jueves, 9 de agosto de 2012

La Tragedia, la Grandeza y la Pasión de una mujer llamada Frida

La Tragedia, la Grandeza y la Pasión de una mujer llamada Frida

por  Olga Fernández Alejandre*

      Estoy harta del aroma a éter, del olor nauseabundo del alcohol que deja en mi boca el sabor amargo de la resaca, de las medicinas insípidas y que se amontonan junto a mí. Pero me pregunto ¿para qué?, si este inútil cuerpo pide a gritos ¡déjame en paz!, ¿no sería mejor terminar con ésta pesadilla? Me imagino que así pudo haber pensado Frida, una mujer valiente y de espíritu indomable en los últimos años cuando solo podía vivir con morfina y licor, para mitigar un poco los terribles dolores, mucho más intensos a raíz de las últimas operaciones y la amputación de la pierna derecha. El coraje que demostró nos da una lección de fuerza, determinación y valor.
      Y como ella misma aseguraba: “Me gustan mucho las cosas, la vida, la gente. No quiero que la gente muera. No tengo miedo de la muerte, pero no quiero vivir. El dolor no, eso no lo soporto”.
      Guillermo Kahlo era hijo de judíos húngaros, que emigraron a Alemania. Buscando nuevos horizontes se traslada a México en 1891 y muy pronto contrae nupcias con María Cárdena. Procreó tres hijas, pero la pequeña murió varios días después de nacida junto con la madre. A las dos más grandecitas, las depositó en un convento para que las criaran. Al poco tiempo se casó con Matilde Calderón y González con quien tuvo cuatro hijas: Matilde, Adriana, Frida que nació un 6 de julio de 1907. Aunque ella decía que en 1910 pues había nacido con la revolución. Y la más pequeña Cristina.
      Cuando tenía seis años le dio poliomielitis y aquí fue su primer contacto con el dolor  que tendría que soportar toda su vida. A consecuencias de la enfermedad la pierna derecha le quedó más delgada y el pie deformado, a pesar de todos los ejercicios, pie y pierna quedaron atrofiados. Por lo que la obliga, primero a usar pantalones y luego faldas largas de trajes típicos mexicanos. Que acentuarían más su nacionalismo exacerbado.
      Sus primeros estudios fueron en el Colegio Alemán. Después entró a la “Escuela Nacional Preparatoria. Frida deseaba estudiar ciencias naturales, convertirse en médico, pero el destino le tenía reservado otros derroteros. Ahí conoció a un grupo de jóvenes completamente radicales llamados “Los Cachuchas”, debido a que usaban gorras. Se hizo novia del líder del grupo Alejandro Gómez Arias, estudiante de derecho y periodista, compartiendo con ellos ideas socialistas-nacionalistas.
      Desde esa época comienza a pintar autorretratos y retratos de familia.
      En 1925 su vida dio un giro de ciento ochenta grados. Con su novio se subió a un autobús que iba completamente atestado de personas, desgraciadamente fue embestido por un tranvía. Muchos murieron y ella quedó gravemente herida; tanto así que los médicos dijeron que no sobreviviría. Tenía: La columna rota en tres partes, también tres costillas, la pierna y el pie de igual forma y un tubo le había atravesado la cadera entrando por su sexo y le hizo varias fracturas en la pelvis. Este espantoso accidente la marcaría de por vida dejándole una huella indeleble, donde tomaría la inspiración para su relevante obra.
     Durante su convalecencia, y para tenerla entretenida pues duró casi dos años, sus padres le construyeron un caballete adaptado a la cama para que pintara, también le pusieron un dosel y de el colgaron un espejo. Cuentan que al ver su imagen tan desvastada, la impactó profundamente.
      Hegel aseguraba: “La vida tiene su valor solo cuando hacemos que valga la pena vivirla”. Para Frida eso fue lo que valió la pena, sobreponerse a tanto horror y sufrimiento en su larga enfermedad, ya que comienza a pintar sus primeras obras bastantes convencionales y sin movimiento. Con el tiempo y junto a Diego perfeccionaría su método pictórico. Sin su influencia.
      Por esa misma fecha nace en México un cambio en el ambiente artístico. Insistiendo en dejar atrás modelos europeos, tomándolos de nuestras raíces y el folklore de nuestra cultura.
      Después de mucho tiempo, en 1928 se reunió con sus antiguos compañeros “Los Cachuchas”. Uno de ellos Germán del Campo le presentó a Julio Antonio Mella, un cubano exiliado en México por sus ideas comunistas y a su amante, la italiana Tina Modotti. Fue precisamente a través de ella que conoció a Diego Rivera y como ella misma afirmaría: “Fue el segundo gran accidente de mi vida”.
