Edgar Armando Mestizo Porto.
Ellos viven en mundos paralelos. Él la ama
ciegamente, sin perder la poca razón que le queda; ella no sabe que lo ama, ni
tampoco que es amada, actúa por instinto.
Viven en un castillo que han creado, con los
desechos de un viejo vagón que sirviera de transporte en el pasado. Con
habitaciones frescas y ventiladas, a pesar del olor a miseria que se respira
diariamente; para ellos es el aroma de la vida, de cada día.
Sus aficiones son recolectar latas, cartón,
plástico, todo lo que pueda venderse en el local de Don Justo, un viejo y
bondadoso amigo.
No hay domingos, ni días festivos, solo día y
noche, sol o lluvia, frío o calor. Sus edades, inciertas. Ella luce más joven
que él. Hay quienes aseguran que ella es su hija, otros desmienten y dicen que
son hermanos y fueron abandonados por su padre, al conocer el incesto. Nadie
sabe, sólo ellos.
Él, gusta por andar siempre atento y ayudando,
buscando ganarse el sustento y así compartirlo con su compañera, su amiga, su
amante, su musa. Guarda celosamente en una cartera vieja, una foto, a la que
nadie muestra, pero que algunos han visto por casualidad y aseguran que es
ella, con un largo, fino y elegante vestido.
A ella le gusta jugar a esconderse. Apasionada por
las revistas de moda, le atemorizan las tormentas, y siempre recurre a los
brazos de él.
Como buen compañero, la protege de la lluvia, del
ruido, de los truenos, haciendo con sus manos un escudo. En las noches,
mutuamente velan su sueño; y en las más oscuras, suelen convertir esas dos
frías y perdidas almas en una fusión ardiente, donde no hay límites ni
restricciones, en donde las caricias, los besos, y el contacto más íntimo
fueran frases de enamoramiento, poemas perdidos y recuperados por aquellos
amantes prohibidos, amantes de la calle, amantes del olvido, amantes miserables
que los ha eructado la sociedad, quien los margina día a día.
Así, sus vidas, tan monótonas como extravagantes y
miserables.
Aquella mañana, él salió muy temprano para ir a
vender o intercambiar algunos objetos y conseguir alimento. Ella, como siempre,
aguardando en su mansión de ilusiones, de sueños llenos de inertes desechos que
la acompañan siempre.
Aburrida tomó una de esas viejas revistas de moda.
En sus páginas carcomidas y manchadas por paso del tiempo, encontró la imagen de
una novia, bella, glamurosa. Impresionada, sus ojos se llenaron de lágrimas
contenidas, ni una sola salió. Veía la foto de la modelo y se veía así misma
con sus ropas sucias, manchadas. Sus manos marchitas y delgadas se apretujaron
en su vientre.
Fuera de sí, buscó por todo el lugar; sacaba,
tiraba, rompía, mas nada encontró. Perdió de vista el pequeño reino que
compartía con su amado. Así, transcurrió todo el día y parte de la tarde.
Él, con paso firme y veloz, cruzando calles,
avenidas, saltando y sorteando los vehículos inclementes, llegó a casa. El
silencio era mayor que el acostumbrado. La luz de la improvisada alcoba
brillaba en toda esa oscuridad.
Con lentitud entró, y sabía que su amada estaría
esperándolo. Al verla desnuda, con esos senos firmes y caderas delineadas, a
pesar de que su blanca piel había desaparecido gracias a la suciedad y el poco
contacto con el agua, él sintió el deseo de poseerla y amarla como lo había
hecho en muchas ocasiones, pero hoy era distinto.
Ella, al verlo, recordó aquella noche donde juntos
bailaban y compartían una linda velada. Le ofreció la mano, y él amablemente la
tomó y bailaron.
Acercaron sus cabezas, y ella susurrándole al oído,
dijo: “Me he puesto el vestido más bello que tengo, espero te haya agradado”.
Entre lágrimas y un beso arrebatado, él, agregaba:
“El más bello e inigualable amada mía”.
Octubre 2015. Veracruz, Ver. México
4 comentarios:
El amor de los amantes... dónde no importa el cómo y dónde... sin tiempo y sin prisa, solo la prisa de amarse y entregarse... es bueno imaginarles...
Ese amor tan libre, tan fuera de cordura, tan intenso, tan lejos de los cánones sociales...pero más real, que muchos de los que se presumen en las redes sociales.
Así es... esos amantes y su entrega total.
Es imposible no poder imaginarlos y desear tener un amor así... Que maravilloso es la libertad en el amor y en todos los aspectos y ni hablar de la locura tan necesaria en esta vida necia que se esmera en hundirnos en una cruel y dura realidad... Me encantó la historia, excelente!!! La disfruté mucho.
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