lunes, 15 de agosto de 2016

Profesora Angélica López Trujillo

Oswaldo Estrada

"La mujer es la puerta de reconciliación con el mundo" 
Octavio Paz

Presenciar entrega de la presea "Mujer del año 2016" es honroso para mí. Mayor mi satisfacción sea otorgada a una dama acreedora a ella consecuencia de sus méritos materializados en servicio social en los entornos: comunitarios, académicos, literarios y familiares.
Es evidente el cambio de rol de la mujer en la sociedad actual, transformando su estructura. Hoy existe, infinitas oportunidades para ella, inclusive consideradas en leyes vigentes, sin embargo uno de los méritos de la maestra Angélica es precisamente constituirse en impulsora de esos cambios, no desde el poder legislativo sino con ejemplo de consagración a sus principios, valores y trabajo: felicidades maestra.
La mujer como agente de cambio considerando su naturaleza en dueña de enorme responsabilidad debiendo asumir formación profesional continua precisamente debido al cambiante mundo globalizado, tecnogilizado erigiéndose een una opción el ámbito literario: Angélica consciente de abreva leyendo, escribiendo y publicando

En una aguda reflexión sobre el ejercicio de la intelectualidad, publicada en 1965, Rosario Castellanos sostiene que la máxima misión del intelectual es pensar sin restricciones, pronunciarse, expresar su concepción del mundo y ejercer la crítica aplicándola a todo tipo de instituciones, ídolos y consignas. No es fácil, arguye, ser intelectual ante las preferencias de la mayoría, el gusto común o el deseo de agradar a muchos, sobre todo a aquellos que podrían retirarle el favor en cualquier instante, reduciéndolo a la inoperancia y el silencio. Para ser un auténtico intelectual, anota con firmeza, “se necesita una lucidez insobornable y un temple heroico para
obedecer al rumbo verdadero que marca la brújula” (“Esplendor y miseria” 369). El intelectual más genuino, apunta Castellanos varios años después, es aquel que trabaja en lo suyo dentro de los límites establecidos. Su espíritu de aventura y búsqueda, su invención fructífera, su afán de encontrar lo nuevo y la posibilidad de la libertad y la sorpresa no provienen de la anarquía sino del mayor rigor, de una serie de limitaciones, normas y demarcaciones escrupulosamente definidas. Además, el receptáculo y vehículo de sus ideas es siempre el lenguaje. Porque a través de las palabras, insiste, “eternizamos las formas fugitivas; hacemos patente la armonía del universo; conjuramos la muerte y la destrucción y el olvido” (“La corrupción” 198).
Este libro gira en
Ser mujer y estzr presente

Oswaldo Estrada

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