miércoles, 3 de febrero de 2016

LA MEXICANIDAD GLORIOSA DE JOSÉ MARTÍ














José Martí






INSTITUTO DE RELACIONES CULTURALES
MEXICANO-CUBANAS
“FLORES MAGÓN-MELLA”

Prof. Wilfrido Sánchez Márquez  



28 de Enero de 2016





J
osé Martí el héroe nacional de nuestra hermana República de Cuba, el poeta sublime, el luchador social extraordinario, radicó en nuestro país durante varios años, en el lapso de su estancia en México se integró plenamente a la vida y a la problemática nacional de un Estado en proceso de cambio convulsivo de su régimen social, el de la dictadura al liberalismo.
Su participación activa al lado de los constructores del régimen liberal mexicano fue muy intensa a grado tal que nos dejó los escritos que reflejan su honda mexicanidad:
“¡Oh México querido! ¡Oh México adorado, ve los peligros que se acercan!
¡Oye el clamor de un hijo tuyo que no nació de ti!...Tú te ordenarás, tú entenderás, tú te guiarás, yo habré muerto, ¡Oh México, por defenderte y amarte!
“José Martí vino por vez primera a México, donde desde hacía algún tiempo vivían sus seres queridos, llegó a Veracruz el 8 de febrero de 1875”, cuando solamente habían transcurrido 8 años del fin de un conflicto armado que duro 13 años y que concluyó en 1867 con el triunfo del liberalismo y la expulsión definitiva de nuestro territorio del ejército francés.
Del puerto de Veracruz, se trasladó por ferrocarril a la capital de la República.
“Era la media noche cuando el tren entró en la estación de Buenavista. Ahí lo esperaba don Mariano, (su padre), a quien acompañaba un buen vecino y amigo, don Manuel Mercado que ocupaba el puesto de Secretario del Gobierno del Distrito Federal”.
Su contacto con los intelectuales de aquel tiempo, se hizo a través de la Revista Universal, que era nido de liberales; ahí se relacionó con la realidad mexicana, con los hombres de la Reforma y con los pensadores liberales mexicanos, entre éstos: elMaestroGuillermo Prieto, el poeta indígena Manuel Altamirano, Ignacio RamírezEl Nigromante,” Juan A. Mateos, orador, novelista y dramaturgo, Hilarión Frías y Soto, Juan de Dios Peza, Justo Sierra, Francisco Bulnes, y otros más”; también se integró a la masonería mexicana, cuyos miembros participaron destacadamente en la formulación del ideario del liberalismo y en la lucha armada que después de tres años concluyó con la expedición de las Leyes de Reforma y la instauración del régimen liberal en el Estado Mexicano.
En 1884 escribió un artículo sobre la personalidad y la ejecutoria de Benito Juárez:
“Ese nombre resplandece como si fuera de acero bruñido; y así fue en verdad, porque el gran indio que lo llevó era de acero, y el tiempo se lo bruñe…A Juárez, a quien odiaron tanto en vida, apenas habría ahora, si volviese a vivir, quien agradecido, no le besase la mano. Otros hombres famosos, toda palabra y hoja, se evaporan. Quedan los hombres de acto; y sobre todo los de acto de amor.  El acto es la dignidad de la grandeza. Juárez rompió con el pecho las olas pujantes que echaba encima de la América todo un continente; y se rompieron las olas, y Juárez no se movió.”    
Después de la muerte del Presidente Juárez, surgió un serio conflicto entre los aspirantes a ocupar  la presidencia de la República; las ambiciones desatadas pusieron en peligro la estabilidad del país; ante esta situación Martí expresó:
