jueves, 30 de noviembre de 2017

A MI PADRE


Carlos Eduardo Lamas Cardoso

Tu cuerpo inerte se asomó sombrío por las incrédulas pupilas de mi asombro adormecido Quise hablarte, escucharte, tocarte...

Mas respeté la quietud de tu rostro dormido bajo la pálida sombra desafiante de la muerte

Tus pasos suaves te llevaron al umbral de lo desconocido
ahí donde extendiste las alas para emprender el vuelo

El pasado me remonta al momento en que llegué a tu vida... cuando cuidabas mis pasos inciertos en veredas colmadas de espinas

Me diste rosas que marchité en la altivez sorda de mis días,
me diste palabras y entenderlas no quería

Tu mano nunca soltó ni un momento la mía, a pesar del silencio y mis obscenas noches sombrías

Siempre te tuve y lo agradezco a la vida, siempre estuviste para darme alegría

En el aire hay rezos que no escuchas, en el suelo flores que no hueles... y mis lágrimas que no terminan de caer te son indiferentes

Finalmente soltaste mi mano para acurrucarte en mi alma, y yo quiero dormir en tu pecho donde habita la flor

Vuela padre, dibuja centellas radiantes en el firmamento, vuela entre jilgueros y canta tu canción

Duerme tu sueño eterno y vive siempre en mi corazón.

México

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