Juan Francisco Gaspar Velázco
|
La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por la transformación ideológica, social y por una crisis de los estados totalizadores, estos eran
aquellos que estaban fincados en la
imagen de un gobierno autoritario, en el cual
el dialogo, la confrontación no
eran aspectos presentes en sus agendas gubernamentales. Esa segunda mitad estuvo
caracterizada por una clase media que
empezó una movilización con el propósito de romper
con los esquemas tradicionalistas y despóticos que se habían vivido desde los inicios del
siglo XX. Estos clase medieros seguidores de una corriente denominada “la onda”
en donde ubicamos a Gustavo Sainz, Parménides García Saldaña, René Avilés
Fabila y por supuesto a José Agustín,
quienes influenciados por el rock and roll y la necesidad de crear una literatura distinta a la impuesta
en sus obras encontramos aspectos
interesantes como: la complicada vida de un adolescente, los problemas urbanos
de una sociedad, a decir de Carlos Monsiváis este movimiento estuvo inspirado
en el beat niks en donde aparecen Allen
Ginsberg, William Burroughs y Hunter
Thompson quienes en Estados Unidos junto con muchos otros jóvenes buscaban mezclar el rock, la literatura y la droga como una manifestación de rebeldía
ante la situación que estaban viviendo.
Un fenómeno bélico entre Vietnam y los Estados
Unidos será una nueva musa que inspira la rebeldía dado al hecho que una pequeña isla en Asia
contra un gigante que desde fin
de la primera guerra mundial se había
presentado como nueva potencia no pudo
vencer aquel territorio, representando esto uno de los peores fracasos para los
Estados Unidos, esto a su vez presentó manifestaciones dentro del territorio norteamericano ya que
por culpa de esa guerra absurda, Estados Unidos había perdido una generación.
En este escenario aparece el fenómeno de
la droga; los jóvenes de los 50 y 60 cuestionaban a los gobiernos
sobre la utilización de drogas en el ejercito, y por que se impedía a la
sociedad la utilización de esta, como
todo joven inquieto aquellas
generaciones optaron por la mariguana ya que esta
representaba una afrenta al totalitarismo. La revolución cubana que en enero de 1959 alcanza el triunfo
representó una nueva ilusión para la
izquierda latinoamericana, ya que frente a las costas de Estados Unidos se
había instaurado un gobierno socialista y esto hacia que Norteamérica perdiera la hegemonía. En este escenario las figuras, del Che Guevara y de Fidel
Castro son un referente importante
debido a que representan las
aspiraciones de una transformación mundial; es aquí donde se recuerda aquella expresión de Carlos Marx “tomemos el
cielo por asalto”.
Un evento que
representa uno de los movimientos de
mayor importancia para el mundo es la elección de Angelo Giuseppe Roncalli, alias Juan XXII,
quien fue papa desde 1958 hasta 1963, él
recuperará el pensamiento social
de la iglesia que se había venido presentando
desde el pontificado de León XIII quien en su encíclica titulada Rerum Novarum
había inclinado los ojos de la iglesia hacia la clase proletaria, diciendo que
estos eran la base fuerte de la iglesia, Juan XXIII continuando con
este pensamiento de 60 años atrás se encargó
de perfilar a la Iglesia hacia una nueva
imagen. Es en este periodo al que algunos historiadores lo denominan el
papado anárquico puesto que rompe con muchos dogmatismos y sobre todo con la ideología cerrada
que había mantenido la iglesia católica
desde el concilio de Trento. 1962 será un año de trascendental importancia para el mundo ya
que el papa convoca al concilio Vaticano Segundo, en la inauguración de este, Juan XXIII
con la frase en griego “Efeta Eclesia” que significa ábrete iglesia, con esta exhortación el papa
pedía en términos metafóricos que se abrieran las ventanas de la iglesia para que le llegaran aires nuevos y frescos. Todo el desarrollo
del concilio estuvo centrado en los debates sobre el quehacer social de la iglesia,
y el nuevo compromiso que tomaría la
institución con los desfavorecidos del mundo.
