lunes, 9 de noviembre de 2015

Singapur: la dictadura perfecta de Lee Kuan Yew


 Guillermo García
Ventura Lee Kuan Yew nació en el Singapur británico un 16 de septiembre de 1923 dentro de una familia pudiente de ascendencia china, enmarcada dentro de un contexto rural, colonizador y de vetas capitalistas. Su profesionalización y nivel socioeconómico lo llevarían a estudiar leyes en Cambridge, donde adquiriría un espíritu tan revolucionario y anti colonialista, que lo impulsaría a fundar el Partido de Acción Popular1 a su regreso, posicionándose desde el principio en una oposición política que promovía una campaña de transparencia y “manos limpias”. En la primera elección el candidato y abogado del partido comunista, Lee Kuan Yew, dos años después que Inglaterra concediera el autogobierno de 1959, comenzaba un legado político que, sin una oposición hasta 1981, el Primer Ministro no entregaría formalmente hasta el año 2011 cuando las elecciones no dieran a su favor y él se excusara diciendo que: “Los tiempos cambian.” Durante su mandato la visión del autonombrado “Ministro Mentor” de Singapur, se lograba reflejar en los índices de productividad y bienestar de sus país, viéndolo crecer hasta alcanzar el noveno lugar en las encuestas mundiales sobre educación, bienestar y calidad de vida. Aunque la ciudad de los dragones, como su nombre significa en malayo, tuvo que lidiar desde sus comienzos con una crítica venida de Occidente respecto a su futuro, algunos periodistas llegaron a pensar que la pequeña isla podría desaparecer, pero año con año la nueva nación se iba ganando respeto gracias a su trabajo, pasando de un país que se encontraba aislado del mundo y anclado a su entorno rural a una de las mejores economías y un actor preponderante en el tablero internacional. Hasta ganarse un lugar muy respetado frente a China en 1976, con la visita de Lee a su homónimo Deng Xiaoping, formando una alianza que poco a poco posicionaría a ambas naciones como líderes en sus respectivos continentes. Y gracias a una elocuente observación geopolítica que tenía con las potencias del mundo, el Sr. Lee alcanzó la mediación entre ambos
1 Es el partido hegemónico de Singapur fundado por Lee Kuan Yew en 1959, con valores que van desde la honestidad hasta la pena de muerte, con una política de meritocracia, contribuyendo a las personas en función de sus méritos personales y reconocimientos profesionales. Para mayor información sobre el partido véase la página oficial: https://www.pap.org.sg
polos, logrando explotar hábilmente su puerto natural y posición geográfica. Se estima que el 40% del comercio marítimo mundial pasea ahora en sus litorales, gracias a una economía abierta, con bajos impuestos y de pocas restricciones, con una atractiva estabilidad política y un exagerado orden social. Tan sólo en 1974 había más de 400 empresas norteamericanas, bancos chinos, refinerías árabes y corporativos comerciales taiwaneses y rusos, con un ejército de equipamiento y entrenamiento israelí, y con un 3% de impuestos en hoteles y restaurantes, el turismos y la clase media de Singapur iba creciendo rápidamente. Para algunos Lee Kuan Yew es el padre de la patria de Singapur, un luchador por la independencia y dignidad de los singapurenses; otros lo han llamado el dictador más exitoso del siglo XX, William Safire del NYT, lo llamó el déspota más inteligente e incorruptible del mundo. Y la impronta que nos ha dejado uno de los más intrigantes líderes contemporáneos, es reflejo de un esfuerzo de más de cincuenta años militando con principios claros e inamovibles, haciendo que Singapur,-una isla casi pigmea de tan sólo 692 km2 y un poco más de cinco millones de habitantes, sin suficientes recursos naturales y con una cultura variopinta que no lograba conformar una nación homogénea, que sufriría disturbios raciales en la década de los sesentas, entre una mayoría de chinos, malayos e indios con el idioma inglés como lengua principal.- se convirtiera en el centro de la alta tecnología, transportación y manufactura, rebasando a Hong Kong desde la época de los noventa. Hoy en día Singapur es una nación sólida, con un modelo de desarrollo admirable, de
