jueves, 31 de agosto de 2017

FLORECITA ROCKERA


Alberto Rafael León Ramos

A mi vida ha llegado una florecita rockera.  Así es, has leído bien apreciadolector;  tengo una florecita rockera. Tal vez en este momento estés desconcertado por la contradicción que a primera vista pueda causar el leer “florecita rockera”; ¿cómo es que algo como una flor pueda  tener el adjetivo de rockera? Pero no te extrañe que así sea.  La florecita rockera a la que hago alusión es sin duda real. Si he de ser sincero cuando la conocí también pensé lo mismo, no sabía que pudiera existir una florecita ni mucho menos que fuera tan rockera.
Conocer una  florecita rockera a la que me refiero es uno de esos eventos raros que suelen pasar en menos de 2 segundos en la vida de un ser humano o como digo de manera filosófica hermenéutica neumática, una sustantividad humana. Mostrar de manera indudable la existencia se torna difícil ya que no se le puede definir de una manera concisa como lo podríamos hacer con un zapato o un árbol. Mucho menos se le puede mostrar sin tener complicaciones para efectivamente hacerlo.Es complicado, por ello tendré que contar las minucias que la hacen singular.
Primero que nada tengo contar que la característica que más le define es que posee una sutil belleza lo cual hace que la mayoría de los mortales la alaben por ello.  Es pues, los ojos ajenos a ver más allá de lo físico solo se concentran en alabar los atributos propios de sus 15 primaveras.  Lo cual es normal si tomamos en cuenta que su existencia por éste planeta no tiene más de 5,475 días y contando.  Pequeños de mentes son aquellos humanos que toman la apariencia física por el más preciado de los bienes, ya que de ellos no será el reino de los cielos.  Recordemos también aquel adagio que reza“la belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura”; mi amigo Moliere seguro podría ver, como yo, a la florecita rockera de la cual estoy enamorado. Cuando me refiero a la sutil belleza que posee no es aquella dada por la naturaleza de sus años. Es otra.
-¿Entonces cuál es? Pregunta mi Daemon interno.
- Lo sutil tiene la tendencia de esconderse tras lo evidente. Esa belleza que la identifica es así.  Te diré algunas de ellas: por ejemplo, los ojos cafés claros que al mirar el entorno alumbran la existencia de todo cuanto enfoca, la línea que marca su sonrisa traviesa que de inmediato torna de alegría el lugar que habita, esa voz suave la cual tiene la capacidad de derretir hasta el iceberg más añejo, sin olvidar los ondulados cabellos sueltos que en todo momento están en lucha por su libertad contra el viento que trata de ponerles orden, el andar de sus pies por la tierra los cuales parecen pisar nubes sin la menor preocupación, su mano izquierda con el poder de tocar el corazón de cualquier persona, no se debe olvidar la tendencia de sacar la lengua en las fotos  lo que nos indica que ese momento guarda en sí felicidad desbordada
- ¿Esa es la sutil belleza de la tal florecita rockera?  Dice mi Daemon.
-  Es una parte entre un billón de las cosas únicas de ella.
Otra característica de la florecita rockera es que a pesar de su corta existencia por éste mundo sabe identificar las almas afines a ella, es por eso que no cuenta sus secretos a cualquier humano. Tiene el don de ver las almas de las personas. Con la mirada identifica a los buenos o a los perversos. Eso le ayuda mucho a reservar sus secretos que viene más allá de nuestro sistema solar los cuales no puede contarle a cualquiera. Solo cuando puede ver un alma semejante a ella se muestra tal  como es, es decir, siempre escondida vive entre los humanos observando a todos pasar, en sus complicadas e irrisorias vidas, esperando el momento adecuado para  mostrarse sutilmente y como solo se necesitan 2 segundos para identificar a la florecita rockera, son pocos los que han podido darse cuenta de que ella realmente existe.
Ya mencioné que es una florecita y que además es rockera. Ésta última característica es la que más me gusta de ella.  Podría pensar que algo tan delicado como una flor sea rockera, pero no es así. Aun siendo una flor se sabe poseedora de una fuerza extraordinaria. Es así, que su música favorita es el rock.  Cuando apareció en la tierra se dio cuenta que habían ciertas melodías agradables a su oído, es así que se aprendió  numerosas canciones de aquellos grupos de antaño. Los grupos de los cuales goza su predilección son anteriores a su nacimiento, por tanto, es algo extraño que sea su música favorita.  Pero, si nos detenemos a pensar pausadamente de ese gusto podemos darnos cuenta que entre ella y el rock existe una conexión. 
Mi florecita rockera es algo maravilloso porque nadie que conozca tiene una, no he visto en mis 30 inviernos por la tierra otro humano que sea merecedor de tal dicha, es pues, la florecita rockera que los dioses del olimpo no la comparto. Y no por un sentimiento egoísta, sino porque son pocos los que entienden lo que es estar enamorado de una sustantividad así.  No sé si viviré mucho o poco, mal o bien, con dinero o sin fortuna, pero lo que sí sé es que con mi florecita rockera a mi lado soy hipersustantividifragilisticontentistomegarequete feliz, o para resumirlo: “¡me siento suave y tropical!”




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