Carlos Bernal Romero 
Para Lucina
En donde quiera que se encuentre
Lo malo de las preguntas: no es que desconozcas las respuestas:
Sino que las conozcas
Oído en la Suprema Corte de
Justicia
        
Con 15 hijos y cientos de trabajos a cuestas, Lucina López todavía se daba
tiempo de escribir y divertirse por toda la Ciudad de México y balnearios
circunvecinos.
        
De edad indeterminada muy a la Gabriel García Márquez rondaba los 60 años,
aunque no se consideraba aun como una adulta en plenitud y mucho menos miembro
activo del INSEN.
        
Lo único que le empezaba a fallar, debido sobre todo a su afición por la
costura, era la vista. Si fuera hombre bien podría desempeñarse como árbitro de
fútbol, porque cada día veía menos.
        
Para “echarse porras” ella misma decía:
        
“Algo tenía que comenzarme a no funcionarme bien, después de tanto trajin”
        
Pero resultaba bastante obvio que sus ojos estaban cansándose de tanto observar
pasar la vida, crecer a sus hijos y nacer a sus nietos que cada año eran más.
        
Uno de sus vástagos, medio en broma y medio en serio le dijo:
        
-Tienes que ir al oculista o salir acompañada a la calle
        
Con su tranquilidad característica Lucina contestó:
        
-Gracias por preocuparte, pero no estoy ciega y mucho menos inútil
        
Él sin embargo, insistió:
        
-Ya lo sé, pero necesitas otra graduación
        
Se aguantó la risa, para señalar:
        
-Ahora hasta especialista me saliste
        
Antes de despedirse de su madre; puntualizó:
        
-No me vayas a decir luego que no te lo advertí
        
A pesar de no reconocerlo ante su hijo, se vio con detenimiento al espejo:
quitándose y poniéndose un par de ocasiones los lentes y comprobar su “ceguera”
        
Cinco minutos más tarde llegó a la conclusión: que si bien su visión era un
poco más borrosa que de costumbre, no se trataba de nada serio o irreversible
de qué preocuparse.
        
Quizá no hubiera visitado al oculista en mucho tiempo; de no ser que un día en
uno de sus habituales viajes en el metro; al ir de pie y con la mano estirada
para tratar de agarrarse del tubo; una señora le dijo a:
        
Lucina López:
        
“Tenga buena mujer”
        
Poniéndole cinco pesos en la mano derecha.
McDonald´s San Juan de Aragón
17:00 -18:00 p.m.
2/II/2019
 
 
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