      Aunque ella ya lo conocía desde 1922 cuando Diego estaba pintando el mural del anfiteatro de la Escuela Preparatoria; en cuanto vio al pintor se sintió atraída por él. A sus amigas les comentó: “Anhelo tener un hijo de Diego Rivera. Algún día se lo voy a decir”. En esa época le gastaba bromas, pues iba a verlo pintar. El pintor tenía fama de mujeriego se dice que andaba con una de sus modelos Nahui Hollín; su esposa era Lupe Marín y cuando le llevaba la comida, Frida gritaba escondida “¡Eh, Diego! ¡Ahí viene Nahui!”
      Como Diego pertenecía al partido comunista, ella también pasa a formar parte del mismo. Él había viajado a Rusia; cuando regresó rompe con Lupe. Según el mismo diría: “Me acordé de Frida cuando un día llevó unos cuadros a que los viera y me dije: La joven tiene talento”.
      Como quiera que haya sido la presentación, el muralista comienza a frecuentar la “Casa azul” de Coyoacán donde ella vivía, llamada así por estar todas sus paredes pintadas de azul. Ahí le pide que se case con él, su papá da su consentimiento no así su madre que le hace ver: “Es un hombre gordo, feo, con cara de sapo y te lleva bastantes años”. No obstante contraen nupcias el 21 de Agosto de 1929.
      Fue una boda entre: Dos artistas, dos egos, dos conquistadores. Ya se vaticinaba que iban a estar muy lejos de la monotonía. Desde que se casaron Frida y Diego juegan importantes papeles en el escenario teatral de sus correspondientes vidas. Los trajes de tehuana integraron una parte importante de su propia imagen y a la vez como una creación de su legendaria existencia. Ella como compañera perfecta, suave, delicada, extravagante y bella. Él, famoso, feo, gordo y enorme, contrastado con su fragilidad.
      Una avalancha de rumores se levantó con ésta boda. Las personas se hacían la pregunta: ¿Cómo se amarán estos dos? O bien ¿Cuál será la naturaleza de su relación? Además la boda fue un escándalo. Primero Lupe Marín enojada le levantó la falda a Frida y dijo: “En vez de mis piernas Diego tendrá dos trozos de madera”. Refiriéndose al aparato que usaba Frida. Cuentan que con el tiempo se hizo muy amiga de ella y hasta le enseñó a guisar las comidas predilectas de Diego. Frida la inmortalizó en un cuadro.
      Lupe se fue furiosa y ella salió a una pequeña terraza, ahí le fueron a decir que Diego estaba tan borracho que había comenzado una pelea, pero cuando lo trató de calmar él la insultó, ella llorando se fue a su casa. Hasta el tercer día el fue a buscarla. Tres meses después le anunciaría que iba a tener un hijo. Por problema de la pelvis el doctor Marín le tuvo que hacer un aborto terapéutico, que la sumió en una terrible depresión. Dicho sea de paso, Diego no quería más hijos, pues ya tenía, no le interesaban; además, lo estresaban bastante con sus gritos y llantos.
      A Diego le decían el Mussolini de la pintura. Con tantas críticas decide aceptar en el otoño de 1930 una invitación a San Francisco, en Estados Unidos, para pintar varios murales del San Francisco Art. Institute y en el San Francisco Stock Exchange Club. Por fin Frida viajaría y conocería mundo. Se instalaron en casa del escultor Ralph Stackpole. Pronto se adaptó a su nueva vida y fue el centro de atención, contaba historias en su mal inglés, lo que la hacía más graciosa, y al final de la cena cantaba canciones mexicanas, junto con su atuendo hacía las delicias de todos. No obstante Diego se iba con las modelos que trabajan con él.
      Ella sufría terriblemente sus infidelidades sobre todo cuando las modelos eran bastantes jóvenes, los celos la consumían sumiéndola en una terrible depresión, pero al mismo tiempo lo aceptaba con paciencia y devoción, pues lo necesitaba (ella a él, él a ella) además Diego la celaba mucho. Entró como torbellino en la vida de Frida. Fue un amor a veces áspero y amargo y en otras ocasiones tierno y dulce.
      Con el frío y la inmovilidad al no hacer ejercicios la pierna atrofiada comenzó a dolerle y vio al doctor Leo Eloessen, fue el primer doctor que adoptó, como prueba de su afecto le hizo un retrato. Frida comenzó nuevamente a pintar y sus cuadros fueron más cuidados, más inspirados, más poéticos.
      En ese tiempo se presentó en Nueva York con una exposición. Vendió poquísimos cuadros pero le abrieron los ojos al medio.
