miércoles, 11 de junio de 2014

INSTITUTO DE ANTROPOLOGIA


Raúl Hernández Viveros

  Dentro de la historia de la Universidad Veracruzana, se planteó  un elemento primordial, esencialmente, por el perfil  universal  de sus propuestas  académicas y  de investigación. Conviene recordar la fundación  del Instituto, de Antropología,  la Escuela de Antropología, la de Historia,  la de Letras, y principalmente el nacimiento del órgano de difusión de nuestra Máxima Casa de Estudios: La Palabra y el Hombre, al inicio  de 1957. Al poco tiempo,  se advirtieron los primeros resultados  en  la serie  de publicaciones  del Instituto de Antropología, con la edición  de Cerámicas del Totonacapan, de Alfonso Medellín Zenil, quien escribió:
  “Este libro intenta una síntesis de lo más importante que hemos podido conocer  en la exploración del área totonaca del Estado de Veracruz, a través de unos 10 años. Han sido registradas aproximadamente unas 500 zonas arqueológicas que se localizan entre la cuenca del Papaloapan por el sur y de la costa a la zona frigo-serrana”.
  Desde  el principio, el trabajo de investigación se consideró como parte fundamental por su  alta calidad y valor científicos, además de  su divulgación  en publicaciones;  permitiendo su accesibilidad  a los lectores no especializados,  e involucrándose en forma directa con la comunidad universitaria. Al darse  a conocer entonces  los frutos de las exploraciones e investigaciones realizadas, pudo demostrarse el afán por rescatar,  esclarecer y registrar  el desarrollo  cultural de las civilizaciones prehispánicas que tuvieron asiento en algunas partes de nuestro actual  Estado de Veracruz.
  Tales acontecimientos enriquecieron   la vida intelectual  del Estado  Veracruz, gracias al impulso  del rector Gonzalo Aguirre Beltrán. Sin embargo, su herencia cultural se encuentra perfectamente delineada entre los proyectos  de creación de nuevos espacios abiertos hacia el pensamiento, la docencia y la investigación.  La circunstancia de haber respaldado el incentivo de un órgano de investigaciones libres, con una enorme variedad  para el desarrollo del pensamiento latinoamericano, representó  una de las mayores  contribuciones a  la cultura nacional.
  Por otra parte, conviene recordar al filósofo Fernando Salmerón Roiz,  cuando entonces desempeñaba el cargo de Secretario General durante esa etapa de la vida universitaria en Veracruz, quien señaló la importancia de La Palabra y el Hombre: “porque esa  es la más notable paradoja de la condición humana: que el hombre para serlo en un sentido pleno, ha de lograr que madure su propia individualidad, y al mismo tiempo, ha de saber entregarla a los demás hombres. Ha de ser  a la vez persona y prójimo; libertad y sociedad, soledad y comunicación; palabra y hombre”.
  La constitución del   Instituto de Antropología fue la culminación y desenlace que tuvo su origen el 1º de enero de 1937 al fundarse  la sección de asuntos indígenas; posteriormente se llamó Sección de Antropología, y más tarde denominado Departamento de Antropología. Estos primeros esfuerzos por  rescatar  algunos materiales arqueológicos, antropológicos y estudios sobre  la cultura veracruzana, fueron consolidados al abrirse el espacio en donde se concentró un grupo de investigadores que debería responder a las tareas de analizar, interpretar y registrar las principales zonas  indígenas y los vestigios  culturales  de nuestros antepasados. Al mismo tiempo, de complementar los diseños curriculares en la  labor académica de la Facultad de Antropología.
  De manera  notable, Roberto Williams García, uno de los pioneros de la antropología veracruzana,  registró los siguientes datos: “La  década de los cincuenta puede considerarse intensa, la de mayor ímpetu arqueológico  para  Medellín al   explorar diversas  zonas y haber   obtenido  piezas para  el  museo que se proyectaba.  Museo que recibió absoluto    apoyo  cuando el  gobierno del licenciado .Antonio M. Quirasco,  del  cual  formaba parte el maestro José Luis Melgarejo como subsecretario de gobierno. Este gobierno   nombró como  rector de la Universidad  Veracruzana,  al doctor en medicina  Gonzalo Aguirre Beltrán, antropólogo de valía  nacional   quien, de inmediato,  convirtió al supra mencionado departamento en Instituto de Antropología,  además de promover la fundación  de la Escuela de Antropología,  siendo  Medellín designado director de la  misma Escuela y del Instituto de Antropología. Se acariciaba  desde varios años   el proyecto  de  la creación del Museo como aparador donde se mostrase la potencia escultórica   del antiguo veracruzano. Melgarejo  y Medellín trabajaron  juntos en el proyecto de  construcción del edificio   destinado al albergue y exhibición del patrimonio arqueológico de Veracruz”.
  La riqueza  bibliográfica de la Universidad Veracruzana, estuvo acompañada por las investigaciones excepcionales relacionadas con los informes de las exploraciones arqueológicas, trabajos etnográficos, diarios de campo y  búsquedas acuciosas  en archivos estatales y nacionales, En las páginas  de  La Palabra y el Hombre, pueden todavía consultarse materiales indispensables que constituyen el reflejo de la dinámica intelectual del quehacer universitario.
