martes, 10 de septiembre de 2013

Editorial


El bien común


La problemática suscitada con relación a la Reforma Educativa ha tomado rumbos inesperados. Los legisladores no calcularon el grado de inconformidad que se generaría. Aquí hay un hecho incontrovertible: el descontento del profesorado ha encontrado solidaridad.
Al parecer el origen de la comprensión del problema es la escasa información que posee la sociedad y un numeroso grupo del gremio magisterial. Aunado a lo anterior grupos políticos han aprovechado para azuzar al profesorado.
Son evidentes las canonjías de las que goza el magisterio, cedidas a través del sindicalismo con fines electorales. De igual manera la pérdida parcial de la rectoría del Sistema Educativo Nacional, reconocida por el propio Estado, pero también lo es el impacto social como consecuencia de la baja calidad de la educación.
Ante esta problemática –que de paso se constituye un distractor para dar paso a las reformas energéticas, hacendaria, seguridad nacional y demás- no se visualiza una pronta alternativa de solución porque ninguna de las partes desea ceder: líderes sindicales han perdido no sólo su liderazgo sino autoridad, amén de gozar de escasa credibilidad, ya bastante deteriorada tiempos atrás.
Es deseable, prevalezca el estado de derecho permeado por la justicia, en la que cada una de las partes reconozca que el bien común está por encima de todo interés individual o de grupo. Pero este ideal se logrará en la medida que se instituya un verdadero diálogo, donde las partes estén convencidas que sólo cediendo, sus intereses particulares, ya sean hegemónicos o laborales, se puede construir el camino para construir una patria para todos.


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