miércoles, 9 de febrero de 2011

Apuntes para la educación de un futuro cercano.

Por : Manuel Gámez Fernández
Cuando en el ámbito educativo se trata de planear la educación del futuro cercano es necesario considerar planteamientos apegados a la realidad de las posibilidades económicas, culturales y humanas. Algo muy simple, pero que continuamente se ignora en el sistema educativo mexicano.
El análisis de los informes de pruebas internacionales como la prueba de PISA de 1999, a pesar de la defensa, por cierto equivocada, realizada a principios de enero por el Secretario de Educación Pública, donde en un afán de minimizar el problema comparó años que no eran comparables, nos indica que internacionalmente los niños y jóvenes mexicanos presentan desventajas en el conocimiento y manejo de habilidades de las ciencias, español y matemáticas. El resultado es que México obtuvo el último lugar entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Este resultado así de frio es necesario aceptarlo, ya que nuestras escuelas no están preparadas para descartar la enseñanza tradicional y entrar de lleno en la enseñanza activa, participativa, estimulante, creativa, que ciertamente requiere de instalaciones adecuadas, equipo, apoyos didácticos, infraestructura, presupuesto y una organización que le otorgue mayor capacidad de gestión a los planteles educativos.
 En estas dimensiones, que plantean el requerimiento de un nuevo modelo de enseñanza, así como un contexto dotado de recursos y de una dinámica organizacional moderna, es necesario situar las proyecciones hacia el futuro.
Si bien los servicios de la educación básica mexicana se encuentran en un proceso de reforma, transitando hacia un modelo de enseñanza por competencias, desde septiembre de 2008 los especialistas del Departamento de Investigación Educativa (DIE) del IPN manifestaron que los malos resultados académicos obtenidos en pruebas nacionales e internacionales no son responsabilidad de un plan de estudios, atribuyendo el problema concretamente a la formación de los maestros, la infraestructura escolar, la elaboración de materiales y la gestión escolar. Propuestas que coinciden con el planteamiento anterior.
Por otra parte, existen problemas que están focalizados en servicios muy específicos, esto se aprecia en los resultados de la prueba Enlace 2007 para español y matemáticas que se manejaron en el anexo estadístico del Programa Alianza para la Calidad de la Educación, donde se exponía que en el grupo de 31,662 escuelas primarias y secundarias públicas que obtuvieron bajo rendimiento, se encontraban 7,866 primarias que pertenecían a CONAFE y educación indígena, representando 54 % de las mismas , asimismo 11,472 secundarias, de las cuales el 67 % pertenecían al subsistema de telesecundaria. A la fecha esta situación prácticamente no ha cambiado.
La conectividad es un factor sumamente importante para introducir el uso de la red de internet para fines educativos, en el anexo en comento se reporta que sólo el 33 % de las escuelas primarias y el 29 % de las secundarias del país tenían conectividad. Otro caso extremo era el de las escuelas que contaban con equipo de cómputo para uso educativo indicando que en primaria de CONAFE sólo 151 escuelas (0.2 %) lo tenían, y en primaria indígena 4,877  que representaban únicamente el 7.5 %. Situaciones puntuales, entre otras, que en el futuro cercano deberían tener atención prioritaria, iniciando con su clara identificación, la descripción y análisis de su problemática, para después ponderar las posibles soluciones.
Se desprende que el sistema educativo debe poner una atención primordial en el factor docente, destacando de manera sustantiva sus potencialidades y proporcionando en todo lo posible los apoyos que requiera para su mejor desempeño, el factor docente como parte de un modelo sistémico donde la sociedad y la escuela se retroalimentan mutuamente, debe transitar hacia una figura profesionalmente sólida y respetable. Para esto se requiere que los espacios formativos se diversifiquen y adopten modelos escalables, tomando en consideración que los maestros en servicio necesitan cambiar y mejorar sus perfiles académicos.
En lo anterior juegan un papel fundamental los medios masivos de difusión y la sociedad en su conjunto, ya que un cambio de tal naturaleza requiere necesariamente de un cambio en la percepción del trabajo docente, y este cambio requeriría también que las dos fuerzas laborales que mueven el cuerpo magisterial, la oficial y la sindical, tendrían que darle mayores espacios de libertad para que cumpla fundamentalmente la función social que tiene encomendada, esto significa simplemente “anteponer ante cualquier circunstancia el cumplimiento del servicio educativo”. Para muchos esta puede ser una máxima idealista, sin embargo, este compromiso tendría  efectos sustanciales en la mejora general de la educación.