“Oh México querido! ¡Oh México adorado, ve los peligros que se acercan! ¡Oye el clamor de un hijo tuyo, que no nació de ti! Por el norte un vecino avieso se cuaja…Tú te ordenarás, tú entenderás, tú te guiarás: yo habré muerto, Oh México, por defenderte y amarte”.
“En cada uno de sus escritos, Martí hablaba como mexicano. México le había ganado y penetrado hasta lo más íntimo de su ser, sintiendo sus tragedias y sus luchas como propias”.
Al finalizar su primera estancia en nuestro país y retornar a su patria expresó:
“…digo adiós a este México a que vine con el espíritu aterrado y del que me alejo con esperanza y con amor, como si se extendiera por toda la tierra el cariño de los que en ella me han querido”. (1° de enero de 1887).
En 1891 Martí escribió sus Versos Sencillos que dedicó a su íntimo amigo Manuel Mercado; en unos de sus cuartetos escribió:
Tiene el conde su abolengo,
Tiene la aurora un mendigo,
Tiene ala el ave: ¡Yo tengo
Allá en México un amigo.
Cuando retornó a México, se instaló en la casa de su amigo entrañable Manuel Mercado. Allí estrecha sus relaciones con Gutiérrez Nájera. Entre los asiduos interlocutores se encontraba el poeta Amado Nervo quien dejó escrita la siguiente constancia: “Lo conocí, nutrí mi espíritu con su verso radiante; y, oyendo hablar al patriota, creí en la libertad…”.
Cuando Martí consideró haber cumplido la misión que lo trajera a México, y ya había sembrado la semilla de la independencia en Cuba en nuestro país, donde dejaba constituidos dos nuevos clubes revolucionarios: el Josefa Ortiz, de damas y el Miguel Hidalgo integrado por caballeros, retornó a Cuba para incorporarse y encabezar la lucha por la independencia de su patria.
El 18 de mayo de 1895, un día antes de su muerte en combate, tomo la pluma para escribir al fraterno amigo Manuel Mercado, una carta (inconclusa) que ha sido catalogada como el “Testamento de José Martí. En la primera parte de este documento se lee:
“Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo 1895.
Mi hermano queridísimo: Ya puedo escribir, ya puedo decirle con qué ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía, y mi orgullo y mi obligación; ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y ´por mi deber…de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan los Estados Unidos por las Antillas y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.
Al día siguiente, el 19 de mayo, “cuando el sol se encontraba en el cenit iluminando a la vega de Dos Ríos, Martí montando su corcel blanco, revólver en mano, de cara al enemigo,…se lanzó sobre los cuadros españoles agazapados en la maleza: una descarga cerrada, humo y olor a pólvora, todo gira a su alrededor, y se desploma sobre la tierra Cubana, atravesando el pecho y el cuello por las balas españolas”.
Martí lubricó con su sangre generosa toda su obra. “Y aquel cuerpo pequeño comenzó a crecer, agitarse y extenderse por sobre el continente americano y por sobre toda la faz de La Tierra”.
Recordemos de Martí el siguiente cuarteto:
NO ME PONGA EN LO OSCURO
A MORIR COMO UN TRAIDOR
¡YO SOY BUENO Y COMO BUENO
MORIRÉ DE CARA AL SOL”