Ese fenómeno
provocó reacciones por todo el mundo, tanto en Europa, así como en todos
los continentes; en América Latina
cobró auge un movimiento de
sacerdotes obreros en Brasil, quienes a
ejemplo de Cristo querían sufrir como
sufren los trabajadores de las
industrias y desde allí evangelizar con
el ejemplo, por todas partes del orbe
aparecieron ministros
religiosos que inclinaron su trabajo pastoral para favorecer a aquellos que históricamente han sufrido la desgracia de la miseria,
aparecieron del mismo modo ministros que buscaban darle un nuevo rumbo a la iglesia,
incorporando nuevas teorías, una nueva organización tal es el caso del obispo
mexicano Sergio Méndez Arceo y el
sacerdote sociólogo Mariano Amaya Serrano.
Tras la muerte de Juan XXIII ocupó la mitra
papal Giovanio Battista Enrico Maria
Montini, apodado Pablo VI, quien continuará
con el camino emprendido por su antecesor y lo manifiesta en su encíclica Populorum Progessio, en la cual se exigía a las naciones desarrolladas que
por caridad cristiana apoyaran a las
hermanas naciones subdesarrolladas para que pudieran progresar, esto sin ninguna condición en la cual
se atentara contra la soberanía de los pueblos, este documento inmediatamente se propagó por el mundo y era una lectura
obligada de toda la gente de izquierda.
Estos aspectos provocaron que muchos
jóvenes emprendieran movimientos estudiantiles por todas partes del mundo
reclamando el derecho de autodeterminación
de todos los pueblos, el papa Pablo VI exhortó a la juventud a pensar, con la siguiente
frase “joven te invito a que pienses lo
que quieras, pero piensa”.
Lo anterior también provocó que muchos sacerdotes argumentando un compromiso de fe, tomaron la
vida armada para que de ese modo se
integrará el uno con el otro es decir el pastor con su pueblo, ya que el pastor no era ajeno al pueblo, sino que formaba
parte de este pueblo, es en este pensamiento
donde ubicamos al joven sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo,
quien hombro con hombre con su
feligresía lucharon por los
derechos que se les habían negado desde
hace muchos siglos, el asesinato de Camilo Torres en 1966 inspiró otros
movimientos en otros diversos que de igual manera estuvieron encabezados por curas, tal es el
caso del sacerdote Carlos Bonilla
Machorro quien desde su humilde
parroquia en la comunidad de Carlos A. Carrillo acompañó como dirigente tras la
captura de Roque Spinoso Foglia, fue él
quien continuó con el movimiento cañero veracruzano.
Aquellos años 60
representaron también una
inspiración, desde las conferencias en torno al concilio vaticano, una liberación
relacionada a la familia ya que
las reflexiones en cuanto al uso del anticonceptivo estuvieron presentes en aquellos debates eclesiásticos, del mismo
modo el aspecto referente al celibato sacerdotal fue punto de discusión en esos momentos. En ese escenario cobra
sentido el movimiento de teología de la
liberación ya que esta representaba una nueva interpretación bíblica y por
ende una reestructuración de la doctrina
de la iglesia.
Sobre la década
de los 50 y 60 hay mucho que decir, mucho que escribir y sobre todo
mucho que pensar; desgraciadamente
en nuestro paradigma mexicano
solo recordamos el 2 de octubre
del 68, el cual fue un evento triste, pero
también dejó muchos
beneficios aquel movimiento para los
mexicanos, las manifestaciones de los
60 no solo son tema para la sociedad
mexicana son también memoria e
historia de muchos países del
mundo, debido a que aquella sociedad tenían una máxima ambición:
la liberación, terminaré con una
frase que me dijo un maestro y que a su vez yo la quiero decir “juventud
que no se arriesga y sangre que no se
riega, no es sangre ni es juventud”
No hay comentarios:
Publicar un comentario