La infraestructura y los materiales educativos son también determinantes de primer orden para el avance del sistema educativo. Instalaciones dignas y bien dotadas son un factor elemental para que los procesos educativos conduzcan a resultados promisorios, es necesario abatir el rezago en infraestructura física y equipar con laboratorios y equipos modernos los planteles que lo requieren, es urgente eliminar las escuelas que trabajan debajo de un árbol y modificar esos modelos que no han dado resultados en más de dos décadas, asegurando para los niños de las micro localidades una enseñanza de primer nivel atendida por auténticos profesionistas de la docencia.
Aunado a lo anterior, tendríamos que considerar los libros de texto y auxiliares didácticos y la incorporación de las más actuales tecnologías de la información y comunicación, las inversiones que se realicen en este sentido producirían un importantísimo beneficio de retorno, por ello, tendrían que establecerse mecanismos para redistribuir el presupuesto público eliminando dispendios y burocracia y evitando las diferencias entre instituciones educativas ricas y pobres, como ahora existen, ahorrarse el gasto que se está aplicando en un buen número de programas educativos inútiles, de bajos resultados, para que el beneficio de la educación virtual llegue a los niños de todas las comunidades.
La gestión moderna tiene que descentralizar decisiones hacia las diferentes regiones del país y dentro de los propios estados, es un hecho que la centralización ha sido durante muchos años un freno para que países como México salgan de su penoso atraso educativo, la propia Ley General de Educación marca la pauta centralista. Sin embargo, es necesario cambiar, una gestión escolar para el futuro cercano debe plantear modalidades de mayor autonomía en las escuelas, dentro de un esquema participativo donde se considere la opinión de docentes, padres de familia, autoridades locales y también de los alumnos, ya que ellos son los usuarios y fin estratégico de todo el aparato educativo; de muchas decisiones que se toman habría que preguntar primero a los alumnos, los cuales en programas que provienen de instancias centrales usualmente son ignorados.
En este esquema de posibles acciones para conducir el sistema educativo hacia un futuro cercano que atienda los problemas actuales y ofrezca mejores resultados, es importante el termómetro de lo factible, estimando en primer término el monto financiero y sus impactos laterales, ya que estos últimos por lo general se le cargan a los maestros o a los padres de familia. Cuando se diseñe un programa que implique la dotación de equipo informático, de laboratorio, para talleres o de otra naturaleza, debe preverse el costo de su mantenimiento o reparación. Asimismo, las metas deben ser realistas y ajustadas a las posibilidades económicas, evitando caer en programas truncos o incompletos que muchas veces provocan un retroceso y un gasto dilapidado.
El factor cultural exhibe múltiples dimensiones que pueden impulsar o detener un programa educativo, no son iguales los docentes, alumnos y padres de familia de una ciudad que los de un área rural y mucho menos parecidos con los de regiones aisladas y marginadas, por ello las estrategias para mejorar un programa existente o para implantar uno nuevo tienen que ser distintas y previstas con suficiente anticipación, cosa que no es común en las decisiones del sistema educativo, donde es muy normal la improvisación y generalización de programas.
Finalmente, el factor humano tiene un peso determinante en los resultados educativos, aquí tendríamos que mirar nuevamente hacia los maestros, un dato que puede revelar el comportamiento de los docentes es la edad, es muy normal que hacia la tercera edad las personas se cansen con más facilidad o que tengan deseos de disminuir su ritmo de actividades, otros quisieran ya no trabajar. Igualmente las características de los maestros en sus formas de vivir son factores que influyen en su quehacer educativo, sin embargo, prácticamente son ignoradas.
Como se afirmó anteriormente, muchos de los problemas fundamentales del sistema educativo se tienen bien identificados, se requiere hacerlos evidentes para todos y pugnar para que las decisiones conduzcan hacia su solución.













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