sábado, 9 de agosto de 2014

ENVIDIA DE OTRO LECTOR


                                                                       El amor que es ansia de paraíso
                                                                       obliga a bajar a los infiernos.
                                                                                  María Zambrano
Lucio Gómez Pazos

Leí el libro Pasiones, de Rosa Montero, y por vez primera sentí una verdadera envidia, no sólo hacia la autora sino de que alguien más pudiese leerlo. Sé que es un sinsentido, lo ideal es que un buen libro todo mundo lo lea, no obstante, hubo momentos en que experimenté ese perverso deseo de tenerlo sólo para mí, de poseerlo únicamente yo y nadie más.
Dice Cortázar que se sale de la lectura de un buen cuento como se sale de un acto amoroso, transformado. Creo que los dieciocho ensayos que conforman el libro apuntan invariablemente en esa dirección: transformar en algo al lector,  más aún cuando el tema central de los mismos es el amor. El amor de pareja con todo lo que ello implica. Personajes que han marcado un hito en la historia desfilan por las páginas del libro con la solvencia que sólo una escritora como Montero es capaz de ofrecer. De esta manera, encontramos las más apasionadas relaciones de pareja que en la historia de la humanidad se puedan concebir, tales como: León y Sonia Tolstói, Juana la Loca y Felipe el Hermoso, Óscar Wilde y Lord Alfred Douglas, Arthur Rimbaud y Paul Verlaine, Marco Antonio y Cleopatra, Lewis Carroll y Alice Liddell; por sólo mencionar algunas, teniendo presente que el caso de los Borgia es un hecho por demás peculiar que raya en lo incestuoso y criminal como bien lo señala la autora.
Hablar del amor no es tarea fácil, sobre todo cuando se trata de no caer en lo banal y lo cursi. Rosa Montero supera esto último con creces y el libro desde su introducción magistral: Amar el amor, seduce; es un aperitivo exquisito para llegar al platillo fuerte. Montero comprende sabiamente los vericuetos y complejidades que el amor encierra, de ahí el nombre del libro: Pasiones. De esta manera el amor es visto de frente como un toro de Lidia, con los peligros que conlleva, donde se ponen en evidencia otras pasiones que a partir de él se desencadenan: odio, violencia, intriga, infidelidad, deseo; las cuales son sólo algunos de los ingredientes en que se suele cocinar, muchas veces a fuego lento. En este sentido, puede decirse que tiene razón Cervantes al haber señalado: “Por eso juzgo y discierno/por cosa cierta y notoria/que tiene el amor su gloria/en las puertas del infierno”. O García Márquez por sostener: “La fuerza invencible que ha impulsado el mundo no son los amores felices sino los contrariados”.
El libro es un diapasón, en el que después de haber transitado por él a lo largo de sus más de doscientas páginas, continúa vibrando en aullidos por tiempo indefinido y a pesar de que esa otra pasión llamada envidia-envidia de otro lector- me siga susurrando que no lo haga, recomiendo ampliamente leer Pasiones en virtud de que resulta por demás sugerente.

Montero, Rosa (2007). Pasiones. Amores y desamores que han cambiado la Historia. México: Punto de lectura, (250 pp.).




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