Gilberto Nieto Aguilar
“Cuando no somos capaces ya de cambiar una
situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos”. Victor E. Frankl
El potencial humano es un campo emergente de la psicología,
aun cuando pioneros como Wilhelm M. Wundt en Alemania o William James en Estados Unidos se interesaron por este aspecto
relevante y su desarrollo. Durante muchas décadas quienes abordaron este tema fueron
filósofos y personas interesadas en encontrar caminos para la superación personal
que compartían una misma idea: que cada
individuo tiene el poder de cambiarse a sí mismo.
Aunque la idea de autoayuda no es
nueva, durante el siglo XX se convirtió en un fenómeno de masas. Cuando Dale Carnegie publicó
en 1936 "Cómo ganar amigos e influir en las personas",
pocos imaginaron que este libro sentaba las bases de un género literario que
tendría mucha demanda durante el resto del siglo XX y hasta nuestros días. Este
tipo de texto, llamado de crecimiento personal o autoayuda, tiene como
principal objetivo exponer una serie de
principios que pretenden mejorar la vida personal, familiar o laboral del
lector.
El amplio consumo de esta
literatura sugiere que muchas personas la encuentran útil, tal vez como una
reflexión, como un consejo práctico a su problema o como una identificación con
el autor u otras personas que transitan por los mismos caminos de dudas.
Actualmente es enorme la oferta de títulos y autores prestigiados que desde
varios enfoques abordan estos temas. La lista puede ser enorme después de los
clásicos como Dale Carnegie, Napoleón Hill, Norman Vincent Peale y Og Mandino.
En la actualidad destacan nombres
como Louise L. Hay, Paulo Coehlo, Stephen R. Covey, Jorge Bucay, Deepak Chopra,
Lou Marinoff, John Gray, Lair Ribeiro, Scott W. Ventrella, Anthony Robbins,
Osho, Walter Riso, Miguel Ruiz, Enrique Rojas, Wayne W. Dyer, Víctor E. Frankl
y Daniel Goleman, entre bastantes más que han cultivado un género que estimula
el crecimiento personal desde varias profesiones como la filósofía, la
medicina, la psicología, la psiquiatría, la comunicación y otras disciplinas
humanistas.
Los autores que tienen una
preparación académica sólida transmiten parte de ese saber; pero no podemos
soslayar que algunos quizá juegan con las palabras, las ideas y las cargas
emocionales de los lectores para ofrecerles soluciones casi mágicas. La sección
de autoayuda está llena de títulos diversos y de autores distintos, de manera
que si algún libro no les gusta pueden buscar
en otras obras del mismo tipo.
No podemos negar el valor de
autores como Víctor E. Frankl y Daniel Goleman, cuyas experiencias y
preparación son sólidas a toda prueba. Sin embargo, leer un texto y
transferirlo a la vida personal es difícil para un gran número de lectores. Les
agrada la lectura, pero sólo recogen fragmentos “bonitos” para comentar, en el
mejor de los casos, sin operar en sus vidas las posibilidades de cambio que les
ofrece el autor.
Hay lectores que gustan de las terapias
alternativas, como el análisis transaccional, de moda en los años setenta y que
Thomas A. Harris resumió en el libro “Yo
estoy bien, tú estás bien”, proponiendo una serie de ejercicios sencillos
que obligaban a la reflexión interior personal y en grupo.
Para aquellos cuyo “espíritu
científico” les hace optar por la psicología tradicional, cada vez hay más
estudiosos de la psicología que están interesados en investigar aspectos
positivos del bienestar y la salud, para contrarrestar perturbaciones
emocionales y comportamientos nocivos que impiden la realización plena del
individuo. Ejemplo de ello son los análisis que presentan Ickovics y Park en
1998, Ryff y Singer en 1998, Seligman y Csikszentmihalyi en 2000.
