jueves, 13 de mayo de 2021

Cuando la ficción se vuelve realidad

 


Susana Daniela García Sánchez

La literatura cuenta con los temas suficientes para dar abasto a toda clase de gustos. Uno de los géneros que ha tomado gran popularidad es la literatura de fantasía y ciencia ficción, esto se debe a los múltiples escenarios e historias auténticas que sus protagonistas van viviendo, y que, en contraste con nuestra realidad, su posibilidad de pasar, en la mayoría de los casos, resulta casi nula. A pesar de eso, no significa que no se hagan intentos por lograr que estas situaciones fantásticas puedan ser una verdad.

          De entre los eventos más comunes que encontramos en la ficción está el poder volar, una idea que le surgió a Leonardo Da Vinci hace más de 500 años. Y, aunque en la mayoría de las historias esto se ve como un hecho imposible, los humanos han buscado la manera de lograrlo, y, si bien aún nadie puede volar por sí mismo, sí existen objetos con la capacidad de hacerlo. Recordemos a Alberto Santos Dumont, quien fue un inventor que se adentró en el mundo de la aviación, siendo el primer hombre en volar en un avión con un motor aeronáutico. Hoy, gracias a las aeronaves, las personas pueden apreciar, desde las alturas, una parte de la naturaleza y del mundo, estando aproximadamente a once mil metros de tierra firme.

          También, una de las aventuras más grandes concebidas por los hombres, que han generado en los niños el deseo de ser astronautas, son las historias sobre el espacio exterior: ir a la luna, a otro planeta o viajar en una nave espacial. Ray Bradbury, en varios de sus cuentos pertenecientes al libro El hombre ilustrado, nos da a imaginar el cómo sería otro lugar fuera de la tierra, desde el espacio hasta otro planeta. Laika, una perra labrador, fue el primer ser vivo en estar en órbita, en 1957; poco después, en 1961, llegó el momento para Yuri Gagarin, quien fue el primer ser humano en viajar al espacio.

          Por otra parte, los viajes en el tiempo son algo que no hemos vivido en la realidad, pero es un tema muy popular en la ciencia ficción, incluso bastante recurrente. La máquina del tiempo es una reconocida novela de H. G. Wells, publicada en 1895, donde se habla de un científico que viaja años, muchos años, al futuro. Suena difícil de suceder, sin embargo, en la actualidad existen investigaciones que, aunque iniciaron con Albert Einstein, se han interesado por esta cuestión, un ejemplo es Nathan Rosen, quien hizo un experimento para medir la posición y el impulso que ayudaría a conocer la realidad física. De hecho, gracias a ellos existe la teoría del puente de Einstein-Rosen, de 1935, conocido también como agujero de gusano. Esta sería una forma de viajar en el espacio-tiempo.  Algunos científicos más cercanos a nuestra época, que han realizado investigaciones para tratar de dar más información sobre estos viajes en el tiempo, son: Stephen Hawking, quien decía que incluso hay varias teorías para viajar en el tiempo, como los ya mencionados  agujeros de gusano, viajes a la velocidad de la luz u órbitas alrededor de agujeros negros; Ben Tippett y David Tsang, quienes han propuesto un modelo matemático que hace que esto sea posible, generando un bucle espacio-temporal, a partir de materia ordinaria y densidad de energía positiva.

          En correlación con lo anterior, el término “inteligencia artificial” lo introduce John McCarthy en 1956, se refiere al hecho de poder crear máquinas inteligentes y, en ocasiones, un cierto nivel de autonomía en los artefactos. En la ciencia ficción podemos ver esto con Isaac Asimov, quien publica Yo, robot, en 1950, en donde conviven los robots y realizan las actividades comunes de los humanos. En el 2014 SoftBank Robotics presenta al robot Pepper, que fue creado para cohabitar con los sujetos; algunas de sus cualidades son poder identificar el leguaje y reconocer las emociones de las personas.

         Un mundo feliz de Aldous Huxley, es una novela publicada en el año 1932, es una historia que involucra muchos temas, pero cabe mencionar que se desarrolla en el futuro, en donde la reproducción humana se da sin contacto humano y el feto crece fuera del cuerpo de su madre. En nuestros días, existe la fecundación in virtro por sus siglas FIV, que es una técnica de inseminación, en donde se realiza la fecundación fuera del cuerpo de la mujer, para después transferir el embrión al útero de la madre. Esta forma de concebir vida se dio por primera vez en 1978.

