoría de los habitantes en
En aquel periodo de
[1] El problema agrario de México, Porrúa, México, 1971.
[2] El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México,
1964.
[3]
Océano, México, 1982.
[4] Antología del modernismo, 1884-1921, T. I, UNAM. México 1978.
[5] La jaula de la melancolía, Grijalbo, México,1972
[6] Posdata, Siglo XXI, México, 1970.
[7] Op. Cit.
[8] Op. Cit.
[9] México profundo, Grijalbo, México, 1989.
[10] Op. Cit.
[11] Zavala, Silvio, Apuntes de historia nacional (1808-1974),
SEP, México, 1981.
[12] Halperin Donghi Tulio, Historia contemporánea de América Latina,
Alianza Editorial, Madrid, 1976.
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