Durante periodos breves descubrí su inmenso deseo por dejar huellas en la arena
existencial. Fueron encuentros con una persona empeñada en la experiencia de la
creatividad. Es suficiente con distinguir sus obras arquitectónicas. Permanezco
aferrado a su empatía por los instantes maravillosos de escucharlo cantar, de
memoria, cientos de tangos, y observarlo en su pasión por realizar sus
acuarelas. Enrique Murillo Pérez sigue presente con sus expresiones artísticas
y bohemias: “Volver con la frente marchita / Las nieves del tiempo platearon mi
sien / Sentir que es un soplo la vida…”
Raùl
Hernández Viveros
No hay comentarios:
Publicar un comentario