      A Diego lo llamaron de México pues tenía que terminar los murales del Palacio Nacional. Se instalaron en la “Casa azul”, mientras hacían su casa.
      A su regreso conoció a Sergei Eeisenstein un cineasta que estaba en México haciendo una película, y al enseñarle sus cuadros, él le dijo: “Son increíbles”, a lo que ella contestó: “No gaste sus ojos en ellos, no son muy buenos”. El cineasta insistió: “Tiene usted el ojo de un fotógrafo y pintora lo es, no hay que dudarlo”.
      Para 1932 Diego y Frida regresaron a Estados Unidos, pues en la ciudad de Detroit tiene que hacer un mural, también lo llaman de Nueva York con una propuesta para pintar un mural en un edificio de los Rockefeller. Frida hizo algunas amigas en Estados Unidos como Suzanne y Lucienne Bloch. Esta última era ayudante de Diego y más tarde se casó con stephen Dimitrov otro de sus ayudantes.
      Como en esa época Frida se embarazó de nuevo, era necesario que descansara y Diego le comentaba a Lucienne con irritación: “No trabaja bastante, no esta bien, y no se que hacer”. En ese tiempo de reposo Frida pintó un cuadro en que estaba ella entre las dos fronteras: De un lado las fábricas, la energía eléctrica y el humo de las chimeneas, y del otro un templo azteca, algunos vestigios precolombinos y flores de colores. Ella con un traje rosa y guantes como para una fiesta. En el cuadro sobresalen sus cejas símbolo de su rostro, como dos pequeños pájaros unidos dispuestos a volar. La iban a caracterizar por el resto de su vida.
      El 4 de julio de 1932 abortó por segunda ocasión, fue una época muy triste, estaba desesperada, con una depresión tremenda, hablaba poco y lloraba casi todo el día. En 1933 acompaña a Diego a Nueva York para pintar un mural en el Rockefeller Center, pero desgraciadamente la censura obliga a que se destruya el mural. Entonces Frida pinta un cuadro con una visión catastrófica del capitalismo y sociedad mercantilista de los Estados Unidos.
      Regresan a México y se instalan en la casa de San Ángel dividida en dos partes, la mayor pintada de rosa-óxido para Diego y la más pequeña en azul para Frida.
      Estuvo muy enferma en 1934; la operan de apendicitis, tiene un nuevo aborto y le cortan cinco falanges del pie derecho, el problema fue que no cerraba la herida.
      Por esas fechas Diego se quejaba mucho, porque no tenía dinero, pues decía que gastaba mucho en las medicinas de Frida. Para colmo éste se hace amante de su hermana Cristina. Ella sintió que el mundo se derrumbaba. Está bien que se fuera con otras mujeres, ella lo aceptaba, ¿Pero… con su propia hermana?  Pasó días terribles tomando y lamentándose. En 1935 viaja sola a Nueva York, a su regreso se promete hacer la paz con su marido. Entonces conoce al pintor y escultor Isamu Noguchi con el que tiene un affair. Por el carácter irascible de Diego, tienen que andar escondiéndose y hasta piensan poner un departamento. El romance terminó cuando Diego pistola en mano amenazó a Isamu.
      En 1936 es operada nuevamente del pie derecho, le retiran dos huesos y le hacen una simpatectomía, sin embargo la úlcera del pie seguía sin cerrar. Así que sufría dolores de pie y columna con estoicismo, que en lugar de acabar con su vitalidad la engrandecía, reforzándole el carácter. Además cultivó una personalidad propia, muy original, susceptible tierna y generosa.
      Se reconcilia con su hermana Cristina y Diego, todos departían amigablemente ya que vivían en la misma casa, tanto que sus sobrinos la querían como a una segunda madre.
      Cuando el 18 de julio de 1936 estalló la guerra en España, muchos amigos de los Rivera: Españoles, mexicanos, e ingleses se fueron a España, ella hubiera querido ir, más su salud no se lo permitió, trató de reunir: Dinero, víveres, ropa y medicinas, para enviarlas a la zona de batalla.
      Corría el año de 1937 cuando reciben en la “Casa azul” al soviético León Trotsky con su esposa. Pronto la personalidad del ruso fascina a Frida y se hacen amantes, cosa que no pasó desapercibida para Natalia, la esposa de León. Por fin después de un tiempo terminan sus relaciones y el le pide le devuelva sus cartas. Ella le hace un retrato.
