Por Fernando Hernández Flores
Al caer un rayo tan cerca de la cabaña donde se encuentra el alquimista de avanzada edad y amplia sabiduría. La tierra se cimbra y el venerable abuelo voltea la mirada hacia la luz que se proyectó por tan impactante fenómeno natural, desde la ventana. Logra captar unos seres extraños que se mueven y caminan al quedar partido el frondoso árbol de higuera. La lechuza libera un canto estremecedor, es la hora de partir hacia el sueño eterno. Su corazón del alquimista se detiene y el alma se desprende del cuerpo, no se le permite que realice su mejor descubrimiento, en el cuál iba avanzando y por eso permanecía despierto por muy altas horas, cada noche.
Agosto de 2020
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