Por: Alberto R. León
Ramos
“La poesía no es de
quien la escribe,
Sino del que la
necesita”
Massimo Troisi.
Es un placer encontrarse en esta vida con personas con
quien se comparten gozos afines, y más si estos son: leer y escribir. La poesía
es “pan de los elegidos”, ya que
estos manjares nacen de aquellos seres humanos sensibles ante el mundo que les
acontece, es así que hoy estamos aquí para presentar un “pan recién hecho”,
Simbiosis, poesía animalizada; de la escritora Luz H. Olvera.
En este libro se pueden encontrar diversos tópicos: el más
obvio es el literario, ya que se presenta poesía en referencia a animales
realmente fantásticos como la Piriña, el
Nuborrego o el Graznizo. La poesía presentada en este novedoso libro es una
ventana al pensamiento, sentimiento y forma de captar la realidad que nos
acontece, y es pues que la autora nos expone un mirador el cual se disfruta de
sobremanera.
También se podrá encontrar al sumergirse en sus páginas
contenido visual a primera vista muy
sencillo, ¡llegados hasta aquí es momento de hacer un alto!, ya que es menester
analizar, y así lo recomiendo, con lupa cada parte del animal presentado, es
así que se encontrarán con gratas sorpresas, puesto que cada trazo, punto,
detalle, sombra y línea configura la génesis de estos seres en nuestro mundo
triste digitalizado; “la paciencia es un
árbol de raíz amarga, pero de frutos dulces”.
Otro contenido muy a la vista, son los neologismos. Se invita a leer con mucho cuidado cada hoja de este
libro, pues se podrá encontrar sentidos nuevos a palabras, animales y cosas de
uso tan común. Deseo mencionar que la poesía toma cualquier objeto, situación,
sentimiento o animal para hacer de ello su fuente de inspiración, y es conocido
que desde los anales de la historia los poetas han forjado textos a punto de
pesuña, rumiando palabras, maullando sentidos, rasgando las entrañas de la sintaxis
y ahora “animalizando la poesía”. ¡Déjense sorprender con esta forma de hacer
poesía!
Y también existe, a mi parecer, contenido filosófico en
este sucinto y sustancioso texto poético de la autora. El libro se divide en
cuatro partes donde se evoca a los elementos primordiales de la naturaleza:
agua, aire, fuego y tierra; ¿casualidad
o causalidad? A mi parecer, es causa, ya que la mente de Luz H. Olvera nos
presenta los principios básicos por los cuales el hombre empezó a filosofar en
la Grecia Antigua, y que hoy en la historia de la filosofía se les denomina
filósofos de la naturaleza; estos pensaban que el origen o arjé de las
cosas se debían a principios simples como el aire, el fuego, los números o los
átomos.
En ese sentido, se puede recordar a Tales de Mileto quien
afirmaba al agua como ese origen u arjé de las cosas, mientras
Anaxímenes tomaba al aire como el arjé
u origen de todo el mundo, en ese
mismo filosofar estaba Anaximandro quien habla de un “apeirón” que se puede traducir como lo indefinido y Pitágoras
sentenciaba que los números eran el principio
de todas las cosas conocidas. Es por tanto, que en mi lectura de este libro de
poesía encuentro estas referencias al filosofar de aquellos griegos. Y por
analogía, Luz H. Olvera también está poetizando y filosofando con estos
elementos.
A parecer, sentir y reflexionar en su libro se encuentran
estos y otros tesoros ocultos. La tarea que le será encomendada al lector será
descubrir estos otros tantos, porque estoy seguro del raudal de tópicos en
espera de ser encontrados y disfrutados por los amantes de los libros. Quiero
terminar con palabras de la autora: “con este cuerpo nuborregado / me desplazo
lento…/ perderá la cabeza inequívocamente/ para entrar en la meditación/ en las
entrañas del vasto universo/ no digo nada / no soy juez/ soy solo un observador/
(e este break obligado)/” (Olvera:2021)
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