      A principios de 1938 llega a México André Bretón, queda encantado con la obra de Frida e inmediatamente la cataloga como surrealista y le escribe un ensayo “Un listón de seda alrededor de una bomba. Basta citar las palabras de Frida: “Pensaron que yo era surrealista, pero no lo fui. Nunca pinté mis sueños, solo pinté mi propia realidad”.
      Viaja a Nueva York y expone por primera vez sola en el Julián Levy Gallery tiene éxito y comienza a vender su obra. Tiene un romance con el fotógrafo Nickolas Murray, pero se termina cuando el se casa.
      En ese mismo año se va a París a estar presente en la exposición “Mexique” organizada por André Bretón. Exhiben 18 cuadros de la pintora. Ahí conoció a Picasso, Ives Tanguy, Marcel Duchamp. Que hablaron maravillas de ella. El museo del Louvre compra un autorretrato de ella. Es la primera pintora mexicana que fue exhibida en ese espacio.
      Ya por esa época las relaciones con Diego están sumamente deterioradas y se divorcian.
      A principios de 1940 la invitan a participar .en la Exposición Internacional del surrealismo en la Galería de arte Mexicano. Para quitarse la tristeza de su divorcio planea hacer una obra a la que titula “Las Dos Fridas” es un cuadro de 1.73.5 x 1.73 Cm. Logra una pintura emblemática que se ha convertido en el cuadro de todos sus cuadros. Quizá “Las Dos Fridas” sea su obra cumbre. En este cuadro aglutina un cúmulo de experiencias personales, anímicas y elaboradas, haciendo una interpretación de sí misma y la percepción de cómo quería que los demás la vieran.
     Carlos Monsivas expresa: “En el imaginario internacional, Frida Kahlo es una sucesión de autorretratos y retratos. Su fotogenia y su ¿podría llamársele a así? Retrogenia, preceden a su fama y al haz de sus leyendas”,
      Sus depresiones cada día se van acrecentando y si a esto se le agrega el asesinato de León Trostky el 21 de agosto de ese mismo año, se acentúa más su tristeza y comienza a beber más alcohol de la cuenta.
      Se reconcilia con Diego y se van a Estados Unidos él a pintar un mural, y ella para recibir tratamiento en el hospital. Ahí conoce a Heinz Berg, con el que tiene un idilio, terminando la relación tiempo después. Luego regresaría a México con su marido.
      El 8 de diciembre de 1940 se casa nuevamente con Diego. Aunque pone sus condiciones: “Nada de sexo, serían completamente independientes, vivirían una vida en común pero cada quien en su espacio”. Por ese tiempo comienza a tener relaciones con otras mujeres, además era de las que pensaba: “El cuerpo debería de gozar completamente y esa es la prioridad de amar a otra mujer y que mejor que otras mujeres cuidaran de su cuerpo; mucho mejor que un hombre”.
      En ese lapso es nombrada maestra de la escuela de pintura “La Esmeralda” a sus alumnos les decían los fridos.
      Entre 1944 y 1949 tiene participación en varias exposiciones y al mismo tiempo le dan un premio de la secretaría de Educación Pública.
      En 1950 es internada nuevamente en el hospital por una infección en la columna por el injerto de un hueso que se le había practicado anteriormente, su estancia es de nueve meses. En 1951 la dependencia que tenía con las drogas para quitar los dolores tan bárbaros que sentía y el alcohol, estaban influyendo ya seriamente en su pintura, ya no tenían sus cuadros la precisión de antaño.
      Lola Álvarez Bravo, amiga de Frida, al ver que estaba tan enferma  y prácticamente se estaba muriendo, en 1953 organizó la primera exposición para ella sola aquí en México. La tarde de la inauguración, los doctores insistieron que se quedara en cama, pero ella tozuda como era y en su peculiar manera de ser, dispone que su cama sea llevada a la exposición y ella es trasladada en una ambulancia; finalmente tuvo que salir de ahí pues la morfina no aminoraba sus dolores.
A finales de ese mismo año le tuvieron que amputar la pierna derecha pues la gangrena comenzaba a extenderse. Fue un golpe severo, estaba aterrada y se lamentaba. Después de la postoperación, lloraba  mucho y no quería recibir a nadie, ni a Diego, él entraba a su cuarto del hospital, le platicaba le hacía bromas y hasta le cantaba. Sin embargo los doctores le hicieron una prótesis y finalmente la convencieron de usarla por lo que pudo dar cortos paseos por el cuarto y hasta el jardín.
