lunes, 8 de agosto de 2011

EDITORIAL


Todas las acciones humanas tienen diversos motivos, es decir, no hay acciones sin motivo. Pero éstos suelen ser muy distintos de una cultura a otra, de un grupo a otro, e incluso entre una persona y otra. Hay quienes buscan poder, o dinero, o fama, o todo ello a la vez. Hay también quienes buscan prestigio y, en fin, existen otros motivos en el actuar humano, algunos menos comunes para sociedades como la nuestra.
Entre las diferentes motivaciones para actuar está por supuesto el ideal, es decir, la búsqueda de algo que aspiramos a ser como sociedad, aunque nos demos cuenta que no se puede lograr por completo. Pero esto implica una motivación diferente, requiere estar más allá de intereses puramente materiales y egoístas. Mayores dosis de ideales y de inegoísmo hacen falta siempre, pero hoy nuestra nación lo necesita más para ir al encuentro de mejores planos en la vida comunitaria, y para desterrar la ola imparable de violencia que ha sembrado raíces en estas tierras.
Dice un dicho que hay que predicar con el ejemplo, y José Martí dijo, entre muchos de sus elocuentes pensamientos, que la mejor manera de decir es hacer. Eso es exactamente lo que nos hace falta hacer a los adultos, a los políticos, empresarios, profesionistas y demás personas que realizan actividades en la vida social: predicar con el ejemplo y hacer lo que se dice; no decir una cosa y hacer otra. A los mexicanos nos hacen falta líderes congruentes, sanos de pensamiento, preocupados en verdad por los problemas comunales, sin más interés que cumplir con una meta de su propia vida, ajena al afianzamiento mundano de tener y buscar ser más que los otros.
Así, sin ánimo de ser profetas, ni de dar recetas, ni de tener la verdad en la bolsa, ni de querer darle consejos a los demás, nos propusimos en Tlanestli buscar a profesionales con ideas y preparación, con ideales sobre la sociedad y con experiencia en la educación y en la vida, para que aportaran su saber en estas páginas mensuales. Por otro lado, se trataba de que Amanecer circulara entre lectores diversos interesados y relacionados en y con la educación, la historia, la literatura, y con otras ocupaciones en la comunidad, desde personas con una escolaridad básica hasta profesionales con posgrados. Lo más importante es que fueran lectores. Eso se ha logrado hasta hoy, aunque todavía con un público limitado en cantidad.
Estas palabras tienen su explicación en que el periódico que tienen ante sus ojos cumple un año con este número 12. No hay una instancia pública o privada que haya subvencionado hasta hoy la publicación, ni siquiera en una mínima parte. Quienes escriben han pagado además una suscripción anual voluntariamente, y algunos de nuestros lectores también han pagado una suscripción. Fuera de ellos, unos cuantos amigos han aportado por iniciativa personal y voluntaria una colaboración económica simbólica. Definitivamente Tlanestli aparece por el deseo de divulgar el pensamiento, las ideas y las experiencias, para ponerlas a debate entre los lectores.
Para cerrar este editorial, viene a propósito una cita de Samuel Ramos tomada de su libro El perfil del hombre y la cultura en México, “El pensamiento es la posibilidad de aprovechar el recuerdo de nuestras experiencias en favor del presente y también, al mismo tiempo, el órgano para la previsión del futuro. Pero es, sobre todo, en cuanto a inteligencia y comprensión, la ventana para asomarnos al mundo y ponernos en comunicación con los hombres y las cosas. Representa por ello el instrumento que nos pone en relación espiritual con la sociedad y con el mundo y permite fijar nuestra posición en éste”.


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