viernes, 7 de diciembre de 2012

Huey Cuéntame un cuento cariño.



Rafael Mario Islas Ojeda

“Si me miras con ojos de que te cuente un cuento,
Te contaré en voz baja la historia de un rosal:
No importa si sonríes pensando que la invento,
Pero ojalá que nunca te suceda algo igual.”

-¡Cuéntame un cuento cariño!
- Al escuchar esta petición, no pude menos que sonreír recordando con nostalgia aquella voz que me hacía pedidos similares  en lejanas tardes. Esta vez decidí contar una vieja historia de amor.  Porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo.
Pues bien amada sabrás que hace tiempo en esta tierra del Anáhuac, hubo un  hombre que vivía en la montaña de la estrella cercana al mar, y quien después de muchos años de peregrinar por la vida y el mundo, en la rueda de la experiencia humana, tratando de dejar atrás viejos errores pasados, un día  volvió a una bella ciudad  de la planicie alta a los pies de la montaña que humea. Ciudad que habían construido seres alados que la trazaron con hilos de  oro y plata en los viejos tiempos de la Colonia y en donde había dejado amigos de su lejana juventud. Al regresar al lugar se sorprendió de rencontrar a una bella señora a quien había conocido siendo ella una hermosa y pequeña niña. El reinicio de su amistad los acercó más, pues los dos habían formado familia pero ahora estaban solos y la confidencia de sus vidas los entretenía en largas conversaciones. Por lo que comenzó a visitarla más a menudo. Convirtiéndose en un huésped frecuente de su casa. Poco a poco él se dio cuenta de que la gran amistad que sentía, se transformaba en otro sentimiento más profundo aún. Estaba enamorándose de Xanath, la bella dama de ojos claros y mirada brillante y serena.
Un buen día ella viajó hasta la región donde él vivía, para pedirle que la acompañara a la celebración de vida de una amiga. Pese a la alegría de recibir su visita. Él no pudo corresponder y recibirla como huésped, pues no se atrevió a invitarla al lugar donde vivía, una pequeña cueva con escasas comodidades donde había buscado refugio de los males de su vida pasada, pues quería causar una mejor impresión.  Sin embargo y a pesar del respeto que le tenía se atrevió el  a confesarle sus sentimientos, a los que ella correspondió y quedaron de encontrarse nuevamente en la costa de la mar, cercana adonde él vivía. Gabriel (que así se llama nuestro personaje) le había contado de los bellos lugares que tenía en su verde región por lo que hicieron planes para llegar un día  a la cuenca donde las mariposas se bañan en el río, y este por las noches se ilumina con pequeños seres alados que prenden y apagan sus luces en un romántico concierto. Llegado el día recorrieron la costa y el poblado. Navegaron felices por las márgenes del río y mas tarde antes de regresar a sus lares, ella lo visitó por primera vez en su refugio y aunque quedó defraudada por la humildad del lugar. No se lo dijo pese al mal presentimiento y así prosiguió la relación. Él por su parte pensó que si su afecto era sincero no le importaría pasar la noche en la cueva. Pues como estaba enamorado no creía que tales circunstancias afectaran su sentir que fue creciendo al impulso de sus alegres paseos y de recuerdos que compartían por lazos familiares y personales, además del afecto y el aliento que ella le brindaba.
Así se sucedieron los encuentros y las manifestaciones de amor, él amo entonces todo lo que a Xanath rodeaba. La diosa Metztli, la Madre vieja, reina de la noche y las palomas mensajeras llevaban los mensajes que día a día a todas horas cruzaban los amorosos. Gabriel sintiéndose inspirado comenzó a hacer planes para cerrar todos los círculos de su pasado, para fluir y dejar atrás todo los nudos que le ataban en su vida, su cueva y su región; pidiendo a los antepasados de ella y de él; el permiso para consagrar su vida al cuidado de su amada hasta el fin de su existencia. Sin embargo un día por misteriosas razones ella cambió súbitamente su estado de ánimo y le prohibió visitarla. Gabriel no podía dar crédito ni comprender el cambio ocurrido, pues sus expresiones de afecto mutuo eran promesas de amor, y había llenando su alma de ilusiones y esperanzas, pensando haber encontrado al fin a la mujer a quien podría consagrar sin reservas el resto de su vida. Ella le dijo que no buscara razones que simplemente no lo amaba y aunque había hecho un esfuerzo no había podido llegar a quererlo. Haciéndole prometer que no intentaría ponerse en contacto directo con ella ni a través de sus familiares, Xanath cerró todas las vías de comunicación arrojando al fuego todo vestigio de la relación sostenida con Gabriel. El sintiendo su corazón partido comenzó a morir de amor pues había cifrado con sinceridad su afecto. En su desesperación llegó a maldecir a la diosa Metztli por reírse de su desventura.
Al paso de los días y por la imposibilidad de comunicarse con su amada. El pequeño mundo de Gabriel se tornó más y más sombrío, su mente desvarió y el dolor de la perdida lo inmovilizó, hasta que un buen día una voz interna lo alentó a seguir realizando sus planes originales de enderezar su ser y completar el cierre de sus  pasadas experiencias, para poder salir de la negrura que le invadía. Los días transcurrían lentos y en total alejamiento de los acontecimientos del mundo. Las fechas en que acostumbraba viajar a visitarla significaban una crisis emocional al ya no poderlas realizar, aun así conservó su fe y una débil esperanza en mejores días.
Las crónicas nos dicen que tiempo después Xanath había emprendido un viaje al centro del  país para cuidar de una de sus más amadas familias. En una ocasión debido a las desviaciones del camino para hacer reparaciones, la viajera a su regreso fue interceptada por un grupo de maleantes quienes la raptaron y llevaron a una amplia caverna subterránea cerca de la montaña. Contactando a su familia para exigir un cuantioso rescate. No obstante el peligro por la seguridad de Xanath mientras se negociaba con los secuestradores el rescate, se inició la investigación y búsqueda de los maleantes y de la propia Xanath. Sucedió entonces que el centro del País fue sacudido por un terremoto muy fuerte como los  que de tiempo en tiempo se daban en esos lugares. El grave temblor cerró el paso y la entrada a la cueva donde se encontraba Xanath y aunque para entonces se había aprehendido fortuitamente a los secuestradores, la posibilidad de encontrar y rescatar a Xanath disminuyó. Se esparció la noticia que llegó hasta Gabriel quien (rompiendo su promesa) se puso en contacto con su familia. Supo entonces además que la razón por la que ella había terminado su relación era una grave dolencia y la inseguridad de poder corresponder a su afecto, pues  fantasmas, temores y el presentimiento por el significado de la cueva en que él vivía podría interpretarse como un mal augurio  de su verdadero carácter, causa de su pasado y una mala prospectiva en su relación, si no se restauraba la rueda vital en la vida de Gabriel.
 Al saber todo esto y ante la angustia por la vida de Xanath, Gabriel sacó fuerzas de su espíritu negándose a aceptar la derrota, la debilidad y el desanimo e imploró a los antiguos dioses que le permitieran encontrar la forma de encontrarla y llegar hasta ella. Gabriel hizo su ofrenda  de purificación y petición como Patliteotl ó Ijiyoteotl, su nombre indígena que significa medicina de Dios. Pues aunque cristiano descendía de la estirpe de Xicohtécatl el Joven, guerreros de tlaxcallan, hijo a su vez de  Huehue Xicohténcatl. Orador y poeta, hijo de Atzahua, señor de Tizatlán del señorío o cabecera de Tepeticpac por otro nombre Texcalla, y después Tlaxcala.
Los dioses: la Huey Citlallin (Estrella grande, el lucero vespertino y Tlahuizcalpanteutli, “Señor de la Aurora” se apiadaron de su alma y cuidando de no provocar la ira de Metztli, lo invistieron del poder de adquirir otras formas y así se convirtió primero en istakuautli (águila de cabeza blanca) que voló para localizar el lugar del derrumbe; y luego en río cuyo cauce había de infiltrarse por un sumidero en el cual encontró los resquicios para penetrar entre rocas y tierra, hasta llegar a la caverna; donde pudo ver al fondo de la misma entre bellas formas fractales, a Xanath extenuada por el cautiverio.

