Alberto Rafael León Ramos
albertoleon@crespf.com.mx
¿Cómo fue? No sé decirte cómo fue…
No sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré…[1]
-
Cuéntame ¿cómo es?, ¿qué hace?, ¿cómo se llama?
-
No la conozco más que tú, pero si le tengo que
llamar de una manera, para mí es…extraña contradicción.
Cuando dejas de buscar aparece. Cuando dejas fluir
sucede. Cuando esperas con calma llega sin pedir. La ley del Tao. Eso me pasa
con ella. Realmente la conozco hace pocos días, pero siento una atracción tan
fuerte que no sé cómo explicar.Le he
dicho que son “tres palabras”[2] las ansías mías.Incrédula
me pone a prueba de varias maneras. La veo estoicamente, me siento a esperarla,
mi mirada la contempla con ojos de principiante, la escucho atento y disfruto
del instante de su compañía.
-
¿Por qué te gusta tanto? ¿Es muy guapa? Me pregunta
el daemon[3] que vive conmigo.
Hay seres que te enamoran por otras cosas. Es
complicado de explicar ya que tenemos que entrar en terrenos metafísicos para
poder expresar lo que ella es. El punto es que ella tiene lo que antes no había
sentido, y cuando digo sentido, me
refiero a la parte más sutil de nuestro ser, aquello que nos anima, unos lo
llaman anima,espíritu o corazón. Yo le
llamo energeía como lo denominaban los griegos. Ella proyecta una energeía muy particular que sólo los metafísicos podemos sentir.
Su energeía es muy atípica porque solamente aquellas
sutantividades humanas que han expresado de manera prístina el eros autentico tienen la capacidad de
apreciar. Definir lo que sea ella se
complica más cuando la he denominado extraña
contradicción. Lo que hace mostración de su condición son numerosas cosas: lo primero es su energía vital, la suavidad
tropical que tiene al reír, la forma en que mira cuando se enoja ya que
destella como un relámpago, esa voz delicada que ordena a su antojo la cosa más
ínfima (a lo cual está acostumbrada), los singulares hoyuelos que se forman en
su rostro cuando habla o deja salir una sonrisa; lo que muestra una alegría
natural que ni ella misma quiere conocer, ese par de manos largas sabor canela
(demasiado extrañas para mí) con que agarra su teléfono; lo que demuestra que
es tierna como suave brisa al querer, esas orejas llanas que solamente exhiben
un par de aretes pequeños; que me dice que es atenta sólo con aquello que
realmente le importa dejando pasar de largo lo que no le hace feliz, su pequeña
mirada de niña; que pone de manifiesto la inocencia que aún tiene y que ha sido
vulnerada en más de una ocasión, esos lunares del rostro que se confunden entre
su piel morena (sabor canela también); que indican la grandiosa suerte de la
que es poseedora pero que hecha a menos, sus delgadas muñecasque necesitan ser tocadas
con delicadeza; lo que me avisa sólo de una fragilidad física porque en el alma
es un titán que no ha despertado, el cuello delgado (como una vasija egipcia)
el cual porta una discreta cadena que guarda secretos de memorias pasadas; que
me apunta a la ternura guardada por largo rato y justo ahí está la llave para
ser parte de ella, o su cabello negro; el cual espera la mano firme que la ame
intensamente, la estrecha cintura; que aguarda a los brazos que la rodeen para
levantarla por los aires, los delicados y coquetos pechos; que albergan secretos insondables que todavía
no ha descubierto.
Aunque las características que te menciono son
pequeños caminos para poder entender su energeía.
Los profanos solamente se pierden en ellos, ya que no entienden que hay más
allá de lo evidente. Es muy complicado explorar a una mujer como ella por una
sola vía, más cuando lo que proyecta es una energeía de extraña
contradicción.
-
¡El que es
extraño y contradictorio eres tú con esas explicaciones! (Vuelve a repetir mi
daemon)
Quizás sea extraño para ti porque eres la parte
racional de mi ser, pero para mí que soy la parte metafísica de éste cuerpo es muy
evidente. Sé perfectamente que ella no es sencilla, pero tampocoes tan complicada, sé también que no es fácil de querer pero
tampoco llega a ser lo más
inconmensurable, sé que sólo se dejará ver si
le muestras primero tu corazón.
-Entonces,
explícame ¿cómo le harás para conquistarla?
-
A ella nunca se le conquista, es libre. La única vía
es mostrarle (deixis dicen los griegos) que somos iguales. No físicos, sino etéreos
o como te dije antes ¡extrañas contradicciones que se han encontrado en éste
tiempo, en éste lugar y éste es nuestro
momento!
-
¿Esa es la fórmula?
-
La única y la más difícil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario