martes, 6 de mayo de 2025

A mi Madre


Por Fernando Martínez Navarro 


Ya hace mucho tiempo que viví mi niñez.


Me escapaba de la casa para ver el mundo y sentir su calidez. El camino me llevaba a lugares fabulosos.


Todo cubierto de izotes, jinicuiles y naranjos olorosos.


El tiempo se evaporaba, se iba rápido y veloz; entre brincos y emociones, gritos, resignación..., el fin del día terminaba. La pinta bien valió la pena. empezaba la tristeza, el  desasosiego y el temor.


La hora se acercaba y la magia terminaba. El miedo se incrementaba sabiendo que me esperaba.


Mi madre, estaba preparada con el cincho, la piedra o una vara; en fin yo me dormía calentito, esperando la mañana. 


¡Oh mujer, solo hay una! Mi madre. Ella siempre me cuidó y me alimento.

 

Hoy, sobre todas las cosas del mundo, te agradezco lo que has hecho por mí.


Sin ti, no sería lo que soy, un hijo que ve con realismo, que está conforme cómo es y, no ambiciona espejismos. Aprendí de ti a valorar lo poco o mucho que tengo; a  sentirme satisfecho y agradecido del hecho que de ti,  yo haya nacido, mamá.


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