Javier
Ortiz Aguilar.
Cuando
ingresé a la entonces Facultad de Filosofía. Letras y Ciencias, vi por primera
vez al Maestro Carlo Antonio, explicando a sus alumnos la importancia de la
libreta de campo en las investigaciones antropológicas. Como en ese tiempo
había una buena comunicación entre los alumnos de las facultades de historia y
antropología, al disolverse el grupo, recibí una exuberante información del
profesor y de su obra. Ahí me enteré del dominio de idiomas europeos, asiáticos
y mesoamericanos, Por ello su obra bibliográfica esta integrada por
traducciones, investigaciones científicas de la cultura indígena, historias de
vida, un recurso de investigación donde inciden la literatura y la
antropología, también manifiesta en varios libros y pláticas su vena poética y
también es autor de una novela indigenista, Los hombres verdaderos. La crítica
literaria. Especialmente latinoamericana estuvo presente
Posteriormente,
en la consulta de la Revista de la Universidad Veracruzana, de la primera
época, sobre la producción pictórica de Mario Orozco Riverai en Veracruz, con
el fin de realizar un trabajo escolar. Concluida la consulta hojee la revista,
encontré un artículo de Carlo, bajo el título: Lupe la de Altotonga. Con mi
sentimiento de pertenencia a mi ciudad de origen, lo leí con fruición y me
encontré con mi pasado inmediato. Así empecé a valorar su trabajo docente; pues
él no solo daba verdades absolutas, sino que enseñaba a construir sus
conocimientos y a divulgarlo por muchos medios.
Un día
coincidimos en una librería cercana a la Facultad, que daba a los estudiantes
libros en abonos. Eran otros tiempos, la comunidad universitaria consumía
libros, no solo los exigidos por sus estudios formales. Carlo se llevaba 10 ó
15 libros de diversos temas. Después le pregunté al librero cuáles eran los
libros que se llevaba, y desde entonces fue mi guía para comprar libros.
Fue
cuando ingresé como profesor en la Escuela Preparatoria Artículo Tercero, tuve
la oportunidad de dialogar cotidianamente sobre los distintos aspectos de la cultura
y los compromisos del profesor.
Ahí lo veo
enseñar latín e inglés con una didáctica natural, donde los estudiantes
participaban en la construcción de un idioma extraño, como nosotros aprendimos
el español, hablando.
La
defensa del idioma era su obsesión. Él decía que el idioma era el alma de los
pueblos, y si el idioma se corrompe, se corrompe su alma. Y me preguntaba ¿Sabe
usted cuántos nombres de establecimientos comerciales están en otro idioma? Le
dije que no y el me dio una cifra que se me olvidó. Decía que el español es un
invento de Franco, El nombre correcto es Castellano. En España coexisten varios
idiomas, Durante el franquismo, hablar en catalán o gallego era subversivo.
Incluso
daba el nombre de hispanoamericano al español de Latinoamérica. Esta afirmación
la hacía por las diferencias fonéticas (en Latinoamérica no se distinguen la
“z” de la “s” o la “c”, esta el mismo caso la “b” o la “v”, semánticas. Como la
misma palabra tiene diferente significado en todos los países de habla española,
o los términos incorporados de los idiomas prehispánicos. En una palabra, cada
conversación siempre salía con nuevos conocimientos
En los
años ochenta Octavio García y el que esto escribe le propusimos fundar un
Comité de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua, y aceptó y así nació el
Comité Jalapeño de Solidaridad Con Nicaragua. Se reeditó un libro de los
simpatizantes de la lucha de Augusto Cesar Sandino. El libro trata del
asesinato del héroe de la Segovia y el ajusticiamiento que hace Rigoberto López.
El libro se titula Rigoberto López, donde escriben los intelectuales de
izquierda condenan la dictadura somocista. La reedición cuenta con una
declaratoria de la naciente organización integrada por Antropólogo Carlo
Antonio Castro, el Antropólogo Social y Lingüista, Octavio García Mundo,
Maestro en historia y egresado del Centro de Estudios Orientales del Colegio de
México y el que esto escribe, Cuando surgió otro comité de solidaridad,
disolvimos nuestro Comité y entregamos una cantidad de dinero y como cien
libros de poesía que teníamos para venderlos, al Ejército de Liberación
Farabundo Martí del Salvador.
El
maestro Carlo me indujo a escribir y a participar en Mesas redondas y
conferencias.
El Dr,
Carlos Aguilar y Aguilar, quien conocí en la Universidad Pedagógica Nacional,
siendo director del Instituto Veracruzano de Educación para Adultos me pidió
que lo ayudara a organizar una mesa redonda sobre educación indígena, le sugerí
que integrara al maestro Castro. Fuimos a su casa y se acordó que participara
Carlo Antonio quien participó como educador en el Centro Regional Bartolomé de
Las Casas, donde compartió tareas con Gonzalo Aguirre Beltrán, Ricardo Pozas
Arciniegas y Rosario Castellanos; Marcelo Ramírez Ramirez. Colaborador de
Gonzalo Aguirre Beltrán cuando era director del Instituto Indigenista, Dr,
Sergio Vásquez, director de la Facultad de Antropología, Javier Ortiz Aguilar,
profesor de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana. Y como
moderador Dr. Carlos Aguilar y Aguilar. La mesa se realizó en la Benemérita Escuela
Normal Veracruzana. La muerte del maestro, el compañero y el amigo, sucedida el
11 se abril de 2010, lleva a publicar las ponencias en un libro por la
Benemérita Universidad Popular.
Días
antes de la tragedia, Julio Cesar Martínez, Jesús Jiménez Castillo Marcelo
Ramírez visitan en su casa. Cuando se enteran del deceso, Marcelo Ramírez escribe
un articulo publicado en Diario de
Xalapa con el sugerente título El último banquete de Carlo Antonio Castro
Guevara, de este testimonio tomo la siguiente parte, por ser una precisa
síntesis:
“El
maestro Carlo llegó a la edad de 84 años y puede decirse que los vivió con
plenitud, dejando una herencia de valor académico y humano que asegura su
permanencia entre nosotros, Nos sonríe y nos agradece la visita. Todavía antes
de abandonar su casa, nos pregunta si estamos “haciendo cosas” y nos invita a
seguir adelante. Hacemos el compromiso de volver pronto. Jesús Jiménez le da un
abrazo. Luego me toca a mi; el último en salir es Julio César Martínez, quien
es visitante asiduo de la casa y goza de la confianza de la familia. La maestra
Carmen Vargas nos despide en la puerta que da a la avenida Araucarias con su
natural amabilidad. Nos sabíamos en esos momentos que muy pronto la veríamos
nuevamente en la sala donde se velaría al maestro Carlo Antonio Castro Guevara
en Bosques del Recuerdo.”ii
i Mario
Orozco, director de la Facultad de Artes Plásticas, era sobrino de José
Clemente Orozco y Diego Rivera, además miembro de apoyo de David Alfaro
Siqueiros ii
http://www.antropologuitosuv.com/article-el-ultimo-banquete-con-carlo-antonio-castro-gueva
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