José Martí, el poeta

L
os vínculos entre las aspiraciones del pueblo cubano y las luchas independentistas de José Martí con el ideario de la revolución iniciada en el Asalto al Cuartel Moncada, son muy estrechos, a grado tal, que podemos afirmar que ambos movimientos libertarios son partes de un mismo proceso histórico.
El conocimiento, el análisis, la comprensión y la evolución de las maneras de pensar, sentir, decir, escribir y actuar de José Martí durante su multifacética vida, son indispensables para valorar objetivamente las metas y los propósitos alcanzados por él durante su fructífera existencia, su presencia en el pueblo de Cuba durante su desarrollo histórico y la influencia que el libertador y poeta ha ejercido en los pueblos de América Latina y del mundo subdesarrollado.
De la premisa anterior, se desprende la necesidad de dar respuesta a las preguntas: ¿Quién fue, cómo fue y qué hizo José Martí?
Para resolver estas interrogantes, imaginariamente acudimos a él solicitándole sus datos personales. A manera de tarjeta de presentación nos entrega uno de sus libros titulado “VEROSOS SENCILLOS”. En este poemario encontramos dispersos los versos que bosquejan un autorretrato del autor:
“Amo la sencillez y creo en la necesidad
De poner el sentimiento en formas llanas y sencillas”.
“contra el verso ornado, el verso natural”
I
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar los versos del alma.
II
Yo vengo de todas partes
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los momentos, monte soy
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él calla y muere.
V
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
VII
Estimo a quien de un revés
Echa por tierra un tirano:
Lo estimo si es un cubano
Lo mismo que aragonés.
XVII
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!
XXIII
No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor.
¡Yo soy bueno y como bueno
Moriré de cara al sol!
XLIV
Tiene el conde su abolengo:
Tiene la aurora un mendigo:
Tiene ala el ave: ¡Yo tengo
Allá en México un amigo!.
Entre los aspectos integradores de la personalidad de Martí, destacan el de luchador social y el de poeta. Ambos se entrelazan formando una unidad indisoluble.
Su antología poética refleja, en su mayor parte, una realidad, la realidad del pueblo… y está escrita en una forma y lengua sencilla, fácilmente comprensible y apropiada al nivel de enseñanza-aprendizaje, a las experiencias cotidianas y al ambiente familiar del pueblo, a sus tradiciones y al habla popular, al respecto decía:
“O la literatura es cosa vacía de sentidos o es la expresión del pueblo que la crea”.
Martí era partidario de una literatura que facilite al pueblo, aún en condiciones sociales y culturales adversas, encontrar acceso al arte. Clarifica su ideario poético, expresando:” Para andar entre las multitudes, de cuyos sentimientos y alegrías, el poeta quiere hacerse intérprete, ha de oír todos los suspiros, presenciar todas las agonías, sentir todos los goces e inspirarse en las pasiones comunes de todos…Es preciso vivir entre los que sufren. Por grande que sea el poeta, antes de que pueda encontrar los sonidos vigorosos que alientan los corazones, anuncian los grandes sucesos y los inmortalizan, fuerza es que el pueblo goce, bendiga, maldiga, espere y condene. Sin estas condiciones, el poeta es planta tropical en clima frío. No puede florecer”.
En la introducción de sus VERSOS LIBRES, nuestro poeta dejó esta autoevaluación de su poesía:
“Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados…La poesía tiene su honradez, y yo he querido siempre ser honrado…Así como cada hombre trae su fisonomía, cada inspiración trae su lenguaje. Amo las sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava”.
En lo que toca a las masas populares de indios, negros, mulatos y mestizos… Martí   atribuía una importancia singular a las etnias indígenas; también exigía la integración plena del hombre negro a la nación y a la sociedad.
Los problemas del negro cubano le fueron familiares desde la infancia. En el poema suyo evoca un recuerdo de niñez, en el que describe la importación, el tratamiento y el castigo cruel de los esclavos negros:
XXX
El rayo surca, sangriento,
El lóbrego nubarrón:
Echa el barco, ciento a ciento,
Los negros por el portón.
El viento fiero quebraba
Los amácigos copudos;
Andaba la hilera, andaba,
De los esclavos desnudos.
El temporal sacudía
Los barrancones henchidos:
Una madre con su cría
Pasaba, dando alaridos.
Rojo como el desierto,
Salió el sol del horizonte;
Y alumbró aun esclavo muerto,
Colgado a un seíbo del monte…
Un niño lo vio, tembló
De pasión por los que gimen:
¡Y al pie del muerto, juró
Lavar con su vida el crimen!

Martí percibe y expone con hechos la función social del arte y de la estética y los expresa nítidamente en el texto siguiente:
“Lo que ha de hacer el poeta de ahora es aconsejar a los hombres que se quieran bien, y pintar todo lo hermoso del mundo de manera que se vea en los versos como si estuviera pintando con colores, y castigar con la poesía, como un látigo, a los que quieren quitar a los hombres su libertad, o roben con leyes pícaras el dinero de los pueblos, o quieran que los hombres de su país los obedezcan como ovejas y les laman las manos como perros”.
La problemática social es una constante en la poesía martiana.
Esta corriente tiene manifestaciones extraordinarias en otras ramas del arte como la pintura, la música, el teatro y la danza.
Martí aspiraba a la conformación de una sociedad justa, humanista y equitativa. Sus ideales ahora tienen vía de realización plena en la Cuba revolucionaria cuyo pueblo ha traspuesto el cincuentenario de su lucha heroica y ejemplar hacia el socialismo. Concluimos con una de las expresiones de mayor fuerza, forma y contenido de la escuela poética martiana, mundialmente conocida y admirada: “La Rosa Blanca”.

XXXIX
Cultivo una rosa blanca
En Julio como en Enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo:
Cultivo una rosa blanca.






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