viernes, 7 de diciembre de 2012

SI ME HUBIERAS AMADO


Juan Hernández Ramírez


Si me hubieras amado
no habría lágrimas
en las hojas de la noche.
El camino sería corto
en el encuentro de la madrugada.

Si me hubieras amado…
todavía volarían las calandrias
pintando de oro la lluvia
y cantarían para nosotros en la aurora.

No se hubieran secado los lirios
que habitaban en la orilla del sueño,
ni las libélulas habrían roto el espejo
del estanque donde se espejeaban.

Aquí,
bajo la luna y sobre una piedra,
estoy sentado mirando el aleteo de la noche;
sin luz, sin palabras,
sin viento.

Si me hubieras amado…
los zapatos de mis pies
no tendrían el lodo de siglos
nombrando la ausencia.



El llanto de la lluvia
cae sobre mi piel
y las hojas del árbol viejo
se amontonan en la tierra
como pétalos deshojados.

Los pájaros se pierden
en la ventana de otros árboles
y no tienen tiempo de nombrar
las huellas que deja el otoño.

La cascada ya no canta para mí
y las flores se marchitan y se deshojan
antes de recibir el beso de la mañana.

Si me hubieras amado…
me hubieras dejado entrar a tu casa
iluminada por el resplandor de pájaros
sin tener que esconderte de la noche.

Tú iluminabas el campo
como una flor con luz de agua
y yo me mojaba con la luna llena
y mis sueños eran de maíz maduro.

Si me hubieras amado…
no te hubieras desprendido
del arco amoroso de mis brazos
huyendo como dardo sobre el viento.

Mi grillos no hubieran muerto
con el estallido de la luna blanca
cuando caminaste lentamente
por las manos de otras noches.


Mis palabras y mis besos
se rompieron en polvo
borrando nuestros nombres
del oro de las auroras.

Ya no cantan los pájaros para mí
y la tristeza tiene  lágrimas
por los solemnes cantos de luz
que incendiaban los amaneceres.

Hoy, camino desnudo de ti
con hondos y amargos silencios.
La luz de mis noches,
es luna herida.


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