  Para celebrar las   4 décadas del Instituto de Antropología,  se realizó el “Simposio  40 años de Antropología en Veracruz“, estos valiosos materiales de ponencias aparecieron en el libro:  Antropología e historia en Veracruz,  que  coordiné bajo la dirección del historiador Gilberto Bermúdez Gorrochotegui,  quien  llevó en su administración,  al Instituto de Antropología a la vinculación  de la excelencia académica,  dentro del  marco del actual reconocimiento a la investigación, lográndose  el liderazgo en productividad.
  Por   lo cual, permanece el testimonio  contenido en la recopilación de 630 páginas de  Antropología e Historia en Veracruz,  editado en 1999.  Al final de  mi ponencia incluida en este  libro,  señalé  mi punto de vista sobre la lectura crítica  de las aportaciones en La Palabra y el Hombre, como:   ”La experiencia de revisar cada colaboración  de Alfonso Medellín Zenil culmina con la expectación de haber sido asombrado por el espíritu  de un  precursor en  la arqueología de México, por  su lealtad  y espíritu de  servicio a un territorio  que fue  la visión  de su manera de ser mexicano y sentirse veracruzano” (p. 401).
  En el Instituto de Antropología se resguardan en su biblioteca hasta la actualidad, desde su fundación algunos acervos bibliográficos  pertenecientes a Gonzalo Aguirre Beltrán, José García Payón, David Ramírez Lavoignet, entre otros apreciables  materiales  que fueron donados por sus herederos. También  hay que subrayar la importancia de las investigaciones que se guardan y protegen  en el  Archivo Técnico, donde se albergan importantes informes  de investigaciones ligadas  con el desarrollo del Instituto de Antropología.
  En 2008, la Secretaría de Educación de Veracruz  realizó un reconocimiento a uno de los importantes impulsores del nacimiento del Instituto de Antropología. Por lo cual se hizo la edición del libro Selección de Ensayos y Poemas, En sus páginas participé con mi investigación: “Textos de José Luis Melgarejo Vivanco en La Palabra y el Hombre”.
  Durante el presente 2014 celebramos el centenario del nacimiento de este importante veracruzano, quien nació en Palmas de Abajo, Municipio de Actopan Veracruz el 19 de agosto de 1914. Año en que también nacieron Octavio Paz,[1] Efraín Huerta y José Revueltas. Por lo que en esta ocasión rescatamos las primeras líneas del ensayo “En torno a la mexicanidad”, de José Luis Melgarejo Vivanco:
  “Tal vez uno de los aspectos más importantes de la Revolución Mexicana sea su preocupación por conocer a México, a los mexicanos, a lo mexicano. Para lo primero, valiosos hombres de ciencia mantienen tirante la voluntad, en un esfuerzo sin orillas ni reconocimiento. A lo segundo se dedicó un grupo de lo mejor del pensamiento nacional, pero topó con la incomprensión, y el insulto. Pese a ello, conviene perseverar en el propósito esclarecedor, con miras a una futura Sociología Mexicana, porque jamás quedará integrado el todo si falta una de las partes, y entre lo mucho urgido de meditación, existen los conceptos de indígena, español, indiano, criollo, mestizo, referidos a hombres concretos de un territorio material, y no a invenciones flotando en los paraísos artificiales del idealismo.
  La más trillada paja muestra su grano: México es un país de mestizos. ¿Y qué país, qué pueblo, no lo es?, ni siquiera los arios de Hitler pudieron probar su "pureza de sangre". No hay en el mundo un solo grupo humano que no se haya mestizado profundamente. Los indígenas mexicanos, anteriores a la llegada de los españoles, tenían detrás una larga historia. La microbanda de la cual formaba parte la mujer de Tepexpan, no habría podido con-vencer a sus vecinos, de una endogamia que remontara a un pasado de milenios. Las micro-macrobandas del área de Tehuacán, dejaron sospechas y testimonios de contactos muy profundos con grupos lejanos, para no mencionar a los próximos. Cuando en el Preclásico Inferior, ¿3000 antes de la Era?, hizo su aparición la cerámica, ya el grupo huaxteca se había separado del maya, y en su reacomodo, se había ido mestizando. El típico cruzamiento por conquista, ocurrió en el discurrir de los imperios. En el Preclásico Medio (1500-600 A.E.), desde su territorio metropolitano, los popolocas lograron dominar el sur de Puebla, Morelos, Valle de México, y Guerrero hasta la cuenca del Balsas. Para el Preclásico Superior (600-0 A.E.), los huaxtecas llegaron a tener, por centro de su virreinato, a Cuicuilco, en el Valle de México, y cuando finalizaba este Horizonte, hacia principios de la Era, los totonacas, dominando el Valle de Teotihuacan, se cruzaron ahí con los otomíes, y durante unos tres siglos, estuvieron ejerciendo acción transculturadora en los dilatados ámbitos de su Imperio, acción que también se traducía, pero a su mínima escala, en cruzamiento físico”.
  Se hace la anterior  cita,  con motivo de que en el  Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana, se va a celebrar el centenario de José Luis Melgarejo Vivanco, y en su recuerdo se realizará una serie de eventos académicos. Al mismo tiempo, mi investigación “Textos de José Luis Melgarejo Vivanco en La Palabra y el Hombre” que apareció en la edición del libro Selección de Ensayos y Poemas, se incluirá en la obra “Maestros de la Antropología en el Estado de Veracruz”, de próxima aparición.






[1] Colaboró en la Editorial de la Universidad Veracruzana, con dos poemas publicados en La Palabra y el Hombre, hizo el valioso prólogo al libro Magia de la risa.

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