martes, 10 de septiembre de 2013

Rechazo


Autora: Nabana´ Guie´

Me siento como si hubiera perdido a alguien… mío, realmente mío, y por qué me siento así, si hay nadie que es mío. Mi cuerpo se resiste a dármelo, es una batalla constante que siento perderé.
No tengo las fuerzas para pedirle a Dios que me ayude, me siento tan indigna, cómo pedirle algo a ese ser tan perfecto, simplemente no puedo.
Quisiera que mi abuela estuviera aquí conmigo, y poder decirle todo lo que siento, pero no, mejor no, mi abuela estaba enferma, cómo podría mortificarle con mis sentimientos, creo que tan solo con verle sonreír una vez más, me destellaría tanto, pero ya no está, se fue y tú no llegas.
Me siento sola la mayor parte del tiempo, mi existencia está dejando de tener sentido, otra vez. Y que si un día no estuviera, solo me extrañarían unos cuantos; mis padres, mis hermanos, mi esposo, aunque me consuela pensar que él encontraría a alguien más, y no estaría solo, y ese más le podría dar lo que yo no puedo darle, mi cuerpo no reacciona, no quiere, y mi cerebro no me está ayudando.
Imagino tu sonrisa, tu llanto, tus cumpleaños, justo con mis lamentos de verte crecer en este mundo tan cruel, y aun con esto, quisiera que estuvieras aquí, pero mi cuerpo no lo quiere así. Espera, ¿mundo cruel?, es cierto, cada vez todo se complica más, por qué traerte si todo está peor, es acaso un capricho,  y de ser así, sería una explicación de por qué poblamos de más este planeta cada día más mórbido.
Y qué si es así, pero no, para que quererte, si vendrás a sufrir. No sé… mi cerebro me dice ¡BASTA!... mi corazón, mi corazón me dice: ¡TE NECESITO!
Veo tus ojos grandes, hermosos, tu piel morena como la de tu padre, tus cabellos rizados y negros, y tu sonrisa, sí esa sonrisa que me dice el corazón que será la luz de mi vida.
Pero esa luz no llega, sigo en lo profundo del subterráneo sin tener tu luz, estoy casi ciega, estoy perdiendo mis sentidos, lentamente se me van, y tu llegada cada día se aleja más.
Sé que necesito pedírselo al Señor, pero no puedo, me siento tan indigna.
Tu sonrisa, solo quiero tu sonrisa –pero mi cuerpo no.
Estoy perdiendo el sentido a mi existencia, y qué si dejo de estar aquí, no pasa nada, no dejará de haber oxígeno para sobrevivir, no se acabaran las guerras, no me extrañarías por qué simplemente no estás aquí, no has llegado y no llegarás, mi cuerpo no te quiere.
Es triste sentir todo esto y poderlo decir a “nadie”, nadie podría tener un nombre, estudios y un título para poderme escuchar, solo tengo que pagarle. Algunos dirían que eso me hace falta, y otros me dirían que el único que me puede ayudar es él, Dios, ser perfecto, inmortal, que me ama, pero no puedo pedírselo, me siento tan indigna.
Si algún día tengo la dicha de tenerte entre mis brazos, si así lo quiere Dios –qué  fácil es deslindarme y dejarle todo el peso a él-, no seré la mejor, pero moriría en el intento, te cuidaría, te vestiría y daría de comer, te haría reír, te haría muy FELIZ.

Pero mi cuerpo no quiere, no quiere que estés aquí. 

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