Raúl Hernández Viveros
Guillermo Landa nació en
1935, en Huatusco, Ver., y falleció el 31 de julio del presente año. Desempeñó
comisiones diplomáticas y culturales en varios países, como miembro del
Servicio Exterior de México. Sus libros fueron traducidos al polaco y serbio.
En Francia dio a conocer su obra “Cahier d’amour”, Editions Saint-Germain-des Prés, 1979. Su libro
“Dictados de amor a Praga” se dio a conocer en 2004 en una edición en francés y
castellano, con ilustraciones de Consuelo Landa y Leopoldo Vásquez, diseño de
la portada de Lucía Gómez Benet; con lo cual Guillermo Landa, en sus versos incisivos,
logró evocar a una de las más hermosas ciudades del mundo.
Hace varios años la revista Cultura de VeracruZ,
Nueva Época, le dedicó una recopilación crítica por su destacada
labor literaria, en donde se concentraron trabajos como: “Hispalia y Toledo en
Cuauhtochco”. Vale la pena recordar ahora su artículo sobre Ernesto Cardenal,
quien fue su amigo y colega. De igual manera, en aquellas páginas de la revista Cultura
de VeracruZ, se incluyeron comentarios sobre diversos libros de Guillermo
Landa. Entonces escribí acerca de la fuerza expresiva de su poemario Frutero
y yo. Miguel Ángel Echegaray estudió los aspectos estéticos del volumen Viar
de la poesía. También José Luis Martínez Suárez analizó la eficiencia
de lo invisible en su obra Dictados de amor a Praga, señaló a los lectores sobre que: “La
poesía de Guillermo Landa (jarocho y judio, como le llamaron en
Nicaragua, chino como lo descubrimos en Xalapa), es la búsqueda de la
revelación del más allá en lo aparentemente intranscendente; lo sobrenatural en
lo concreto de la experiencia cotidiana”.
También publicaron una breve muestra de la obra poética de
Guillermo Landa, destacando sus hermosos
versos de: “Evocación de Vasko Popa”, “Contra la poesía Light”, “Afuera está el
hambre”: “Para que no penetre por los ojos hipo/y nazca un tumorcillo en la
lengua del trasijado,/ mampeara celante frente la mesa del logrero/ entapuja
fingida moronga, mientras faisanes,/ jabatos y capones giran en el espetón”; y
“ Trofeo en la cabalgata”: “A carrera tendida las espuelas/con su moscarda
incitativa/hasta descepar el gallo”. Además sobresalió la profunda reflexión de
Guillermo Landa sobre sus “Vivencias quijotiles”, porque realizó un homenaje al
cuarto centenario de la aparición de “El ingenioso don Quijote de la Mancha”.
“Al concluir estas notas de regocijada recordación me dispongo a releer con
cierta nostalgia algunos capítulos de la milagrosa, por admirable, obra del
Príncipe de los Ingenios”, escribió el poeta huatusqueño.
En 2015, el Instituto Veracruzano de la Cultura,
con el respaldo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
(CONACULTA), realizó el homenaje al
escritor y poeta Guillermo Landa, con una presentación literaria y una charla
en la Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa.
Se presentó su libro Filanta.
Fue coeditado por el IVEC y CONACULTA como parte de
la colección Voladores. Filanta refiere a un poemario donde las palabras alcanzaron
libremente la transparencia, la esencia y la representación literaria. Como en
sus trabajos de creación anteriores, Guillermo Landa siempre buscó las alturas
barrocas con la sabiduría de la cultura helénica y árabe. El cierre del
homenaje fue dedicado a Cantata a las flores y a Johann Sebastián Bach. La
Orquesta Sinfónica de Xalapa, bajo la batuta de Lanfranco Marcelletti, dedicó
un concierto a Guillermo Landa, como un reconocimiento de la Universidad
Veracruzana.
Hasta este momento, todavía recuerdo los instantes
maravillosos de compartir la comida, el vino, y principalmente las
conversaciones inteligentes, alegres, e inolvidables los fines de semana en su
casa. También los momentos de admiración sobre su biblioteca; con su infinidad de libros de valor incalculable.
Sus lotes originales de pintura y esculturas de exponentes internacionales. La
colección de muebles antiguos, su piano en donde aprendió a tocar; y documentos
oficiales en agradecimiento a que su familia construyó la capilla que está
próxima al centro de Huatusco. Permanece en mis imágenes la histórica
construcción porfiriana, en donde Guillermo Landa colocó en el patio trasero
una fuente de agua transportada desde Francia. Allí pasamos muchas tardes
conversando de nuestros viajes europeos, y constantemente soñando en París,
Praga, Polonia, con la promesa de volver
a recorrer esos lugares, en donde dejamos una parte maravillosa de nuestras
vidas.
1 comentario:
Fui su amigo durante su estancia en Praga..Era un gran hombre..corazón y alma..Me entristece no haber podido conocerlo durante mucho tiempo..
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