En una recopilación de este tipo de
enfoques, las editoras Lisa G. Aspinwal y Úrsula M. Ataudinger reúnen varios
ensayos en el libro “Psicología del
potencial humano” que presenta la editorial Gedisa, Barcelona, 2007, donde
el lector podrá encontrar referencias y lecturas de cuestiones fundamentales sobre
este tema y de normas para un psicología positiva hacia la vida y el
comportamiento. Más allá de si son útiles o no, todos los autores mencionados y
muchos más están al alcance de quien quiera.
En el citado libro se mencionan autores de primera
línea que han aportado importantes contribuciones al área en comento. La
literatura que presentan tal vez no resulte tan amena, no vaya directo al
problema que nos aqueja, no ponga ejemplos tan ilustrativos, ni empleen
metáforas elegantes que prometan maravillas, pero es sin duda la opinión sobre
el tema desde especialistas de alto nivel.
La psicología ha estado orientada a la reparación,
lo que ha limitado la visión de la naturaleza y las capacidades humanas. Un
enfoque positivo, admiten las editoras, podría iluminar importantes hallazgos o
brechas en el campo de trabajo de la psicología. Cuestionan qué es lo que
habría de considerar la psicología positiva para promocionar el estudio
científico del potencial humano en términos de desarrollo teórico,
investigación, estrategias de medición o fuerzas concretas que cabría conocer.
Tales estudios y hallazgos han cambiado conceptos
preestablecidos y conducen a nuevas maneras de pensar sobre la inteligencia, la
creatividad, la emoción, el juicio, la autorregulación, la personalidad, el
comportamiento social, las relaciones íntimas, el aumento de las expectativas
de vida, la salud y otras áreas vitales. Este libro contribuye a la acumulación
e integración de evidencias psicológicas disponibles, en el paso hacia nuevas
investigaciones y debates sobre el tema.
Especificar quién o qué define lo que es positivo,
abordar el potencial humano como una característica o como un proceso, y
relacionar los fenómenos positivos y negativos, son parte de los múltiples
cuestionamientos que se deben enfrentar en el camino para aclarar los
principales hilos del potencial humano. El libro reúne voces de apoyo y
opiniones desafiantes, con la finalidad de estimular el debate y complementar
el discurso.
No es fácil comprender cómo se “incrusta” este
potencial en el medio ambiente social; cómo los contextos del desarrollo nos
ofrecen una ventana para encontrar nuevas maneras de estudiar y aplicar lo que
aprendemos y lo que ya conocemos. Así que analizan qué tanto influyen en los
psicólogos los factores macro como los cambios demográficos, el medio ambiente
físico y social, la globalización, la vida cultural y política, la
inestabilidad laboral, la inseguridad, la religión, para pensar el potencial
humano en varios dominios y clases de fuerza para ayudar a la gente a adaptarse
a condiciones cambiantes.
Reconocen las compiladoras que los temas tratados en
el libro “Psicología del potencial humano”
no son más que la punta de un iceberg. Seguramente no se lograron cubrir áreas
importantes con la profundidad deseada, como por ejemplo, el nivel
microanalítico de la investigación psicológica, representado por los campos
emergentes de la neurociencia y la biopsicología, o los enfoques evolucionistas
sobre el tema mencionado.
Aunque los distintos autores no siempre coinciden
acerca de cuál es la principal manera de proceder para desarrollar la
psicología del potencial humano, dejan en claro que existe una misma promesa
colectiva para un enfoque cuyo objeto sea completar la visión tradicional que
se tiene de la comprensión, prevención y curación de estados psicológicos
negativos para apoyar el desarrollo y el crecimiento personal.
Tras sostener que la psicología
científica se ha enfocado sobre la patología y la reparación, los estudios
recientes de Seligman y Csikszentmihalyi en 2000, hicieron una llamada más
amplia para activar el estudio del potencial humano y su protección, y también
del individuo, la comunidad y los actores sociales que hacen que la vida “sea
algo digno de ser vivido”. Así como ellos, otros más están sobre esta búsqueda
y nos ofrecen el producto de sus investigaciones.
gilnieto2012@gmail.com
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