Xalapa de Enríquez, Ver.; a 27 de septiembre de 2018.
Autora: Ing. Florencia Enriqueta Domínguez Guerra
Mis notas se confunden con el eventual y estanco canto
del gorrión migrando que va más allá de un vecino patio,
donde la verbena está en la suerte de un tanto cuanto,
haciendo pertinaz sosiego así el salto se alinea al arco,
y del mismo al repliego grisáceo del misterio del manto
que se desvela al árbol, al presiento remiso y al enguanto,
busco las luciérnagas que de colores la noche abrillantó.
En el comienzo y causa estoy plasmada en los tildos plácemes,
que entusiasmada te liberan, se siente uno tranquilo y proclive,
la vida está fluyendo en tus saberes y la nota que sostienes,
aguardar al corazón sintiendo la observación y amor diligente,
forjando llaves para abrir puertas mientras arduo te aserenes,
sensato al tino, más prorevolucionario que un trol en carácter,
sin procastinaciones dejándose la ignorancia para ser quien eres,
el que va provisto de su imagen y arrojo, con gracias e ilusiones,
atenuando la cualidad del temple, la señal de los cortes y relés,
con la aquiescencia de la facilidad con efímeros flujos reticentes,
liberando a los exánimes de su alineación al dejar solo virtudes.
Cruda azuda que riega de todo el campo de mis pesadumbres,
que en la jornada rauda motivada al lauro sin más tentaciones,
ni medallas de esfuerzos y victorias son los mayores apremiares,
la ruda pelea por la paz es la misma guerra interna de acciones,
el opuesto del Alma que no se pacífica fácil por ella en acoceares,
es tan eficaz autoretarse humildemente al implicitar los semblantes,
y a veces inútil quitar la calma al que no tiene penas y/o necedades,
así la trama expresa escueta ante la ausencia de preocupaciones,
es un préstamo de arriesgue donde se transfieren las motivaciones,
en un profundo análisis de nuestro discernir que vasto nos conoce.
Si nos colocamos en el sitio exacto al disentir de nuestras opiniones,
algo obtendremos de adelanto de un autodialógo fuera de las bruces,
sin autoengaño de falacias ajenas, sin excusas y falsas pretensiones,
viendo en mi un jardín secreto de riquezas con ansia de perfecciones,
más ecuánime moví las hojas del escritorio sacudiendo versos triviales,
retomé formas que te sacan del tormento atroz y las inquinas hostilidades,
justificando de mí todas las causas, olvidando el yerto de las profusiones,
teniendo por semáforo al tránsito de mis más frecuentes aflicciones,
realcé el fulgor de mi orgullo al recaudo de cientos de miles de oraciones,
vivo en la mina, en el mies y en donde existen fantasías y felicidades,
mapa de las constantes mansedumbres de habituales contemplaciones,
ligero es el irreal que a intemperie deja a los puntuales escuchas y seguidores,
por eso envueltas ilaciones dotan de fondo y simiente mis instrucciones,
creaciones plasmadas y dotadas de la curiosidad, consulta y correcciones,
gracias a la mente ágil en la misma pregunta, en la misma con las soluciones.
¿A qué si?, ¿cómo sé es de coherente?, que mi lucidez inquieta por fin revire
de afasias indómitas y tomos de extraños, que no hicieron más que rebasaré
el techo de los inconformes y errantes, eligiendo cubrirme del fino socaire
de mis gemas escritas por abrigo de un completo largo día, sin que naufragué,
prefiero las verdades extensas que me abruman por horas hasta ya muy tarde,
y al Padre que todo lo crea y nos deja para que descubramos sus obras y claves,
así creamos lo que Él, con lo que nos da, algo tan minúsculo bajo su contemple,
con los sonidos y mensajes cambiantes que hacen lapsos en tan placentero viaje.
¡Oh si clamo siempre!, las silabas de mi idioma labrado por siglos, las que recabe
en sentires, ideas e historias que del negro a la diamantina plata saltea las trabes,
ya sea sobre mi nombre aunado al pulido piso que olvidó en lo triste de un noviembre,
o en el mármol blanco que me inmortalice, ¡a estos yo esperé! ¡a estos siempre amaré!
con las letras castizas que dirán alusiones en los lugares donde tengo que estar presente,
bajo la cornisa de mi suerte puesta en mi confianza como promesa por todos yo expresaré
lo que de mi viene manifiesto ¡como grité a los cuatro vientos, seré bullicio y seré mudez!.
Mientras tanto al compás y elocución universal conjugaré preciso el verbo amar, ¡que yo ya amé!,
fusionaré la compasión de lo no escrito y el extracto de los segundos en poesías con seres
despejados del empecinamiento, yo seré la larga madurez afable, que diga lo que nadie,
tomaré del cielo algo de sus proximidades, ¡haciendo de esto, un paraíso de orden y expresiones!.
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