Aún tengo curiosidad por la vida
Gilberto Nieto Aguilar
Así como el hierro se oxida por falta de uso, igual
la inactividad destruye el intelecto. Leonardo da Vinci
Estar cerca de los ochenta años con tan pocas dolencias, me
hace sentir feliz. Viajé por casi todo México; también viajé por Europa cuando
salir del país era una odisea reservada a unos pocos. Hoy observo que muchos jóvenes
salen a otras partes del mundo. Qué bueno, porque los viajes ilustran y nos
dejan la grata sensación de lo que es y puede ser el mundo creado por los seres
humanos. Nos muestran con certeza que nuestro México lindo puede ser mejor, porque lo que han logrado otros seres humanos,
igual nosotros lo podemos lograr.
Disfruta tus experiencias, que aun las más ingratas nos
dejan enseñanzas. No te amargues
por ellas. Detente en cada momento de tu
vida y haz una profunda, o cuando menos, una sencilla reflexión. Piensa en lo que vas
dejando a tu paso. Alegre o triste, doloroso o placentero, ese momento es parte
de una cadena de tu existencia. Es la historia de tu vida. No es cualquier
cosa. Es aquello que vas sembrando en la rueda de la existencia y que cosecharás más adelante, muchas veces sin
darte cuenta.
Son los frutos que nacieron de tus actos. Casi todas las
religiones lo dicen, y las viejas filosofías que condensan el sentir de los
pueblos y reproducen
sus experiencias vitales, lo expresan en miles de modos
para que las entiendan miles de mentes con miles de forma de pensar e
interpretar al mundo. A esta filosofía no la ignores, ni menosprecies las experiencias de los demás,
porque ellas actualizan tus saberes.
Si eres
liberal e inteligente, desarrolla tu propia
filosofía y encontrarás muchas similitudes. A los que viven como
hojas al viento, todo les da igual. Se pierden en la urgencia que les imponen
las circunstancias y las
voluntades
ajenas, y borran lo importante y necesario que es su impronta, vital e
imprescindible.
Al iniciar los setenta, Og
Mandino se hizo famoso por recordarle al mundo que todos somos vendedores de
algo. Utilizamos el trueque de épocas prehistóricas para interactuar en el
intercambio cotidiano de afectos, ideas, valores y conocimientos. Lo que das,
recibes. Así que no pienses primero en recibir porque tú eres el que propone el
trueque:
lo que das, recibes.
Cuando hablo de ancianos, tengo en mi mente a Umberto Eco,
José Saramago, Stephen Hawking, Winston
Churchill, Giuseppe Verdi, Nelson Mandela y muchos otros que en una edad tardía
producen, son lúcidos y están activos. En tanto que sigamos pensando, tenemos que continuar.
Prefiero pensar en la gerontocracia
que en un asilo de ancianos, en la plasticidad cerebral que en el deterioro
propio de la edad, en la capacidad del sistema nervioso para cambiar su
estructura y su funcionamiento que en la muerte neuronal por las enfermedades
de la vejez
o por la falta de actividad del cerebro.
En fin, que prefiero pensar en la
posibilidad de que la neuroplasticidad permita a las neuronas regenerarse tanto
anatómica como funcionalmente y formar nuevas conexiones sinápticas, que
imaginar un cerebro seco, inerte, débil por la falta de uso y
ejercicio.
gilnieto2012@gmail.com
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