Manuel Gámez
Fernández
Filo
Este es el filo que
traspasa el cuerpo
Que sale de la nada
Como navaja
delgadísima y fría
Atraviesa ligera de
extremo a extremo
El cuerpo entero
Las piezas del cuerpo
Se desliza sin
detenerse
Sacando tajos
infinitamente delgados
Como si no existiera
Como si solo fuera un
filo
Que se desliza noche
a noche
Delgado y misterioso
Cortando el cuerpo.
La ley del eterno fluir
El hombre se mueve
La tierra se mueve
Las plantas se mueven
Los átomos se mueven
El universo se mueve
¿Pero qué es lo que a
todos les impulsa a moverse?
Este es un
pensamiento fugaz
que a veces uno
tiene.
Exquisito señor prohibido
Señor musical hasta
el fondo del todo
Con una sola línea
cambia todo
Señor de signos
Señor encontrado
Señor de música total
Señor, señor
significado.
¡Alto señor de
manantiales!
¡Alto señor sónico y
prohibido!
¡Señor de alientos
cálidos y sabores magníficos!
¡Señor destino fiero!
Ser
Ser, ser, ser, ser
Mirar más lejos
Ser
Como un mar sin fondo
Sin soledad
Un mar sin mar
Un río de alcoholes
Un olor marítimo
Ser destinatario de
historias sin fin
Como el azul profundo
de los sueños.
Las
palabras
Las palabras son
buscadoras
De emociones sordas
De filosos vacíos
Rápidos precipicios
al origen
De la nada y la energía.
Las palabras son
tiernas
Como la pulpa de unos
labios
O también sensitivas
Y tibias
Como senos amados.
Las palabras saludan
Al alba cada día
Trepidan
Sudan
Sueñan
Maldicen
Aman
Cantan
Son potros sin dueño
Salvajes y libres
Nada las detiene
Copulan.
Los cuerpos sólidos
Me intriga
Su vibración oculta
Tras los puñales del
enlace
Electro y covalente.
Son como los ojos de
los tigres
Escondidos
A la sombra de los
matorrales.
Los cuerpos sólidos
engañan mis sentidos
Y transcurren
callados
Hasta que el tiempo
los desbarata un día
Con su mortero
De cuarzo metafísico.
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