miércoles, 16 de enero de 2013

¿LOS INTELECTUALES UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN?




Javier Ortiz Aguilar.

Nuestro presente manifiesta cambios que provocan incertidumbres en todos los órdenes de nuestra existencia. La situación no es nueva, la singularidad de nuestro tiempo, reside en la profundidad del cambio y la crítica radical a los fundamentos de la cultura occidental. Las situaciones críticas, paradójicamente, son propicias para la reflexión, las discusiones frontales y la innovación. Precisamente por ello en los periodos de coyuntura, emergen las revoluciones filosóficas, científicas y políticas. No es producto del azar, entonces, las coincidencias entre las crisis y las alternativas.
            La discusión surge en los intentos por diagnosticar nuestro presente. Hay una serie de definiciones y caracterizaciones de nuestro tiempo. En esa discusión, por razones obvias, los medios electrónicos acuñan con éxito el término de globalización. Con criterios más responsables se construyen conceptos como sistema-mundo[1] o sociedad de riesgo[2].Para Wallerstein, siguiendo la tradición marxista, pero enriqueciéndola con las tesis de Braudel, ofrece un análisis sobre el sistema capitalista mundial iniciado en el siglo XVI y modificado significativamente por la tecnología, dando lugar a cambios significativos no tan solo en el ámbito económico, sino también en la percepción de la nueva sociedad. Por su parte, Ulrich Beck, subraya el carácter estructural del peligro de la existencia que implica la nueva forma de producción en la sociedad contemporánea. No obstante para el propósito de esta nota, resulta imprescindible el acudir a las ideas de Jean-François Lyotard
            Este pensador francés presenta en el Conseil des universities del gobierno de Quebec, un acucioso informe sobre el saber en el mundo desarrollado. Este informe publicado en Francia en 1989[3], contiene las características fundamentales de la revolución contemporánea. La genealogía de las nuevas directrices del pensar y el actuar reside en la señorío de la práctica sobre la teoría. Este cambio implica el abandono del interés por legitimar el conocimiento científico mediante su consecuencia lógica con la verdad, para enunciar las regularidades útiles. Por tanto resulta fácil entender el tránsito de la hegemonía del discurso legitimador de la filosofía por la confirmación de la eficiencia.
            Esta concepción altera significativamente la percepción de la realidad y por supuesto, la forma y el sentido de aprehenderla. Obviamente esta perspectiva tecnológica es un resultado por una parte, de las ideas de la muerte de Dios, la disolución del sujeto y la pérdida de sentido; y por otra, en las aportaciones de  la física cuántica. En este horizonte el fundamento, el conocimiento y la razón histórica son abandonados.  Los tratados de los fundamentos son agrupados en la categoría de metarrelatos, sustituyéndolos por los criterios de eficiencia y utilidad.
            El sistema educativo abandona los proyectos nacionales, para convertirse en el subsistema principal del mundo globalizado. En otras palabras, el moderno proyecto educativo se libera de la academia para someterse a los intereses de los poderes fácticos[4]La reproducción y la ampliación del sistema dependen de la formación de las nuevas generaciones con nuevos objetivos. Si en la modernidad, la educación conserva su espíritu inicial de desarrollar integralmente a los estudiantes, acercándolos a los principios fundamentales de la ciencia, la ética y al proyecto de libertad, ahora, en cambio, se soslaya lo anterior por la formación de competiciones ( o intelligentsia técnica) y competencias (o intelligentsia profesional).
            En cuanto lo importante es vender, entonces la competición será la formación de capacidades no solo del manejo de las tecnologías de punta, sino de productores de innovaciones tecnológicas destinadas al mercado mundial. La competencias, serán la aplicaciones de las novedades tecnológicas en la teoría y práctica de las actividades profesionales, como la medicina, el derecho, las ingenierías, la docencia etc. Por supuesto los contenidos meran recursos no conocimientos acabados, derivados del dominio de la telemática, la cibernética, lingüística, matemáticas, lógicas y por supuesto idiomas. La mercantilización del saber, entonces, es una consecuencia inevitable. El éxito de la modernización educación  por tanto, no dependerá de la legitimación del conocimiento sino de la eficacia en el mercado global.
