Carlos Eduardo Lamas Cardoso
Tu cuerpo inerte se asomó
sombrío por las incrédulas pupilas de mi asombro adormecido Quise hablarte,
escucharte, tocarte...
Mas respeté la quietud de tu
rostro dormido bajo la pálida sombra desafiante de la muerte
Tus pasos suaves te llevaron al
umbral de lo desconocido
ahí donde extendiste las alas
para emprender el vuelo
El pasado me remonta al momento
en que llegué a tu vida... cuando cuidabas mis pasos inciertos en veredas
colmadas de espinas
Me diste rosas que marchité en
la altivez sorda de mis días,
me diste palabras y entenderlas
no quería
Tu mano nunca soltó ni un
momento la mía, a pesar del silencio y mis obscenas noches sombrías
Siempre te tuve y lo agradezco a
la vida, siempre estuviste para darme alegría
En el aire hay rezos que no escuchas,
en el suelo flores que no hueles... y mis lágrimas que no terminan de caer te
son indiferentes
Finalmente soltaste mi mano para
acurrucarte en mi alma, y yo quiero dormir en tu pecho donde habita la flor
Vuela padre, dibuja centellas
radiantes en el firmamento, vuela entre jilgueros y canta tu canción
Duerme tu sueño eterno y vive
siempre en mi corazón.
México
Derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario