lunes, 29 de junio de 2020

¿Un mundo al revés?

                         
                             Marco Antonio Figueroa Quinto*                                                                     
                                  "Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa" Demócrito.              La comunicación se ha convertido en el medio más importante de supervivencia y entendimiento para todo ser humano. Influyendo actualmente en todos los aspectos de la vida humana, transformando la empresa moderna, la sociedad, los sistemas de organización, transporte, educación, defensa, proporcionando dominio y capacidad de crear herramientas para llegar a lograr metas deseadas. Hoy que parece que el mundo está al revés en nuestro país y nos están conduciendo por caminos difícil de ser entendidos por la razón, el buen juicio y el sentido común; del que será muy difícil de salir, por ello hago esta reflexión en voz alta.  Hace años advertía que los medios de comunicación estaban influenciando a las nuevas generaciones por caminos abruptos, muy difíciles de regresar. Las ocho columnas y programas estelares de cualquier medio eran destinadas a los nefastos políticos y a peligrosos delincuentes de nuestra sociedad, práctica que sigue siendo una constante. Programas como “La reina del sur”, “El señor de los cielos” y todo lo que tiene que ver con la delincuencia organizada, ocasional, de odio y los mafiosos de cuello blanco son la nota del día. Según lo justifican “es lo que vende, lo que la gente desea ver”, sin que haya autoridad alguna que pare esta andanada que no solo enferma la mente de las nuevas generaciones, sino lo más grave, su corazón. Recuerdo que a Jhon Jairo Velásquez, alias 'Popeye', sicario de Pablo Escobar Gaviria le dedicó la televisora comercial dos programas para una entrevista, donde el valor supremo que manifestó el delincuente fue crimen, violencia e irracionalidad. De igual manera hace unos días en un poblado cercano recordé cuando los jóvenes de aquella época veían a los capos del narcotráfico como auténticos héroes dignos de ser emulados y que hoy nuestras autoridades los ven como “chicos malcriados” que deberían recibir reprimenda de sus padres con unas nalgadas. Todos sabemos que haya o no pandemia, desastres, conflictos o cualquier circunstancia, el ser humano tiene una necesidad fundamental, distinta de la puramente física de alimentarse y guarecerse; la necesidad de comunicarse con sus semejantes, esta imperiosa necesidad es primordial para su supervivencia. Es el intercambio de ideas, datos, actitudes, miradas, gestos, opiniones y órdenes entre dos entidades, con el fin de provocar ciertas reacciones. La verdadera comunicación es la que se ejerce entre dos personas o grupos, o entre un grupo y una persona mediante el diálogo. La comunicación supone, en quien la recibe, una actitud activa y en quien la da un respeto y capacidad de ver el punto de vista del otro. Para que un mensaje cumpla su misión debe usar un lenguaje común a ambos, o sea, un código común. Los factores del proceso comunicativo: para que sea posible comunicarse es necesario que funcionen todos los factores que intervienen en el acto comunicativo. Todos estos factores son intrínsecamente necesarios en el proceso de comunicación. Hoy no hay tal comunicación entre el pueblo y sus gobernantes, estos últimos se han tomado la potestad de una verdad mesiánica, donde impera intolerancia, necedad y persecución a quienes no compartan ideas, proyectos, acciones y estrategias que rayan en lo absurdo, no solo en los municipios y entidades federativas, sino que siguen lineamientos de un ser que cree que es el único que piensa por todos. La frontera entre lo lícito y lo ilícito se nubla y la visibilidad  de estos “seres supremos” disminuye, primeramente por estar rodeados de facinerosos que han sido ungidos como entes positivos, en base a la palabra de éste, igualmente cuando la investigación es difícil de llevar a cabo debido a la escasez de denuncias o habiéndolas las disfrazan, al apoyo o corporativismo de otros colegas profesionales, a la posibilidad de costearse defensores de prestigio, a una policía no preparada, a la dificultad para recoger pruebas, a la posibilidad de atajar estos problemas mediante acuerdos amistosos, a la lentitud burocrática de la justicia (es bastante improbable que los delitos "menores" prescriban)... y todo para que el delincuente de cuello blanco pase por la cárcel un par de horas y luego salga libre de toda culpa, donde no sólo se le restituya a la sociedad, sino que les devuelvan los motivos de esa detención. Podemos ver como entre nosotros tenemos muchos delincuentes de Cuello Blanco, personas que por su apariencia física y su forma de comportarse engañan a cualquier persona y así se ponen más cerca de su blanco, que es el robo de dinero. El delincuente de cuello blanco es un concepto de la criminología que se refiere a aquel individuo de elevado estatus socio económico que comete ciertos crímenes relacionados con sus ocupaciones profesionales. Esta es la definición que dio el creador del término, el criminólogo americano Edwin Sutherland (1883-1950).  Los Delincuentes de Cuello Blanco, pueden ser banqueros, políticos, comerciantes, y cualquier persona de fama y dinero. También los funcionarios pueden ser delincuentes de cuello blanco, cuando malversan los fondos de la institución donde se encuentran. Los Delincuentes de Cuello Blanco es aquel delincuente que viste siempre apropiado, tiene buena presencia y que sus delitos son difícilmente investigados o encontrados. Con este tipo de delincuentes no se garantiza la efectividad de la ley, por la influencia que este tipo de delincuente tiene. En esta anarquía intelectual, donde los menos preparados, sin talento y capacidad están “gobernando”, es menester preguntarse si vivimos en ¿Un mundo al revés? La respuesta la tienes tu mi estimado lector ¡Claro que sí!
*Presidente nacional de la ALODI

1 comentario:

Anónimo dijo...

AGRADEZCO A LOS INTEGRANTES DEL CONSEJO DIRECTIVO DE TAN PRESTIGIADA REVISTA EL ESPACIO QUE CONCEDEN A MI REFLEXIÓN EN VOZ ALTA. UN ABRAZO AL DR. VÍCTOR VÁSQUEZ GÁNDARA ¡CLARO QUE SÍ!