Tlanestli
Amanecer
estabilidad política y un exagerado orden social. Tan sólo en 1974 había más de 400 empresas norteamericanas, bancos chinos, refinerías árabes y corporativos comerciales taiwaneses y rusos, con un ejército de equipamiento y entrenamiento israelí, y con un 3% de impuestos en hoteles y restaurantes, el turismos y la clase media de Singapur iba creciendo rápidamente. Para algunos Lee Kuan Yew es el padre de la patria de Singapur, un luchador por la independencia y dignidad de los singapurenses; otros lo han llamado el dictador más exitoso del siglo XX, William Safire del NYT, lo llamó el déspota más inteligente e incorruptible del mundo. Y la impronta que nos ha dejado uno de los más intrigantes líderes contemporáneos, es reflejo de un esfuerzo de más de cincuenta años militando con principios claros e inamovibles, haciendo que Singapur,-una isla casi pigmea de tan sólo 692 km2 y un poco más de cinco millones de habitantes, sin suficientes recursos naturales y con una cultura variopinta que no lograba conformar una nación homogénea, que sufriría disturbios raciales en la década de los sesentas, entre una mayoría de chinos, malayos e indios con el idioma inglés como lengua principal.- se convirtiera en el centro de la alta tecnología, transportación y manufactura, rebasando a Hong Kong desde la época de los noventa. Hoy en día Singapur es una nación sólida, con un modelo de desarrollo admirable, de economía próspera y exitosa, que ha mantenido por más de tres décadas los primeros lugares en transparencia, seguridad y eficacia; pavoneándose con los mejores escenarios para hacer negocios y castigando severamente el narcotráfico, la corrupción, e incluso uno puede llegar a ser multado por mascar chicle inapropiadamente, fumar o no sonreír. En definitiva Lee Kuan Yew fue un líder que supo mantener a su sociedad ordenada y limpia, pero al mismo tiempo limitada por una política prohibicionista e incuestionable, que debido a la coacción de sus leyes dejaría en tela de juicio la libertad de sus ciudadanos, sacrificando la libre expresión de sus individuos por la estabilidad política y económica de toda la nación, poniendo de relieve un exagerado control de los medios de comunicación, haciéndose fama internacional por sus campañas morales que prohibían
anuncios publicitarios con estrellas de cine extranjeras porque dañaba la autoestima de sus conciudadanos, e impermisible dentro de su país el uso de algunas redes sociales; por ejemplo: facebook, instagram, google, whatsapp, entre otros. En la actualidad, la familia Lee ha demandado por difamación a un puñado de empresas extranjeras incluyendo: New York Times, Wall Street Journal, Bloomberg y The Economist, también han ganado juicios en contra de sus compatriotas que tienen blogs en internet y de algunos de sus contrincantes políticos en las contiendas electorales, por los mismos hechos difamatorios, dejándolos en banca rota incluso después de hacerlos retractarse. El admirable y polémico Lee Kuan Yew murió el 22 de marzo de 2015 en unos de los mejores hospitales de su país, con las ventajas tecnológicas del primer mundo en el siglo XXI, y a unos días de su muerte recordamos su visionaria trayectoria como economista y la mano dura que ejerció como estadista, inspirando a China en mayor medida, y varias naciones más, entre ellas México, desde los últimos 40 años de acuerdos bilaterales que nuestra nación guarda con Singapur. El mensaje final de su legado es claro y se refleja como un autoritarismo funcional que facilitaba los espacios para la inversión, llenando de prosperidad sus puertos, convirtiendo a Singapur en el centro de la economía del sureste asiático y de acuerdo con los datos más recientes del 2014, el Boston Consulting Group posicionó a la nación en el tercer lugar para hacer negocios después de Qatar y Suiza, argumentando que el 10% de su población tiene cuentas arriba de 1 millón de dólares y sus funcionarios son los mejores pagados del mundo, lo que hacía de Singapur un lugar incorruptible. México, DF, 27 de marzo de 2015

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