Pero  todavía faltaba acercarse a ella y  filtrándose gota a gota y tomando el,  la forma de una estalactita excéntrica construyo un puente que lo unió con ella quien figuraba como una estalagmita de gran pureza e intenso color blanco. Cuando esto sucedió permitieron los dioses que se abriera la caverna iluminando la formación que representaba un puente en forma de corazón. Aún débil como se encontraba tras el cautiverio y deslumbrada por la luz Xanath se incorporó para tratar de salir de la cueva.  Al instante recobro él su forma humana y así supo ella que era Gabriel quien la había salvado. Pronto salieron del lugar y la buena nueva se esparció por toda la región. Este fue el desenlace de la historia que alegró a propios y extraños, y si viajas al lugar aún puede verse la gruta  con la entrada en forma de corazón.
Llegado a este punto del cuento la voz me interrumpió: - ¿y eso es todo? - ¿Qué sucedió después, ¿ella cambió su actitud? ¿Se casaron? ¿Fueron felices y comieron perdices? ¿Pudo él lograr estar unido a ella para siempre?
- ¡Ah! Amada respondí, pues si hay un final que solo yo se, y tu tendrás que averiguar por ti misma… pero bien puedo decirte la moraleja del cuento.
- ¿y cual es esa moraleja?
“Gota a gota se taladra la roca más dura. Día a día se vencen los obstáculos y se ganan corazones.”


Xanath (pronunciado “sha-nat”) Flor escondida, Lirio blanco, flor de la vainilla; palabra de rigen totonaco
Metztli La diosa Luna.
Huey Citlalin, Estrella grande, que no es otra que Venus, el  lucero vespertino.
Tlahuizcalpanteutli, “Señor de la Aurora” o lucero de la mañana
Patliteotl de patli: medicina yl teotl: Dios,  energía cósmica.
Ijiyoteotl: esperanza de vida, aliento divino, señal de dios.
istakuautli (águila de cabeza blanca) de istak: blanco y cuautli: águila
Huehue: viejo, anciano.

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