Si en el mundo desarrollado la orientación tecnocrática funciona, precisamente por sus tradiciones en la producción, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y principalmente por la tradición del sistema educativo. En los países marginados del desarrollo industrial, en cambio, las innovaciones pedagógicas encuentran en la práctica evidentes obstáculos. Las reformas educativas, mas que orientar la práctica escolar quedan en discursos más o menos brillantes, pero en su contenido, tal como lo describe Hamlet, sólo son “palabras, palabras, palabras”.
En este sentido residen los límites de la Reforma Educativa en nuestro país. Esta medida en su intento por modernizar el sistema educativo, se olvida la situación histórica y la tradición educativa. No se trata de elaborar apologías de la llamada escuela mexicana por su indiscutible ampliación del servicio, el contenido social de las enseñanzas y su participación en la consolidación del estado nacional; sino de ocultar las barreras, muchas veces invisibles, que impiden el tránsito a una modernización auténtica.  
Una simple mirada a nuestro pasado, pone en evidencia, las crisis y reconstrucciones de nuestro mundo o de nuestra cultura. La tarea de construir o reconstruir el ámbito de la existencia es propia del intelectual. Los discursos filosóficos expresan el modelo de la organización total de la sociedad, con el propósito de crear las condiciones de realización de las finalidades del sistema. Gramsci afirma: “(…)el empresario capitalista crea junto a él al técnico industrial y al especialista en economía política, al organizador de una nueva cultura, de un nuevo derecho, etc.,”[5]. Por esta razón las comunidades intelectuales resultan un conflicto de permanente discusión entre los intereses hegemónicos, las tradiciones filosóficas y las concepciones emergentes.
            El término intelectual se acuña a finales del siglo XIX. Desde entonces existe una preocupación por definir este concepto. Si bien es cierto que todos los hombres manejan ideas, hacen inferencias, construyen metáforas no todos son intelectuales, porque éstos desarrollan la función de diseñar el modelo de la cultura. En ello radica su importancia.
            La formación del intelectual en las sociedades modernas está a cargo del sistema educativo. “La escuela, apunta Gramsci, es el instrumento para formar los intelectuales de diverso grado. La complejidad de las funciones intelectuales en los diversos Estados se puede medir objetivamente por la cantidad de escuelas especializadas y por su jerarquización: cuanto más extensa es el "área" escolar y cuanto más numerosos son los grados" "verticales" de la escuela, tanto más complejo es el mundo cultural, la civilización, de un determinado Estado.”[6]
            Por tanto, la sustitución del intelectual por el técnico, como lo pretende la modernización significa eliminar, por principio, esta función social, con una tradición invaluable. Esto no sólo significa someter a las generaciones futuras a una racionalidad instrumental, sino eliminar la posibilidad de construir un orden capaz de dar sentido a las distintas prácticas sociales en un mundo completamente desbocado







[1] Cfr, Wallerstein, Immanuel. El moderno sistema mundial. T. I, II. España, Siglo XXI Editores, 2009
[2] Cfr. Beck, Ulrich. La sociedad de riesgo. La nueva modernidad. España, Siglo XXI Editores. 1989 
[3] Lyotard, Jean François. La condición posmoderna. Informe sobre el saber. México, Red Editorial Iberoamericana S. A; 1989
[4] Lyotard, Jean François. Ob.cit. 93
[5] Gramsci, Antonio. Los intelectuales y la organización de la cultura. (Apuntes) http://ensenadadigital.net/fundacion/images/M_images/fund/gramsci.pdf. 8 de Enero de 2013

[6] Ob. Cit. 8

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