By Héctor Brauer
Me lo encontré al poeta Lunagómez tras
su escritorio. En medio de una montaña de papel y tinta. Periódicos antiguos
algunos y recién impresos muchos, libros y discos. El mismísimo Gerardo Lunagómez
en su cueva del Patio Muñoz en la calle de Pino Suárez, lidiando en su cabeza
con versiones escritas de la vida y viviendo a su manera el oficio de escritor.
… hoy la tarde / se humedece / y
pienso... / hace tanto que no asalto / el desván amarillo / del recuerdo hace
tanto / que no creo / en el futuro / que
no te lloro / que no camino / en silencio / que no te extraño.
Antes fui a pasear por el parque de Los
Berros con el afán de saludar a los Poetas. Saludar al enormísimo Salvador Díaz
Mirón, puesto ahí con enormísimo bigote de bronce. Saludar a Rafael delgado y a
Josefa Murillo, puestos ahí sobre pedestales. Ausentes... Los pedestales aun
están pero los poetas han desaparecido. Sus nombres están expuestos al olvido
porque ya no tienen cabezas que sostener. Otro pedestal vacío está frente a la
Quinta Santa Rosa, frente a la casa que habitó Díaz Mirón.
… la ciudad reverdece / después de / la
lluvia / los faros de los / carros / entristecen / el olor de / café / recién
tostado te imagino súbitamente / volando adioses / y escojo una frase / para
hablarte / –estoy viejo–
Estos pedestales han sido por
generaciones, sitios de reunión de los corazones que se han nutrido con la
sangre de la poesía. Por aquí pasea uno a los visitantes cuando quiere
presumirles Xalapa. Este es el Parque de los Berros, se dice, y uno extiende la
mano izquierda y esta es la casa donde vivió el que fue poeta y maestro de los veracruzanos, Don Salvador.
Aquí –miren– estuvo antes el busto del
vate y hasta aquí venían poetas de toda la republica a decir sus propios versos
o a repetir los del maestro. Salú, decían y tras orinar alguno de tantos
arbolones se iban cantando a la nocturna Xalapa.
… las calles saturadas / de nostalgia /
como un paréntesis / donde trato de buscarte / para tenerte / a ratos para
siempre / a ratos en silencio / a ratos en la lucha / sorda y clandestina / de
teorizar el amor / a ciegas / porque así / inventamos claves caricias / miradas
/ golondrinas / volando tras nosotros / sin nostalgias / para descubrirnos /
apasionados, silenciosos.
… amantes que trascienden / la teoría
del amor / la praxis / la ideología revolucionaria / del romance / la
dialéctica barroca / del sexo / el materialismo histórico / de tu (mi) nuestra
/ historia compartida / y sin esquemas / encontrarnos / redescubrirnos /
cambiando frente al fuego / las estructuras económicas / del idilio.
Haciendo un poco de Historia uno podría
contar cómo es que primero los poetas (sus bustos) fueron puestos por aquí y
por allá, quizá equidistantes. Ya luego fue que se les juntó, se les formó en
lugar privilegiado, al fondo en la parte más alta y coronados con bambúes.
Ahora han desaparecido.
… porque me dueles / diariamente / a
todas horas / con tu historia conocida / con tus ratos ausentes / y tus horas
llenas / de ti que me regalas / con todas las mentiras / y todas las verdades /
quiero decirte / que no solo te quiero / a solas /sino en la calle / cuando
muero a ratos / en la comida / cuando me quemo / la lengua / con la sopa
caliente / que no me habla de ti / cuando me duelen los pulmones / y escribo
con violencia / palabras y palabras / íntimamente / ligadas con tu ausencia.
En su cueva el poeta ha ido hilvanando
palabras al través del tiempo. La palabra dicha es mucha pues son décadas de
conversar con el mundo entero, que todo el mundo por esa su cueva pasa. Ese su
famoso bigote se mueve como águila despeinada en tanto habla y cuenta la
historia de esta la ciudad de los poetas. Cuenta de los estridentistas y de la
suya propia estridencia al publicar diez mil ejemplares de su primer libro de
poesía. Le pregunto si desaparecieron los poetas en Xalapa y él pensando
también en los poetas de bronce comenta la también desaparecida imagen de
Manuel Maples Arce que dejó de estar a un costado de la Biblioteca de la
Ciudad.
En los tiempos de la cacala los poetas
de todas gradaciones asistíamos a la plazuela que esta entre las calles de
Carrillo Puerto, de Jesús García y de González Ortega para cantarle desde ahí a la vida.
… quisiera preguntar / si alguien sabe
/ qué está pasando en el mundo / se que hay gente / que estudia / los problemas
del dinero / los motivos de la guerra / que sabe por qué / el tercer mundo / es
tercer mundo / y por qué el presidente / dijo qué cosa... hay alguien / de los
que arreglan / el mundo en la mesa / de algunas cafeterías / por ejemplo / que
pudiera decirme / por qué las noticias / son crueles / mentiras / o puras
verdades? / por qué / –es otro ejemplo– / nadie comprende / los estudios sobre
/ la pobreza... / habrá alguien por ahí / que pudiera / explicarme / muchas
cosas?
Cuestiono a este artífice de la palabra
sobre los monumentos a la poesía en esta ciudad de poetas y por lo que éste
dice, le duele más la ausencia de poetas vivos. Que ya no están en las calles,
mucho menos en las banquetas; que brillan por su ausencia en los parques y
entre multitudes; que se han jorobado y sus almas retorcidas alcayatas visten
telas finas; que solo para las estrellas escriben porque aquí en la tierra
nadie los entiende; que han instalado sus torres de marfil frente a una
pantalla y un teclado; que han hecho de su silla un trono y de su escritorio un
mundo. Y dice así porque este Gerardo Lunagómez que nació en Xalapa el año de
1951 desde siempre ha cuestionado el quehacer poético en su entorno. Asume que
la literatura es un cotidiano quehacer que en momentos de altivez produce esa extraña
flor del intelecto que es la poesía. El flamboyán, por ejemplo, hacerse raíz y
tronco, ramas, frondas y hojas, antes de hacerse por primera vez flor.
En esta visita el poeta me ha
obsequiado uno de los ejemplares de su libro, «Atrás del escritorio» que fue
publicado en 1981 por la editorial Amate. Sí, su primer tiraje fue de diez mil
ejemplares. En la última página, la treinta y uno, dice: Dichoso yo / que
escribo versos / en el momento exacto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario