lunes, 13 de abril de 2015

TERAPIA DE LOS PIES DESCALZOS.


·       Ancestral práctica de la medicina natural.
·       Estudios científicos del presente siglo confirman sus efectos sanadores.     


Benito Carmona Grajales.

Los padecimientos crónicos están minando la salud de la humanidad por todos los rumbos de la civilización. La causa principal, coinciden investigadores, es el alejamiento del entorno natural, como evitar el contacto con la tierra, una mala alimentación y el sedentarismo, entre otros descuidos de la vida moderna.
     Las últimas noticias indican que, tan sólo en México, mueren más de 600 mil personas al año por algún padecimiento. Las muertes naturales desaparecieron de las estadísticas. La causa primera es la diabetes; pero, entiéndase, que ésta también es la causa de otros padecimientos como el daño renal que a la vez da lugar a un nivel elevado de presión arterial, lo que puede conducir a un infarto cerebral o cardiovascular. Por lo tanto, el certificado de defunción, difícilmente dirá; “causas de la muerte: Diabetes”. Lo más seguro es que diga: Infarto agudo al miocardio, ataque isquémico cerebral, insuficiencia renal, entre otros.
     Lo mismo pudiéramos decir de la obesidad; pues ésta también genera otros padecimientos, entre los que destaca la misma diabetes. Por lo que podemos entender que el estado de salud de un individuo es toda una complicación; así, al pretender establecer un diagnóstico, al médico le cuesta ubicar el verdadero padecimiento ya que podría ser la causa o consecuencia de otros.
     Estudiando este fenómeno con mayor profundidad encontramos que la gran mayoría de enfermedades tienen su origen en el alejamiento de una vida natural, como desligarnos de la luz del sol, del aire, de la tierra y de una alimentación  natural. El tema que nos ocupa es sobre el aislamiento de la tierra, porque de los demás ya los hemos abordado en otros artículos.
     Desde tiempos remotos, las culturas antiguas ya han recomendado la terapia de los pies descalzos para sanar de algunos padecimientos. A principios del siglo pasado, Manuel Lazaeta Acharán, terapeuta chileno, recomienda caminar con los pies descalzos para “fortalecer y purificar el sistema nervioso” ya que, según su experiencia, así se expulsan materias malsanas, al mismo tiempo que se facilita el paso de corrientes magnéticas y eléctricas de la atmósfera y la tierra a través de nuestro cuerpo. Para este autor, las horas propicias eran las de la salida del sol. También recomendaba dormir directamente sobre la tierra para sentir sus beneficios.
     Estas prácticas, con sus grandes alcances para la salud, se aprendían muchas veces de manera oral y de generación en generación. Con el transcurrir de los años y con la llegada de la industria y la tecnología, estos conocimientos se fueron perdiendo. Llegan a nuestros tiempos a través de trabajos de investigación documental; sin embargo, es a partir de año 2000 cuando la ciencia comenzó a tener pruebas de la eficacia de esos procedimientos.
     Fuentes confiables afirman que el sistema inmunológico está sobrecargándose, entre otras razones,  por la pérdida de conexión con el flujo natural de la energía eléctrica de la superficie del planeta. La naturaleza toda se manifiesta en ritmos que son circunstancias que se repiten una y otra vez en medidas que la humanidad le ha llamado tiempos, a lo que los estudiosos han catalogado, respecto a los seres vivos, ritmos biológicos. Se afirma que ese “reloj corporal” debe ser calibrado continuamente por el pulso de la tierra ¿Cómo? Simplemente con andar descalzos, pisando tierra directamente, sobre el pasto o cemento. Ese pulso terrestre gobierna los ritmos circadianos de todos los seres vivos.     
     Según el Dr. William Rossi, de Massachusetts, por cada pulgada cuadrada de la planta de los pies, hay más de mil terminaciones nerviosas que nos mantienen en contacto con la tierra y sus vibraciones. De esta manera logramos una “respuesta sensorial” o producción de energía revitalizante. Esta energía es fundamentalmente eléctrica. Por algo el escritor David Wolfe, culpabilizó a los zapatos como los causantes más nefastos de la inflamación y de las enfermedades autoinmunes, “ya que nos separan de las energías curativas de la tierra”.
     En 1999, Clinton Ober es el primer investigador que realiza un estudio para comprobar que “la carga eléctrica de la corteza terrestre siempre es negativa, lo que significa que está llena de electrones libres, capaces de moverse y hacer disminuir una carga positiva”. Este hecho motivó al cardiólogo Steve Sinatra, quien, a partir de la electromedicina, comprobó que los seres vivos somos una acumulación de energía bioeléctrica, ya que en nuestro cuerpo hay como una colección de circuitos eléctricos dinámicos, tal como ocurre con los latidos del corazón. La inflamación, según él y estudios que previamente había realizado en Harvard, tiene que ver con el deterioro de esas energías. 
     Si es que la corteza terrestre vibra con electrones libres de carga negativa y la ciencia médica afirma que el cuerpo es de naturaleza eléctrica y que los radicales libres son moléculas de carga positiva, entonces, estamos ante una evidencia clara: Si ponemos los pies en la tierra los radicales libres se neutralizan y, con esto, combatimos la inflamación y los padecimientos crónicos que de ella dependen.
     De esta manera, se comprobó que los electrones libres “fluyen por el circuito conductor del cuerpo y suprimen la inflamación” bajo la condición de que el cuerpo esté en contacto con la tierra. Este es uno de los más importantes descubrimientos del siglo que estamos comenzando. La medicina tiene un aporte más para coadyuvar en las curaciones naturales donde la oxidación y el envejecimiento prematuro se han venido tratando con antioxidantes como las vitaminas E y C, complementándolos con Coenzima Q 10, entre otras sustancias. Así también, las afecciones como alergias, Alzheimer, anemia, artritis, asma, autismo, cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes, dolores, esclerosis múltiple, fallo renal, fibromialgia, lupus, pancreatitis, psoriasis, eczema, trastornos intestinales, entre otros, encuentran alivio con la terapia del contacto con la tierra, según estudios realizados en Los Estados Unidos.
     La mayoría de estudiosos del tema saben que los radicales libres son moléculas que han perdido un electrón del par que deben tener. Al buscarlo, tienden a invadir las membranas celulares alterando el funcionamiento de éstas, comenzando por hacerlas muy resistentes; de ese modo, las células pierden el ciclo normal de nacimiento, vida y muerte, resistiéndose a morir en los tiempos normales, lo que da lugar, primero, a la inflamación y, posteriormente, a la posibilidad de tumores.
     El daño provocado por la proliferación de radicales libres fue expuesto por primera vez por el Dr. Denham Harman de la Universidad de Nebraska en 1956. Se explicó que el daño consiste en el ADN provocando mutaciones y enfermedades sobre todo en el campo de la energía ya que altera la función de las mitocondrias disminuyendo la producción de trifosfato de adenosina.
      El hipotálamo envía señales sobre las condiciones de luz a la glándula pineal para que controle la producción de melatonina; esta es una hormona que se segrega en condiciones de oscuridad. Además, esta hormona es un poderoso antioxidante que protege al cerebro evitando la pérdida de sus células. Cuando hacemos tierra, los ritmos o vibraciones de la corteza terrestre tienden a regular los ritmos corporales como el de sueño y vigilia evitando el insomnio, el estrés y otros problemas neuronales. Los investigadores afirman que “la conexión a tierra genera una mayor estabilidad fisiológica debido a que los diversos ritmos corporales están coordinados no sólo con el ciclo de luz y oscuridad, sino con todos los ritmos naturales del medio ambiente”.
     El sistema cardiovascular fue uno de los primeros que se pusieron a prueba para observar la influencia de la tierra, tomando en cuenta que el corazón  es un órgano, cuyos impulsos son de origen eléctrico y que, además, su ritmo debe ser constante y preciso. El corazón y los riñones son los órganos que contienen más mitocondrias en sus células. Las mitocondrias, como centrales energéticas son las más fortalecidas con estas prácticas de hacer tierra. Se fortalecen con la energía de ésta para la producción de trifosfato de adenosina, mejorando así el sistema nervioso simpático, el ritmo cardíaco, la presión arterial y la consistencia de la sangre.
     Los investigadores descubrieron que el hacer tierra asegura la disponibilidad de electrones en las mitocondrias. Estas, en su interior, desarrollan un proceso complejo y sin descanso. Los electrones recorren una cadena de enzimas que van creando el combustible llamado trifosfato de adenosina que permite el funcionamiento de las células y la reparación de sí mismas. Los electrones de la tierra, entonces, ayudan a producir esa energía que necesita el corazón para reponer la que pierde en su trabajo constante; además, se fortalece el sistema cuando ha sufrido de angina de pecho, insuficiencia cardíaca, isquemias y  disfunciones diastólicas.
      Respecto al estrés, el contacto con la tierra también guarda respuestas favorables. El estrés es un sistema de alerta que tiene el organismo ante circunstancias peligrosas, lo que llamamos excitación simpática: ya sea que se tenga que eliminar toxinas o que tengamos que responder ante lo inminente de un peligro. La respuesta se da de la siguiente manera: Imaginemos una circunstancia; por ejemplo, en un camino se nos cruza una víbora. Inmediatamente, el sistema inmunológico ordena la secreción de la hormona adrenalina, de esa manera, los músculo adquieren una fuerza extraordinaria que nos hará saltar y salvarnos de una mordedura. La dopamina, que es el neurotransmisor que incita el movimiento, hace que el cerebro ordene la ejecución. Pero, si siempre que vamos por un camino pensamos que una víbora se nos va a cruzar y que nos puede morder y que, además, ya en la casa tememos que esos animales entren y nos ataquen, esos peligros infundados pueden provocar un estrés crónico. Hay gente que sufre por lo que no ha ocurrido y viven temerosos por un futuro incierto. Estos temores son los que provocan que el estrés se prolongue. El organismo, ante esto, produce cortisol para apaciguar y detener la producción innecesaria de adrenalina. El sistema inmunológico va quedando un tanto indefenso y esto ocasiona la facilidad para que cualquier tóxico, virus u otro agente invasor encuentre un medio favorable para desarrollarse. Es la causa de los padecimientos crónicos.
     El contacto con la tierra fortalece todos los sistemas corporales para mantener un terreno vigoroso, alejado de la enfermedad. Como se intuirá, esta terapia, por demás novedosa, resulta muy económica. Basta con quitarse los zapatos y pisar la tierra ya sea caminando o simplemente sentándonos en una silla baja y disfrutar de un buen libro, mientras las vibraciones sanadoras penetran por las plantas de los pies. Recomiendan los científicos que caminar por cemento también da un buen resultado. Lo que se requiere es que no haya aislantes como plásticos o maderas que nos separen del suelo.
     Para finalizar, sólo nos resta reconocer el gran acierto de aquellos que se van de pesca y disfrutan de las arenas con las plantas de sus pies y todo su cuerpo, a los que se bañan descalzos, a los que nunca usan zapatos y que viven en las riberas de los ríos, a la orilla del mar o en el campo, a los que acostumbran andar descalzos en las horas de descanso, porque con un mínimo de media hora de hacer tierra sus cuerpos responden con más vitalidad. Amigo lector, si no lo haces con frecuencia, te sugiero que invites a la persona amada a disfrutar, así, descalzos, de tu jardín, del campo, de las playas y, por qué no, de cualquiera de las calles o campos deportivos de tu pueblo, ranchería o ciudad y goces del aire, del sol, de la lluvia, de la arena o el pasto. Tus zapatos y la salud te lo agradecerán.

                                                                                                                                 benitocarmona52@hotmailcom
                                              











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