          Los ejemplos anteriores sólo son algunos de los muchos que podemos encontrar en el devenir cultural, ya que la imaginación es tan amplia que puede crear nuevos escenarios, nuevos aparatos, nuevas ideas, entre otras cosas. La literatura de fantasía y la de ciencia ficción tienen una característica maravillosa, en la que los límites que tenemos como seres humanos desaparecen, básicamente todo es posible. Y en ese gran espacio de cosas que podrían pasar, sigilosamente se abre una brecha para la realidad, en donde la tecnología y la ciencia se actualizan para crear un mundo con nuevas visiones y capacidades.

          Ahora bien, si analizamos cada ámbito de nuestra vida diaria, podemos notar que todo se relaciona con todo, lo cual es extraordinario, pues esa conexión hace que se despierten múltiples intereses: materiales, científicos y literarios. En los casos anteriores, ver cómo la física y la matemática se vinculan con la literatura. Podría ser al revés, donde los interesados de las ciencias se adentren en el mundo de la literatura, por las posibles situaciones comunes que presentan.

          Una conocida frase que se le amerita a Julio Verne, dice: “todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad”. Y aunque parezca difícil de creer, ya ha sucedido, lo que nos dice que es posible que vuelva a ocurrir. Es increíble lo que la ciencia ha logrado a través de los años, lo que antes parecía imposible ahora parece realidad; lo que aún no podemos imaginar, tal vez algún día se llegue a materializar. Debido a que nuestra estancia en la tierra es limitada, posiblemente no estaremos para ver como algo real lo que ahora sólo podemos imaginar o leer en libros.

          Sí, la lectura abre caminos a nuevos conocimientos, nos da la pauta para ver nuestro entorno de diversos modos, ayuda a que el interés de hacer mejoras en la sociedad crezca, y no sólo en cuestiones sociales, sino en cada disciplina del saber. Pues, incluso como humanos, podemos desafiar aquello que creemos imposible de pasar. A su vez, se debe reconocer que gracias a la tecnología, a la ciencia y a las investigaciones, se ha concebido un mundo distinto: real e imaginario. Pero, sin olvidar que detrás de todo esto está la mente humana, que se entusiasma con el hecho de poder lograr algo único, algo que no ha sido tangible en el pasado.

          Tal vez, los autores que se mencionan en los ejemplos pensaron que todo lo que escribieron no sería más que un libro que narraba sucesos que sólo existían en sus mentes, o tal vez lo escribieron con la visión de que alguien intentaría materializar aquello que estaba escrito en sus textos. No tenemos certeza de eso, pero sí podemos decir que sería increíble y satisfactorio poder ver cómo otros son partícipes de volver realidad lo que sólo estaba plasmado en letras.

          Existen muchas maneras de estimular nuestra imaginación, de intentar visualizar lo que aún no conocemos, de tal manera que antes de poder ver algún aparato, lugar o situación ficticia hecha realidad, se pueden hacer prototipos o simulaciones, creadas a partir de teorías que se acercan a un conocimiento verdadero. Se puede tomar en cuenta a quienes hacen los bocetos para la creación de algún nuevo robot, alguna nave o cohete, entre muchos objetos más. También se puede ver en las películas basadas en algunos libros de ciencia ficción, que tratan de darnos una idea del cómo sería todo lo que engloban esas historias, aunque no son precisas y algunas tiene adaptaciones diferentes; muchas otras procuran hacer lo posible por plasmar, de forma visual, escenas de lo que aún no hemos sido testigos como seres humanos.

          Las obras de cualquier género despiertan la creatividad, pero también generan conocimientos, el cómo elegir qué leer va de acuerdo con los gustos y necesidades del lector; pero, es un hecho, podemos encontrar lecturas de todo tipo y para toda persona. Y, aunque muchas veces leer sea una situación que se hace por gusto, ese gusto se puede expandir lo suficiente como para hacer realidad lo que otros ven como inalcanzable, recordando siempre que todas las disciplinas tienen algo en común y podemos complementar una con otra.

          A partir de esto, podemos decir que, aunque Da Vinci tenía la idea de que las alas harían volar a los humanos, Sir George Cayley diseñó y construyó objetos con alas, con el fin de hacerlos volar, siendo esto alrededor es 1799 y 1853.  A Wilbur y Orville Wright, en 1903, se les atribuyó la creación del primer avión; y, como anteriormente se mencionó, fue Alberto Santos Dumont el primer hombre en pilotear un avión. Otro ejemplo es George Devol, quien en 1945 creó el primer robot con fines industriales, para dar paso a los robots autómatas. En 2021, ya se cuenta con Sanbot Robots, una empresa en la que los robots son productos que asisten a las personas que requieran entretenimiento e incluso cuidados. Así, podemos ver que aquello que solía ser ficción, ahora es una realidad.

 

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