      ¡Que tragedia! Ella soportó desde su infancia terribles dolores: Como la polio, la columna rota, sufrir tres abortos, traer un corsé, primero de yeso que le quitaban hasta la respiración, después uno de acero, que le cortaba la carne brutalmente, la mutilación de las cinco falanges del pie derecho, la quitada de dos huesos, el injerto en la columna de otro, la amputación de la pierna derecha y sumándose a este rosario de calamidades le salió una dermatitis por hongos en la mano que a veces le era imposible sostener el pincel. Salir y entrar de hospitales y el dolor siempre el maldito dolor aferrado a ella con dedos sarmentosos como una hiedra que la iba matando lentamente. Dejó de ser una mujer brillante y vivaz, casi se inclinó por el suicidio. No volvería a ser lo que fue. Cuando regresó a la “Casa azul”, se pasaba las horas ensimismada, con la vista fija en un  punto inexistente. Su semblante reflejaba la congoja que la desgarraba por dentro.
      José Alejandro Torres asegura: “El dolor además del sufrimiento, fue uno de los motivos principales en el arte de Kahlo” y abreviando afirma: “Sin embargo, amó tanto la vida que se aferró hasta el último momento para conservarla”.
      Para 1954 Frida estaba muy deteriorada. Se la pasaba encerrada en su cuarto, mirando caer la lluvia o los rayos del sol arrastrándose por las paredes, ya no le importaba nada. Finalmente su cuerpo agotado contrajo una neumonía. El día 2 de julio se hizo una manifestación en contra de Estados Unidos por imponer en Guatemala al general Castillo armas. No hubo poder humano que la disuadiera para no asistir. Así enferma como estaba, Diego la llevó en silla de ruedas, con una pañoleta toda arrugada, sin pizca de maquillaje y con el atroz dolor que la traspasaba; para colmo era un día gris y caía pertinaz la lluvia. Ya no tenía ganas de seguir luchando; al fin su cuerpo lacerado y lleno de cicatrices dijo: ¡BASTA! Y el 13 de julio de 1954 fue encontrada muerta en su habitación. Los doctores dijeron: Murió de embolia pulmonar.
      Sus restos fueron expuestos en el Palacio de Bellas Artes, en donde una gran fila de personas de todas las clases sociales, fueron a dar el último adiós a una mujer que se había cansado de luchar y su cuerpo caía abatido por la enfermedad, se rendía ante la muerte. Sus restos fueron incinerados y puestos en una urna en la casa azul de Coyoacán.
      Finalmente dejó de existir una tenaz y combativa mujer, dejando para la posteridad un sinnúmero de obras reflejando su propia vida tales como: El abrazo de amor entre el universo, Naturaleza muerta, Autorretrato con trenza, (Viva la vida), La Venadita (el venado herido) Autorretrato con monos, Frida y el doctor Farril, La columna rota, lo que el agua me ha dado, El suicidio de Dorothy Hale, Unos cuantos Piquetitos, Sal y Vida, Retrato de una Dama, María Izquierdo, Flor de la Vida, y por supuesto “Las Dos Fridas”. Tantos y tantos autorretratos, bodegones y retratos. […]
      Alguna vez Diego escribió: “En medio del panorama de toda la pintura mexicana de calidad producida durante los últimos años, como diamante en el centro mismo de un joyel, clara y dura, preciosa y cortante, esplende la pintura de Frida Kahlo Calderón”. (Fragmento de un texto de Diego Rivera en el boletín del semanario de cultura mexicana)
      Hoy, 6 de Julio del año en curso se celebra el centenario de su natalicio. Es menester decirlo: como persona fue genuina, apreció los valores del arte popular mexicano y precolombino. Usó un lenguaje visual bastante dramático tan directo que muchas veces cae en lo violento y lo plasma a través de su obra.
      A pesar del tiempo sigue siendo grande, porque fue, es y será una mujer notable e imperecedera, convertida en una leyenda, donde convergieron dos culturas: la alemana y la mexicana, dando como resultado un arte propio, lleno de vigor, único, preciso y muy singular.
      Basta ver toda su pintura para darnos cuenta de la originalidad de esta extraordinaria artista, que nos presenta su autobiografía a través de su arte, lleno de matices agresivos donde el dolor y la sangre son una constante. Algunos críticos aseguran: “Lo más increíble es que sus obras se mueven a través del surrealismo”.
      Esto es lo extraordinario de Frida, su mágica inspiración. Radiante y llena de colorido, tan impactante, que a muchos nos asombra. Hoy por hoy su pintura a nivel internacional es de las más cotizadas, alcanzado precios estratosféricos.
   Carlos Pellicer su amigo la inmortalizó en una poesía. Para terminar tomo uno de sus versos:

“Siempre estarás sobre la tierra viva,
siempre serás motín lleno de auroras,
la heroica flor de auroras sucesivas”.

titama43@hotmail.com

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