miércoles, 12 de agosto de 2015

Pienso en ti y existo


Nuby Skayita

Cómo caí en este hoyo profundo, qué abismo tan oscuro y que tormento tan grande.
Heme aquí buscando lo que queda de mi alma destrozada desde el fondo de un basurero donde vi que tus manos preciosas con descaro y entre risas, envueltas en un aire olvidadizo, la aventaste hasta abajo, sin posibilidad alguna de dejarla para luego.

Estoy tan ridículamente enamorada que podría soportarlo todo, que se evaporen todas mis amistades, todo lo demás es superfluo. Que no haya juez ni testigo de los llantos largos, de la ausencia de sueño, no quiero que nadie intente insultarme con consejos. Ultimamente no me tomo en serio los desplantes, tienen un sabor rico tus desprecios,  te llamo en vano, te escribo versos, tú en tu mundo tan lejano  terminas como siempre, siempre huyendo, y otra vez tú como todos los días, te imagino enojado, harto de tanto asedio y yo que no desisto me escondo para encontrarte en el silencio, sé muy bien como invocar el olor de tu piel, esa fragancia agridulce como de limones frescos, no es difícil hallarte pues el brillo de tu mirada, tal como la recuerdo, intacta resplandece sobre la cima, acompañando todos mis pensamientos

Que sabor tan rico tiene lo prohibido, las personas prohibidas, todo lo que no es de uno. Es como si Dios le pusiera una corona de hermosura a todo aquello que entre caricias y burla nos va seduciendo, lo aleja caprichosamente de nuestras manos: lo esconde, lo va desapareciendo, dejándonos el alma y el cuerpo temblando de deseo ¿Cómo no fantasear o enloquecer en ese juego? Es un sufrimiento y deleite al mismo tiempo, en el mismo trago: gordo y amargo como tus pretextos, Aun cuando no te pido nada ya puse mis fichas en el tablero: tengo estrategia sobre las palmas, tengo poesía más dulce derramándose entre mis dedos. Si pierdo todo no importa, pero si gano algo ¡Qué bueno!

Quiero devolverte la paz, esa que tampoco yo tengo. Para que nadie me juzgue, que nadie sepa mi secreto ¿De qué estas hecho que me gustas tanto? ¿Cómo se me quita esto? A veces la cordura me descompone, la sobriedad es un estado enfermo, por fortuna reapareces de la nada, emerges de algún lado ¡absolutamente encantador! incluso tierno –Deliciosas mentiras que le hacen bien a mi cerebro.

Tú eres el camino, yo soy el arriero. Lo que me quede de vida para enamorarte ¡Mi cielo¡. Aunque tu indiferencia me hiera o me queme como el fuego, nada me asusta, yo no tengo miedo, -Ponme las pruebas que quieras, tengo voluntad de acero. Si tu dedo me señala con odio, yo te respondo con besos. La vida de eso se trata, en mi universo distinto la dignidad es un invento.


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