martes, 8 de marzo de 2022

La montaña rusa literaria de “Historias que beben agua”

 

Alberto Rafael León Ramos

“Historias que beben agua” es un libro que se disfruta bebiendo café, té o cualquier otra bebida espirituosa; al menos así me pasó. En cada parte del texto asoman vivencias, pensamientos, ocurrencias y la propia cosmovisión  del autor, el cual lejos de repetir viejas fórmulas aplica al lector una montaña rusa literaria, puesto que de pronto te sube hasta  las nubes con relatos largos, llenos de imaginación, descripciones fantásticas o situaciones oníricas para después bajar de súbito con sucintos textos, entre la ficción, lo jocoso o la irreverencia.  Y nuevamente subirte la presión literaria con relatos largos en donde esbozas una sonrisa. Aunque esta forma de proseguir tiene sus deleites, ya que se te ofrece un respiro, tanto para la mente como para rellenar tu bebida.

Cuando nace un hijo la alegría que aparece es inmensa, y de igual forma cuando un libro es publicado. Es así, que un libro es como un hijo, aunque al libro se le podría denominar un “hijo textual”, si se me permite  la expresión.  Hoy, estamos aquí para presentar y comentar el  hijo textual del autor Manuel Gámez Fernández, quien tiene el gran placer de ver plasmada en su obra numerosos días, noches, tardes, minutos y horas dando como resultado  un texto el cual es deleite para la mente lectora.

Este “hijo textual” nos presenta diferentes relatos, como ya se dijo, unos cortos y otros largos, pero todos llenos de ingenio.   Para no arruinar el momento a los curiosos, que como nosotros, ya quieren tener en sus manos el libro, solamente daré unas pistas de lo que podrán encontrar. Es así, que si un día van caminando por la calle y se encuentran a un “niño que se creía Dios” no se asusten, y abran bien los ojos porque en ese momento se pondrá a prueba su verdadera fe o quizás su cordura.   De igual forma, recomiendo si un día tienes un libro, folleto, periódico o cualquier texto en la mano, se tenga  paciencia para descifrar y comprender su  contenido, para no tener los malos entendidos como con “la mantarraya estaba pariendo”. 

Y si un día, entras en modo filosófico tendrás que poner atención a tus pensamientos o quizás la verdad esté más cerca de lo que imaginas, porque “todas las cosas necesitan de su opuesto para poder revelarse” cuando “la verdad vino con la lluvia”. O si otro día te pones algo esquizofrénico  ten cuidado de no echar a volar mucho tu “imaginación” y si por razones no comprendidas te llega el “rompimiento” con ese amor de juventud, no te pongas triste ni mucho menos te pongas en modo “suicida fracasado”.

Si llegados hasta aquí, todavía tienes curiosidad por seguir en esta montaña rusa literaria que nos presenta Gámez  Fernández, tendrás oportunidad de encontrarte con esas “microhistorias” entre la “lucha de egos”,  “la bruma” o aquella “mariposa enferma de amarillo”, a unos minutos para  llegar al final del libro se presentan “historias para esbozar una sonrisa”, textos largos que te van enseñando el camino al precipicio de la última hoja, en donde no hay retorno, aunque en este caso, si lo hay, pues para volver a subirse a esta montaña rusa literaria solamente  se necesita una cosa: rellenar el café, té o bebida espirituosa, sentarse cómodamente y abrir el libro en la primera hoja nuevamente.

A todos los que nos escuchan, tengan en cuenta que este libro si es para cardiacos, porque al ingresar a esta montaña rusa literaria encontraran de todo como en botica, y estoy seguro que les pasará. Invitados a leer “Historias que beben agua.”

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Donde puedo adquirir el libro